domingo, 30 de noviembre de 2014

VERDAD ES QUE NO OLVIDO .../ Poesía de José Ignacio Restrepo



AL NO OLVIDO



No se supone que sepa de memoria
todas las cosas dichas por los otros,
a duras penas cargo con lo mío
y pongo en mi bolsa lo que es tuyo,
para que nunca pase, amor, un frío,
y vaya a constiparse por descuido,
o por duda de amor que llamo yo,
a ese olvido con grumos por el sol...
Este ir apegados tanto tiempo
sosteniendo tu derecho con mi izquierdo,
ha logrado que sienta como mío,
lo que es tuyo por bien y por derecho,
no te creas, sé que no me perteneces
y que es dada por instantes esta ofrenda,
pero qué puedo decirte, virtud mía,
en la carne a diario confundida
hay calores que no pueden olvidarse,
sobre todo cuando llegas algo tarde
y las ropas se quedan en el suelo,
resintiendo la baldosa que está fría,
pues se alarga impávido el invierno...
Y las cuerpos se juntan destapados,
y se callan las bocas de los dos,
tras el beso que desde antes aguardaba
viene todo, las sales y el azúcar
y el calor que se funde sin decir
una sola palabra intransigente,
en este imperio amable que no vemos
y que será imposible
que olvidemos...

JOSÉ IGNACIO RESTREPO 
• Copyright ©

sábado, 29 de noviembre de 2014

LOS HIJOS QUE YO TENGO CON TU VOZ / Poesía de José Ignacio Restrepo



VIENEN TUS ECOS


Se me ha quedado tu voz
pendiente de los hilos de mi oído,
gobernando sin hacerlo este momento
en que te cuento en versos
el sentimiento que agradece todo,
incluso lo que falta,
además de lo que no aparece
escondido en diarios de fatiga
e incómodos pedidos
que no oí...
Se me ha venido tu voz 
ahora hasta aquí,
cuando molía palabras atrasadas,
y te veo volver de retiradas
que no pedí o planeé,
pero se dieron,
y entonces danzo, digo los amenes,
que tenía para rezos detenidos,
les quito lo que tenían adherido
como angustias destacadas
y ribetes,
y les pego tu idílica hermosura
que no logra borrar
tus pelos grises,
ni los bordes ampliados de tu carne
que conoce mis manos y mis ojos,
y que aún me llenan de contento
cuando vienes y te muestras para mí...
Tengo tantas canciones que no canto,
y tantos besos
que hago en estas citas,
cuando te hallo sin mi en mi pensamiento,
esperando a que todo nos ocurra,
sobre todo lo bueno
lo bueno, amor,
sobre todo lo digno de llevar
a las verdes colinas
del recuerdo...


JOSÉ IGNACIO RESTREPO
• Copyright ©

jueves, 27 de noviembre de 2014

CUANDO VIENE LA SANGRE / Poesía de José Ignacio Restrepo



ATADOS



Vericuetos de llama y de cristal, 
que dicen entre dulces movimientos, 
qué soy, qué me vive, qué deseo, 
posibles también de redibujar 
lo que que me hace dudar
que a veces simplemente
es mi sustento...
Temblores que no sé sin son ajenos
o si por el contrario de mi carne
respiran por mi sacro escapulario,
que da a mi pobre vida esta elocuencia,
de tomar lo que traigas de alimento
y compartir mi piel,
mis carnes blancas,
mis rojas inquietudes bien templadas
mantenidas en vilo por tu causa,
que callan en mi boca,
murmurando
mientras comen la tuya al natural...

Besando cada estría, 
cada suave delirio, cada flanco,
esmerado, cautivo, exacerbado,
pierdo del tiempo infame su transcurso
y convierto el instante
en un trámite niño y natural...
aseguro que no tendrá buen fin
el sacrificio entero de lo mío
para que viva tu frugal presencia,
de más está decir que es por tu afluencia
que puedo repetir este suicidio
cada noche que llegas
amor mío,
a revolcar tu boca en mi de nuevo,
y no puedo decir que estoy callado,
pues nunca hable tan fino
y tan perfecto,
como cuando elaboro mi discurso,
sobre el trono de rojo, y miel que traes,
que es como un corazón,
como un reinado
vestido de un carmín casi morado
que es hecho de mi sangre,
y de mi fuerza,
el tono de mi beso
al natural...

JOSÉ IGNACIO RESTREPO 
• Copyright ©


martes, 25 de noviembre de 2014

UN TODO DE CARNE, MIEL Y HUESOS / Poesía de José Ignacio Restrepo



MEDIRTE  TARDE



Medirte el pelo,
que está lacerado por esos quicios de nácar,
extendido con celestes luminiscencias 
que han cruzado de ida y vuelta
diez veces la Vía Láctea,
a una hora 
en que burdeles y cuarteles han cerrado,
precisa dar el más convincente santo y seña.
Déjame,
abastece mis sentidos,
tómame desde adentro, yo me fío,
me ciego si me piensas hortaliza
y me clavas los dientes,
me dices mi manzana,
me salivas
y luego descansas tu mirada
donde todo comienza,
y sonríes buscando ese donde sinuoso...
un poco más allá vive mi risa.
En todo caso
resto de tus sumas,
convierto mis barreras en azules
para regarlos hoy en ese gris,
que ha quedado a vivirse en tu cabello
y hoy coloniza incluso 
esas hebras dichosas de mi lengua,
abajo de tu ombligo
y más allá...


JOSÉ IGNACIO RESTREPO
Copyright

lunes, 24 de noviembre de 2014

TODAS LAS SUMAS, LAS RESTAS / Poesía de José Ignacio Restrepo



MENTIRA A MEDIAS



Ese paquete 
que ya no está completo,
mentolado,
me mira desde la mesa
boquiabierto,
y al lado de dos tragos
espera que termines de hacer cuentas, 
remojó mi garganta con saliva
para no alzar mi copa mientras hablas
pero me sabe a anís recién cebado
y es del todo mejor
el que trae guardado
la botella...
Garabatos de sueños, poesía,
movidos en tus manos
como alas,
que mientras tú suspiras se acentúan,
y al frente hace maletas mi sonrisa
y emigra mi canción hacia el recuerdo
donde estuvimos solos y callados,
o haciéndonos en nudos dos espasmos
y cabría emoción
con nuestros cuerpos...
Qué pasa...
Porqué ya no le creo...
Integra suficiente cada cosa
mas el rostro está tenso como estatua,
y no teme que descrea su argumento,
mientras busca entre la caja otro pitillo
sin acabar de fumar
uno prendido,
que arde sobre la bella cenicera,
no culpable de nada de este hollín
desde el mítico comienzo
de los tiempos...
Le digo
pero ella continúa...
Es un discurso largamente preparado
para obtener de mi perdón profundo
más lo dicho tan bien, con tanto aplomo
no causa una sincera certidumbre...
Estoy con los ojos ya mojados
por todo este humo levantado,
que se hizo a mirar en mis retinas
mi discurso callado...
Qué pasa ? Lloras?
No...es el humo
amiga, amor, amante,
y este no poder creerte
tantas palabras armadas cual regletas,
que trajiste para explicar
nuestro dolor,
cual su fuera el conato de una fiesta,
cómo ignoras que yo ya te conozco,
que sé a qué le apuntas con la diestra 
y ese tic implorante de tus ojos,
repitiendo que mientes...

Y esos dos cigarrillos encendidos!
Ya es tiempo, recupero mi aire,
pagare la botella, ya me voy,
tu cancela el paquete de pitillos...
No te creo una palabra
de lo dicho...


JOSÉ IGNACIO RESTREPO 
Copyright 

CADA MES, SIN FALTAR / Poesía de José Ignacio Restrepo



LOS BESOS DE TU BOCA



A los besos de ti les pongo número, 
según por lo que llegan,
el pedido que atienden,
las ganas satisfechas que me dejan...
Como ebrio galeote que pasa por los días 
buscando condenas que pagar,
clavo en esta pared
los números logrados por tus besos,
luego los veo varados sobre el muro
con el rouge sucedáneo del recuerdo,
el lila avejentado de la prisa,
el púrpura atado al viento.
Y suelo pasar la yema de mis dedos
para sentir tus labios taciturnos
que antes se apoyaron en mi boca,
buscando el qué decir perdido
o el sentido de irse o de llegar
justo a la hora de mi cruel latido,
que escucha en la pared sin casi culpa,
sin un mejor motivo que reptar
buscando la razón del sueño mío. 

Y los finales de mes, bueno, los odio.
Esos besos que cubren la pared
se agolpan como párvulos hambrientos,
a que los mire, mi mano les extienda, 
mis yemas gastadas sobre ellos ponga.
Los voy tocando dn mísera y postrera
sucinta ocasión de ese día de purga...

Debo lavar la pared con sales y lejía, 
disculpar al mirar ese bestiario tuyo
de gestos envinados con gusto a calentura
y pintalabios.
Mañana habrá unos nuevos
de comienzo de mes,
acaso serán rojos, naranjas,
de un morado pleno,
o un gris muy solitario
que luzca por tal causa
avergonzado...

JOSÉ IGNACIO RESTREPO
Copyright

domingo, 16 de noviembre de 2014

VERDEAZULES Y SIENAS / Poesía de José Ignacio Restrepo


MIRADA


Cómo no temer a un adiós inesperado,
templarios hay que caen
sin que se parta en su pecho lanza triste,
sino solo algún grumo enajenado,
un desorden de hilos corrompidos
que le anudan de cuajo
y no le sueltan,
ese nido en que nace
diariamente la vida...
Desvelos,
y una llamada incauta de una voz
por el sol reconocida,
tan flaco que desgana hay cuando miro
paseando en la pieza
a la muerte sutil de un compañero de armas, 
tirado en su cama de longevo púber, 
pidiéndome con señas que no me vaya aún,
que le acerque a la boca
 el vaso con un poco de agua...
Veo cerca
ese día que ninguno espera,
ese día sin noche o noche sin día
que seguro no sé cuando llegará,
la marcha última de la madre, 
que es como el final del mundo...si. 

El final del mundo.
Cómo no alardear de sentir estos latidos
por solo ir pasando la sangre por las venas
cuando cantas recuerdos sin virtud,
plenos de rostros bellos que te amaron
e hicieron tu presente
plenitud...
Y todo dislocarse,
cuando suena en la radio una voz muerta
que te canta y renueva la esperanza,
una voz del pasado que acongoja
pero marcha en la tarde
con calmosa bonanza,
para perderse sin sombra
con la llegada de un nuevo pensamiento...
Cómo no pernoctar
a la orilla de impávidos recuerdos
que igual fueron adioses de la piel, 
y luego vestir con una lágrima sincera
esas partidas ligeras,
de personas que nos fueron necesarias, 
y que al irse simplemente prometieron 
enviarnos luego un saludo,
en esas cartulinas tan bonitas 
con tres letras atrás,
que dicen nada...
Otra vez,
cerrando solo esta noche,
mirando por la ventana,
sumo por las bienvenidas, 
la repatriaciones, 
los bautizos...
brindo por los abrazos en la arena, 
con solo el sol y la playa por testigos...



JOSÉ IGNACIO RESTREPO
• Copyright ©

miércoles, 12 de noviembre de 2014

ENTREGAR LO MEJOR COMO SI NADA / Poesía de José Ignacio Restrepo


 
 
PERSIGNO


Persigno tu recuerdo aún caliente
untando la yema del índice al pulgar,
me enseñaron que recibir es dar
separado por álgidos segundos,
hacen fila, sin ver,
pues son minúsculos,
y existen en la piel y la garganta
cuando tragamos mal
sin tener gripe,
después de que miramos ese punto
que todos dicen ser perfecta glándula,
- su boca, de misión comunicar,
asida a la cumbamba que es pequeña
y luego descendiendo a la garganta -
donde nace la vida y la ventura,
la vida y la tibia trascendencia
donde pasa de ser segundo breve
eternidad candente
en la pregunta
y máxima certeza en la respuesta...

Te dije te amo y luego te marchaste,
cerré la puerta lento
y sonreí,
y comenzó después como si nada
ese segundo primer giro del mundo,
cuando sentí la reja que cerrabas,
la vuelta de la llave,
y de la chapa...
Y dije para mi, la lleva el mundo,
la entrego en manos de lo desconocido,
sin mayor oración, sin una genuflexión,
sin un pedido...
entregar lo mayor, el bien tesoro,
ese árbol del cual guinda hoy mi todo,
mi todo y esa parte que vosotros
un poco de seguro conocéis,
palpitante mi rojo corazón,
se queda apegado diez segundos,
 a la puerta que todo lo separa...
y ahora estoy húmedo ante el agua
con mis letras,
mis silencios restados,
dejándolas desnudas al buzón,
para que sepa el mundo que no soy,
sin ese que del antes llega siempre
para rendirse al amor
que ella me da,
que ahora lleva guardado entre recuerdos
como si fueran niños, aves, surcos,
envaradas galletas de fortuna,
o rutinas de paso por el agua
o runas que suponen los futuros,
metido entre su bolso,
o soleadas perlas de un roto collar,
o pequeños arcos del triunfo 
dibujados en una hoja beige,
o apenas si me dijo
dos cerezas,
entre el fiambre de atún, pan y mostaza,
que soñó cubierto de frambuesa...

 
JOSÉ IGNACIO RESTREPO
• Copyright ©

domingo, 9 de noviembre de 2014

LOS MUY PACIENTES, QUE ORAN / Poesía de José Ignacio Restrepo




DOMINGO
( día del sol )



Se juntan pretérito y presente, 
formando un eslabón en nada corto...
pinceladas de cardos aún sangrantes 
sobre pétalos, durmiendo en una mesa, 
donde estuviste 10 minutos antes, 
amando sin hablar cada segundo,
todo lo que nacía de tu mente...
Vocingleras las ansias
se enfrentan a balazos con los dogmas,
y se derriban todas las fronteras,
y arden llanos y montes,
porque sufrieron palabras como gleba
y todo lo peor
se convirtió
en sueños de tener algo apreciado,
algo que fuera de verdad un gozo,
y no sueños,
y sueños,
soñados en mitad de bellos sueños...
Verjas debes salvar para llegar aquí, 
estaciones inermes 
que hablan de veraz desesperanza, 
pero llama 
palabra, sos mi guía,
que siempre habrá una lanza 
que podrá atravesar el corazón, 
de todos los dolidos y los no,
de los justos a tiempo
y lo que no...
si envías esa corte de fragmentos, 
de pecho, hígado vivo, pecho abierto,
fiebres por resentir, bonanza sacra,
en los tónicos y vivos astilletes 
de esta flor que derrama Tu Palabra...

  



JOSÉ IGNACIO RESTREPO
• Copyright ©
( Arriba, La Resurrección de El Greco )

jueves, 6 de noviembre de 2014

QUE EL VIERNES TRAIGA SOL / Poesía de José Ignacio Restrepo



 
TRISTE


Los poemas de amor
esconden miradas del silencio,
las dadas y también las secuestradas,
las breves, las hirientes, las distantes,
y aquellas mal vestidas de las culpas
que no dicen ni mu pero que culpan
cuando vuelven más tarde 
a nuestra mente...
Los poemas de amor escritos tarde
cuando quien duerme solo
ya va lejos,
en busca de que el sueño de un descanso
que al otro día le permita ser,
brillan por solitarias espesuras,
y desertan hasta ser llamados
porque tiene despiertas en el alma,
las calmas que le robamos a la noche,
en pasados recientes,
que pensamos probables
todavía
cuando miramos el retén quieto y cansado
que el otro tiene puesto en la cobija,
y sus líneas perfectas,
el borde de la espalda,
su cabeza,
y el cuello que se esconde entre su pelo,
tan pálido y tan solo
como algún cisne perdido de su lago
agotado y enfermo...
Los poemas que llegan en la noche
cuando los ruidos solo se oyen lejos,
tienen perplejos ritmos discordantes,
y se regalan manchados
de tristeza...
Al tratar de leerlos llega el llanto
pero no el mundialmente conocido,
sino uno de críptica solvencia,
que ha llegado nadando vehemente,
y no alcanza a salir de entre las letras
para mojarte los ojos,
o tentar estas letras a la muerte
que luego se las lleve,
pues son grises, fatales oropeles,
ordenanzas crueles y fallidas,
que ella no debe ver
cuando el alba comience...
Y acordados los unos de los otros,
y atendidas las quejas,
le disputo al papel ese derecho
de quedarse en lo escrito,
o simplemente rompo, boto, olvido...
poema reluctante, forajido
que testa su pericia por nacer
y después de ser visto por mis ojos,
caricias que no doy pues te dormiste,
profundo beso solo en mi mirada,
y mano llena del sentir vacío
que no puedes asir, mi cisne hermoso...
pues vas ahora  lejana...
con la manta de los dos
matando el frío,
saldando entre tu sueño deudas nuestras
de silencios tan tuyos como mios...


JOSÉ IGNACIO RESTREPO
• Copyright ©

miércoles, 5 de noviembre de 2014

ESPUMAS Y SENDEROS / Poesía de José Ignacio Restrepo




 TIBIAMENTE
 
 
Entonces saco las manos del agua
que sigue tibia,
tiene rastros de ti la bañera lacrada,
con los ojos cerrados yo puede retenerte,
es igual que apagar la luz que da al pasillo,
las cosas en penumbra
se bañan de colores entre pardos y negros,
figuras entornadas retirado el pestillo...
Esta bañera nuestra parece una gran cuna,
un pedido de amor
enviado a domicilio...
Mas,
no puede durar,
el día es una peonza que se gasta y se muere,
una herramienta efímera de vulgares modales,
que solo en la mañana y en la noche al volver
guardan señales claras
de eso que tanto une,
la piel que dividida se junta sin palabras
y deja señas ciertas al bañarnos aquí,
con espuma y senderos
y el color de la prisa,
mi desnudez a solas parece algo egoísta,
un pequeño autista pintando en el agua,
me tomo una instantánea
y la pongo en tu buzón,
casi puedo mirarte lanzando un improperio,
gritando majadero y luego mi bombón...

Solo,
 no tengo más
que volver al trabajo,
mientras veo tu cuerpo pasar por el espejo,
 tú mi bella promesa de las horas nocturnas,
realidad que me nombra
en el pecho y la mente,
donde vivo asombrado
de tu amor siempre nuevo,
 de tu anhelo por mi nunca bien explicado
y tu ansia de quererme
que amándote yo pago...


JOSÉ IGNACIO RESTREPO
• Copyright ©

lunes, 3 de noviembre de 2014

CON UN POCO DE RISA, ME PERDONAN / Poesía de José Ignacio Restrepo


 
 
¿TE CUENTO?


Retiro los pesares inconclusos
guardados en cajones bajo llave,
que recibieron vahos de ternura
en repetidas veces, tantos años,
no niegues que lo hiciste igual que yo
pues compartimos males y festones...
mejor los pongo hoy en otro lado,
pues puedo colegir en la mañana
que eran necesarios de algún modo,
olvidos más que tórridos reparos
tallados tanto tiempo con las manos...

Secuencias de los errores cometidos
en nombre del amor y otros pesares,
tomadas en las fotos familiares
que conservo en un album amarillo,
y como voy a ponerlo en la basura
para olvidar momentos sin sentido,
si los llevo en mi de cualquier modo,
bruñidos por el moho y por el tiempo
mojados, limpiados y secados
por lágrimas de llantos y de risas
y un trapo preparado para éso ...

Retiro las malditas inflexiones,
las palabras groseras desligadas,
esas cosas tiradas contra alguien
que no estaba siquiera frente a mi,
retiro ese fuego que quemaba
aquello que me hartaba sin remedio
porque estaba lejano y no vendría
aunque yo lo llamara de regreso,
aunque yo lo buscara como un loco
desde tempranas horas hasta el alba...

Y esa manía crónica impetuosa
de tirarme a llorar en la baldosa,
llamándote, odiándote, adorándote,
no servirá de nada, ya lo sé
pues de otra persona averigué
que estás lejos y ya no me recuerdas...
entonces, qué sentido a esta querella
donde solo uno de ambos pone algo,
mejor retiro tus fotos del estante,
y compro una cama diferente,
para dormir soltero nuevamente
y mandar el pasado donde sirve
lejos de mi presente y al carajo...

JOSÉ IGNACIO RESTREPO
• Copyright ©

sábado, 1 de noviembre de 2014

A VECES REGRESAS EN MI VOZ / Poesía de José Ignacio Restrepo



 
OSCURA QUE BRILLAS
 
 
 
Habitante feliz, 
de las fronteras de témpanos y hornos, 
cómo pueblas los ojos del labriego de ecos, 
cómo silbas iguales esas voces que fueron, 
para que sepa yo en la sola comarca, 
que aún tú me acompañas
en las alas viajeras
de la alondra mojada,
en las nieves que bajan
en forma de granizos
cuando llueve ternura
de las nubes de rizos...
y recuerdo qué fuiste en mis días egregios
en mi sola misión de tallar la memoria...
Habitante de amores, 
celadora impetuosa de mis causas y olvidos,
en todo lo que miro,
en todo lo que nombro,
te presentas en carne y espíritus contruídos
igual que aquellas ninfas de vino destiladas
que acamparon difusas
en mis cuentos de niño,
o como esas ya idas que partieron mis noches
y dejaron después
mis sábanas mojadas...
Hada de mis acciones, soberana perdida
cómo puedo olvidar que subiste conmigo
birlando soledades,
desafiando el estío,
y aunque luego te fueras en pos de alguna causa,
más allá de la muerte, más allá de la vida,
poblaste con tus fragancias
todas mis certidumbres,
para quedarte aquí
leyenda en mi morada donde hablas diariamente
desde el callado espejo que nunca ha sido avaro,
al que suelo llegar
sin paz y anochecido,
para darle cuestiones que me traigan tu verbo...
Asilado en mi vida,
sin nadie que me mire,
cuántos son los segundos que te entretuve, cuántos,
que luego devolviste para que yo sintiera,
bendigo así tu ausencia,
tu silencio, tu pausa,
pues luego puedo verte tan clara como siempre
sentada en mi jardín
sonriendo preciosa,
con la mano esperando a que llegue y te ame
y te mire y te alcance...
para darme tres flores sin igual escogidas
un lirio, algún clavel 
y al final una rosa...


JOSÉ IGNACIO RESTREPO
• Copyright ©
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...