lunes, 26 de enero de 2015

EL QUE SABE DE CUENTOS... / Poesía de José Ignacio Restrepo


DOBLE LECTURA


Siempre una bifurcación
naciendo sin ningún aviso
adelante nuestro,
un guiño de pesar o un fuego amigo
como hijo superior de las palabras, 
que nos mira sin prisa
apoyándose en sus piernas alargadas
- una entre el lodo vivo bien plantada
otra
como rasgón sobre el cemento
puesto en el callejón,
no hace una hora -
Detenida la burla entre tus labios
ante el silencio estruendoso solo mío
que se niega responder
lo que ya sabes,
deja lastre tirado por doquier
mesa, muro, dintel,
mantel, ventana, 
puerta, incluso...
el negro dormitorio,
con polvo de diez años y dos días,
mirándonos desde abajo de la cama...
las palabras colgando no son muchas...
Una escrita en el labio
viva apenas,
lucha por procrearse a duras penas,
y entre tanto mis manos penitentes,
parecen no saber de enfermedad,
nada saben de culpas presentidas,
ni de usuras de amor
en otras casas,
presienten que muy pronto
entablarán
batallas insidiosas con la bruma,
melancólicas puestas en escena
con la casa feroz por escenario
y el monólogo firme y extendido,
musitándole al público ausente...
- por favor no te vayas,
éso que tanto hirió tus sentimientos,
yo lo estoy soportando
hace mil años,
desde que solo era un niño 
un crío bello,
que buscaba entender bien a los otros,
por favor no te vayas,
ya entendí...-

Y la salva de aplausos retumbando,
mientras pones espuma sobre el rostro
y te afeitas,
y ves en el espejo
a ese lobo feroz
una vez más,
con cara de infeliz caperucita...

JOSÉ IGNACIO RESTREPO 
Copyright ©

sábado, 24 de enero de 2015

DIÁCONOS DEL AMOR / Poesía de José Ignacio Restrepo


OTRO ABRAZO


De pie
soportando un edificio,
mirándonos los labios como críos,
se nos olvida el mundo que se parte
en miles de pedazos,
y atomiza,
las mentes de los muchos que ya deben
estar mirando el qué
del cómo, y cuándo,
y tú que me recuerdas que ya soy
un viejo para estar apretujando
estas carnes de dioses y de faunos
que hace quince veranos
es ya mía...
De pie sinceramente nos besamos
allí en aquella calle
y a escondidas,
mientras el sol se gasta y la llovizna,
comienza a humedecer calles y muros,
es verdad
que ya se nos marchó la juventud
y que estas cosas las hacen los chavales,
pero qué le digo yo a mi corazón,
olvidadizo y llano como es,
que piensa que ahora es primera vez
y no puede aplazar este cortejo,
qué le puedo decir
ya es repetido,
ya antes te abracé, te di mi boca,
te dije que estaba loco por tu amor,
pero no fue en esa calle
fue por otra...

JOSÉ IGNACIO RESTREPO
• Copyright ©

martes, 13 de enero de 2015

USTEDES YA SABEN...ELLA TAMBIÉN / Poesía de José Ignacio Restrepo


CRISOL


De este caliz, Señor, no beberé,
dije recién ayer para invitarte,
a que des ese paso alucinante
y te sumerjas amor,
en el no sé...
El no sé qué pasará después,
no sé qué pasa en este instante,
cómo puede la letra en el papel
darle al alma pintura y colorido,
qué magia, sin razón o brillo nuevo
surge de esa mirada conocida
de la que no ignoramos ni un destello,
para que un instante aún sin nombre
dé color,
le ponga a todo nombre...
De este caliz, Señor, no beberé,
no pondré la miseria en la belleza,
no daré sustituta a su hermosura,
ni pondré a su blancura
grieta nueva,
en vez de convertirme en curador
de todo lo que a ella dé dolor,
y la prive de gracia
y la malogre...
Seré yo diariamente el que la honre
y ponga en sus oídos poesía
aunque ella no escuche,
sembraré
en su organza de pan estas dos manos,
poniendo lo mejor,
lo más granado
de la vida que tengo y lo que sé,
que mora desde siempre para ella,
tibio y bueno
en mi solo corazón...



JOSÉ IGNACIO RESTREPO
Copyright ©

lunes, 5 de enero de 2015

TODAS LAS CODICIAS LIMPIAS / Poesía de José Ignacio Restrepo




COLOFÓN



Restos de asolado asombro 
se me escurren de los labios, 
cada que algunos versos 
suplican restar blanco al papel, 
para pintar sin hacerlo 
a esta mujer cuyas gracias esperamos, 
pues en su boca cerrada 
también duermen nuestros besos...
Comer junto al buen grano 
el afrecho duro y repelente
con los dientes que aguardan 
la curbatura de su hombro
y la caída imperiosa de su vientre
al lugar donde nacen mis gemidos,
porqué no componer algún escrito
lleno de melancólicas figuras
y filigranas cónicas vistosas,
a los lugares bellos, majestuosos
que visten tu alma
cándida, preciosa,
que ha condondo mi silencio inoportuno
cuando va en busca de términoso propicios
para iniciar el baile o terminar,
ese premio de juntar, mi amor,
lo tosco mío
con lo hermoso tuyo...
Al perdón que sujeta el colofón
de mis acentos sobre tu existencia,
le debo ahora extender aromas recios,
yo sé que mi sudor no queda bien
para vestir el claro de tu aroma,
pero no tengo más,
sobre ti dejo
sudores que te tienen por origen
y también son en mi tu propio axioma,
uncidos a tu rostro y a tu cuerpo,
ese que tiene aún la carne firme
y el deseo febril siempre esperando,
donde suelo atracar
tarde en la noche,
sin ayuda de luz o faro alguno,
como esos barcos de mares inconclusos,
salados de la quilla hasta la proa,
que no se saben sueño
aún de alguna,
cuyo único pecado es bien creer...



JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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