jueves, 30 de enero de 2014

DETALLE DE CUADRO / Poesía de José Ignacio Restrepo



A LAS LETRAS


Crepúsculo que traes 
los ecos escuchados y queridos,
las voces más amables
alojadas de siempre aquí en mi espíritu,
que no sabía qué eran
y ya me hacían adentro sonreír,
y me hacían decir
palabras que no eran ni decían,
aunque todos reían
mirando como daba ese gran paso
entre solo llorar para pedir,
y mirar a los lados
y a lo alto...
Las mejores palabras y la voz
las oí cuando yo no comprendía,
dentro mío los ecos permanecen,
las miradas bruñidas de mi madre,
los silencios del padre,
que leía y a veces se dormía
muy cansado en una mecedora,
que antes fue
de mi abuelo,
de su padre,
y obviamente conservo,
siento en ella el trasero por las tardes...
Las mejores palabras las oí
recitadas por mí ya siendo noche,
provenían de libros heredados
con sus lomos cafés, negros, dorados,
tenían a sus padres en la tapa
con fotos no muy buenas de solapa,
en mayúsculas letras con su origen
diciendo de dónde eran,
cómo fue que se hicieron, cuándo fue,
y si fueron felices...
Esas voces de guías estelares
me trajeron acá de día en día,
y puedo asegurar que yo escuché
cada letra pequeña, cada pausa,
uncidas en sus líneas moldeadas
se oían a pesar de estar atadas
a ese grave silencio de la hoja,
que respeto y escucho
como ayer,
qué sagrado ese estruendo del papel
donde tantas historias me contaron,
de qué se hacía el mundo,
y el afuera,
que yo solo soñaba me tocara,
algún día de abril, o en una guerra,
o en una madriguera de cristal
frotándome con sal
mi herida nueva...
Las letras se quedaron en mis manos,
al borde de mis ojos y en mi piel,
las creo, las regalo, las recibo,
las dono entre cabales armisticios
con otros que comprenden a placer
el poder que ellas tienen desde siempre,
me colman el espíritu
dócilmente,
y atarean sin pausa mi trabajo,
las mezclo, las otorgo, las regalo,
con ellas creo mundos y los nutro
de miradas que asisten y me dicen,
no ceses de contarnos escribano,
qué pasa por tus mundos cada día,
yo solo del contrato que me tienen
devuelvo lo somero
en esta hoja,
obediente y humano para atar
la tinta
con sus ecos
de cristal...

JOSÉ IGNACIO RESTREPO
• Copyright ©

lunes, 27 de enero de 2014

A MANERA DE APLAUSOS / Poesía de José Ignacio Restrepo


ELLAS Y YO


Cosas tienen las manos entre ellas,
mientras corre la tarde,
y sus dueños espontáneos bien las mecen,
unas veces tomadas, otras solo dejadas
para que crean  ser libres ser y algo darse,
o rascar un portal de sentimientos,
o tomar casi vivo el filamento
que no sale del pecho más lo nombra,
y late como él,
hierve,
y se asombra...

Cosas tienen las manos, yo las amo,
son de mi lugareñas y alquiladas,
tienen de mi recuerdos recabados
y otros por solo enviar a quien las ama,
por eso hacen de gesta y de motivo,
tienen rol y perezas compartidos,
y hay días que se quedan
sin quehacer,
no por puro deseo,
sino porque no está aquí
mi mujer...

Cosas tienen las manos,
cuando gritan,
si el cuerpo trastabilla ellas al suelo
recuerdan en un golpe en palmas hecho,
que es siempre para mi su gran aplauso,
raspadas y con golpes me han mirado,
y nunca sobre un rostro dieron golpes,
mis manos han creado lo que tengo,
y acompañaron siempre lo que soy,
por eso hoy las amo
y ante todos,
escribo de estas gracias
colofón...

JOSÉ IGNACIO RESTREPO
• Copyright ©

jueves, 23 de enero de 2014

ESCOZOR DE LA PIEL, COMIENZAS / Poesía de José Ignacio Restrepo


ESCOGIDOS


Días sin fiesta que nacen atados,
que por ninguna parte, dices bien,
llevan calados a bordo nuestros nombres,
levantan sin saber cómo minutos,
unos pocos quizá con un registro,
que la voz de tu piel les reconoce
ese algo de vigor, de lastre cruel,
y entonces comenzamos por hacer
del perdón de las horas más postreras,
un lujo para orar con las primeras,
me dices toma ésto, pon aquello,
y yo me reconozco en cada paso
como el niño que fui hace muchos años,
como ése que aún sigo siendo ahora,
colocando las cosas en su sitio,
explicando después sí el alma llora,
que hueco de vapor lleva por dentro
sin tu nombre ni el mío, ni el de otros,
como largo trayecto hecho cansado,
letras que no tienen grado ni acomodo
en un vuelo incesante de cien cielos,
ya decía mi madre hace unos años,
rey rebelde, no lo mires tan de frente, 
que es muy malo buscar la miel del sol
cuando en los párpados llevas callos dolorosos 
y en los ojos orzuelos apareados
que no tienen tu nombre ni el de otros,
pero arden si se dejan en rastrojos
al lado de remansos nacarados...

JOSÉ IGNACIO RESTREPO 
• Copyright ©

jueves, 16 de enero de 2014

DE LOS ROJOS QUE LLEVO / Poesía de José Ignacio Restrepo


RELIEVES


Salientes que no sobran del pellejo
escaldadas por fe y por arrogancia, 
con nombres que relumbran
muchas veces
y al eco del recuerdo se acolitan,
que sois sino negruras en mi cielo,
contrabajos cercando violonchelos,
augurios de lejanas transeúntes
que corren
asilándose sin fe,
con la gracia del vago comediante
que no cree un aplauso merecer...
Menos tú,
que me arropas con tu amparo,
que me ciñes sin un lazo o un cuerillo,
que has ornado mi quebrado cabestrillo
tras unir lo que sostiene el lerdo brazo, 
vos no sos solo tu cuerpo,
tu amplio baile,
la magnífica emulsión que en mi colocas
o tu aroma delicioso que refrenda
cada suave promesa sin la voz,
o aquella más perversa, indecorosa,
que a punta de caricias pasionales
hasta el alma levanta,
cuando gacha se encuentra
y atacada...
Vos sos de mi ambiente
la canción,
de la suerte el alcance y el volumen,
sos el capricho válido y urgente
para dar cumplimiento y regocijo,
no tengo mandamiento que olvidar
sino recordatorios fascinantes
pues tienes las ventajas de la amante
aunque vas anudada por un aro,
con mi nombre grabado en letra de oro
igual al sentimiento que te doy
desde el día que me supe enamorado.

JOSÉ IGNACIO RESTREPO
• Copyright ©

viernes, 10 de enero de 2014

LO QUE NUNCA HACE FALTA / Poesía de José Ignacio Restrepo


SEÑALES DE TI


Desdenes filo de grandes a pequeños
para con pulso darles muerte lenta,
ya sabes de mi gusto pretencioso
por enfrentar elefantes con hormigas,
y este viernes que promete algún descanso
de silencios, de miradas y breviarios,
parece ser precisa la ocasión,
para dejarlos sin vida por granujas,
por sin ningún permiso entrometerse
entre lo tuyo y lo mío,
o sea,
la piel y esos otros quehaceres...
Los errores del orgullo aquí me miran
en la mesa donde tengo mi trabajo,
pidiéndome disculpas
en silencio,
empiezan a sangrar,
es un mal cuadro,
ya están muertos pero no lo saben,
por que ella se acerca y ya no caben
entre su piel y mi piel,
y lo demás,
hoy voy a recorrer cada detalle,
de lo malo que hice y lo omitido,
por orgullo fiado al por mayor
que a sus sencillos haberes hizo daño,
y su sonrisa viva nacerá
como la vez primera que la vi,
inocente y genial,
muy generosa,
y no podrá mirar este desastre,
mil desdenes tirados,
moribundos,
que ya de ningún modo
le hacen daño...

JOSÉ IGNACIO RESTREPO
• Copyright ©

martes, 7 de enero de 2014

DESTINOS QUE VE LA SUPERFICIE / Poesía de José Ignacio Restrepo

 
 
VENDIMIAS


Pues son solo reflejos momentáneos,
caricias que hace el sol sobre el cascajo,
lo que pensamos que son joyas brillantes,
de única y valiosa condición...
Es mejor obtener de los latidos
las noticias que nos trae el corazón, 
y no de la emoción indumentaria
que viste los momentos sin cuidado,
hartos van los amores de mentiras
diciéndole sus quejas a la luna,
y no obtienen respuesta a su querella
ni empuje a su dilecto diapasón,
más que por vientos suaves, celestinos,
que de testigos llegan y se van,
y suelen fallecer en fuego amigo,
por ir en el calor, también en frío...

Solo porque yo sé lo que te digo
me detengo ante ti y te lo repito,
no urgues en tus ojos más adentro
para entender del brillo y su fermento,
que solo son cadencias pasajeras,
que llenan los oídos con su magia,
y llegan a alojarse en nuestro pecho
como si fueran bellos invitados...
Desde antes del amor que fue primero
no cambian ni los signos ni las horas,
las fechas se transforman en rencores
cuando no coinciden bien con lo esperado,
entonces, no te fíes del reloj,
tampoco de las bocas muy pintadas,
así son para no ser bien besadas
y poder descarnadamente hablar,
del sino que las trajo 
a este lugar...

JOSÉ IGNACIO RESTREPO
• Copyright ©

sábado, 4 de enero de 2014

MAÑANA VIENE EL AMOR / Poesía de José Ignacio Restrepo


TUS CANAS GRISES, 
AMOR


La primera palabra tiene un signo,
prometido y albergue de mis restos,
tiene caro control y fundamento
de lo dado por ti
y por mi creído...
La semblanza siguiente viste bien
cada afugia, y también cada desengaño,
 tristezas trae de todos los colores
guardadas en el alma con los años,
tiene tus ojos bellos y los míos
de cicatrices llenos
pero vivos,
mirando hacia los lados
sin afán,
para observar de dónde viene el trino,
de que río trae el agua este canal,
porqué no nacen arrugas en mi alma
y sí otra cana en tu frente
ya es señal,
de que no menguan los tiempos
con la lucha...
Entonces dime ahora
qué viene con el día de mañana
como promesa, atada a una guadaña,
y sí es más quebradizo este cristal,
que ahora refleja tu aliento junto al mío,
revelando que el frío
y que la bruma,
no quiebran tus alas o las mías
y no detiene el vuelo
ya alargado,
que musita como el trino que escuchamos
que nada puede parar si te acompaña
esa alma noble, casi justa
que crece junto a ti cual suave canto,
cada segundo amando,
todo lo bueno y lo malo
que hay en ti...

JOSÉ IGNACIO RESTREPO
• Copyright ©

jueves, 2 de enero de 2014

CADA PORO UN GITANO DE TU PIEL / Poesía de José Ignacio Restrepo



PIELES DE ESCLAVO


Rencores de tanto hacer 
sobre pieles destacadas, 
por manos, dientes y bocas, 
con nombres distintos, bellos, 
que no están sobre la cama
pero sí que se revuelcan...
Oh amado fundamento, 
que dejas que corra el tiempo, 
y mientras gritos susurran, 
que hay de lobas y de osas 
descendidas serán ellas,
y les ponen en la piel
desde el gozo hasta la ira,
por hacer o deshacer,
de la cama una herejía...
Pero en este justo aval 
de mi sal sobre la suya, 
solo son mujeres bellas, 
de un origen bello y nuevo...
Los solos que las provocan
a las solas inmediatas,
tienen juergas impacientes
largas, fofas y baratas,
mientras aquellos que salvan
las verdades de sus bocas
en momentos de precisa
charla de ir y volver,
con  paciencia recuperan 
cada segundo invertido
en los bordes distendidos
 que dibujan bien la cama,
los dos cuerpos anudados
en una sola silueta,
que suda, grita y se vara,
pues se aman con locura...

JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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