lunes, 11 de abril de 2011

LOS ECOS DE SAGRADAS OQUEDADES / de José I. Restrepo


HACIA LA HORA 22

Imagen74

Dónde es el alma,
en qué lugar
con ayuda de manos, ojos ,boca,
paciencia, deseo, un algo de mutismo
y el silencio esparcido de mis cantos
- conciertos al atardecer de aves sin nombre -
dónde en el alma envuelta en cicatrices
por amar ya atendido tantas veces…
Donde, por Dios, poner esa sonrisa
fugitiva ilesa de tus ojos,
luego del trámite incoloro del día
que sumaste como otro vagón corto
enganchado a la línea firme
de la vida inconclusa,
dónde mujer poner,
dejar,
querer,
esos inmensos ojos que hacen gala
de acompasarse a tu sonrisa ilesa
cada segundo de cada hora,
que por ellos tu alma respira,
negando de plano esas querellas
de tinta irrebatible con olor a dogma,
que vienen de otras direcciones
y el viento nos las trae
y tu sonrisa brota,
y él obediente se las lleva,
como certero dueño de las galas perennes
de los astros cercanos,
que enhebraran la luz a tu verdad
y la dejaran para siempre
en el oscuro acento de los bordes,
cercana a nuestras manos…


PEQUEÑO INVENTARIO CON METÁFORA

..

La caída sincera de las hojas que ya no son verdes,
que ya ni tienen color,
la tierra ensimismada pariente desde ayer del árbol
fervientemente espera…
Nada siniestro,
esta fe de los altos cuidanderos
que va inscrita en la abierta semilla
desde el lejano día en que los soles
enamoraban lentos a las lunas,
y que se advierte también
en cada rasgo de sublime esperanza
en los tibios sentimientos de los hombres
aunque ellos se nieguen a admitirlo,
perfila sin duda alguna el tono de los rostros...
Y entonces en las manos aumenta
si se trata de seguir el curso
ese drama del calor en cada poro,
el curso impostergable de la vida
que ordena que se caigan esas hojas
y que protejan abiertas en el suelo
a las nacientes semillas,
cubriéndolas del sol irreverente
o de las largas tormentas,
como enuncia dentro mío que no calle,
que emerjan mis palabras a esta hora
para frescos vientecillos prodigarte,
en silabas de bálsamo sonoro
que de algún lugar ayer robé
para dejarlo aquí…
en las lindes de tu rojo corazón,
aunque no bien sepamos los porqués,
ni tampoco los cómos,
y extensos y callados y perdidos,
sin mapa astral ni creíble calendario
que prediga la tarea y su destino,
para de algún modo
encontrar los cuándos…


JOSÉ IGNACIO RESTREPO Copyright ©
• Reservados todos los derechos de autor

1 comentario:

  1. Solo me veo descifrando mis enconos, sendas agridulces vestidas del duelo estelar de los osarios de dioses olvidados o sin nombre, y vos, que derribas realidades inocuas para sembrar graciosos oropeles, dime si no son los brillos en tus ojos los caminos lejos que han ideado para mi, mis toscas huellas...

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