martes, 1 de julio de 2014

TOCAR MADERA / Poesía de José Ignacio Restrepo


A UNA AMIGA DE MADERA


Te lo digo hoy,
hoy que no hablo y apenas pensar puedo,
cuando miro hacia atrás y la ventana
es el único sitio temperante,
donde puedo nombrar mi regocijo,
y mirarte feliz,
sin verte, negra,
la ventana donde angustias tú sentías
porque yo no llegaba,
porque tú no sabías dónde andaba,
donde diablos andaba con mis pasos,
si esquivando peligros,
o enlazado
con alguna de pechos abundantes
sin nombre, ni conocida filiación...
una puta
como dice la canción...

Ya no tiene el color que tuvo entonces,
hoy es de un tono aceitunado,
pero puedo decirte que la amo
por las lágrimas tuyas
que ella tiene,
ese marco que fue su apoyo entonces
su adherido paciente, noble amigo,
aún está completo y se ve fuerte,
seña es de que no fueron tantos
esos amantes llantos de mujer,
pero sabia la madera
que absorbente
sostiene de la mujer su gran amor,
mientras nace en el pecho que ignorante
anda por ahí sin darse cuenta,
que esa vela duele, escoce, arde,
y agota muy adentro ese querer...

Ya vive nuestra vida en otra parte,
vine por aquí a dar las gracias,
a la casa, pero más a la ventana
que la sostuvo a solas tantas noches
en medio de preguntas
y de dudas,
con la mirada perdida en el vacío
de la calle que abajo se bifurca,
por donde mi aliento
tardío se veía
a la luz infatuada del farol,
y al tiempo que sus pasos se tomaban
para llegar corriendo hasta la alcoba
y en un momento
dándole a Dios gracias,
meterse de un envión en las cobijas,
cerrando los ojos y callada,
tantas veces como llanto en la ventana,
por eso gracias amiga,
ventana que paciencia le tuviste
y socorriste su duda y su quebranto,
hasta que yo comprendí
y dejé de quedarme en esos juegos
donde siempre perdí...

JOSÉ IGNACIO RESTREPO
• Copyright © 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...