domingo, 29 de marzo de 2015

CERCÁNDOME CON NUBES / Poesía de José Ignacio Restrepo



 EVA


Contadora de postes
que sostienen alambres de mil sueños
puestos ahí
para verlos y no dejarnos escapar,
compradores de sueños al detal
sin pagar,
cómo hacerlo de otro modo...
y las nubes
pintando ese bienvenido siempre
azul de los anchos horizontes
que en los ojos se ven cuando miras de frente,
como cuando dedicas la canción
que tarde se te mete,
se te queda por dentro,
y los ecos tejiéndose hacia adentro
coloca redes, tejes,
te miras al espejo,
al final eres uno...
ven aquí,
serénate,
sos alma.

Te veo entre la hierba adocenada,
llena de lo que tengo por ahorro,
convertida en ventana,
cueva,
cardo,
dedicada a ser alma,
a ser coto de caza favorito,
deseo mejor a mi intemperie,
y entonces simplemente
te cubres con mi gozo y con mi duelo
y vistes lo que queda
de mi ahinco,
y cuentas junto a mi cercas y postes,
mientras formas las nubes
con canas que te brotan
y se quedan,
esa nieve perfecta mies cantada
es la trova ideal de principiante
que riega de semilla
nuestro amor,
mientras sigue la vida...

JOSÉ IGNACIO RESTREPO 
Copyright ©

domingo, 15 de marzo de 2015

DE AQUÍ Y DE ALLÁ / Poesía de José Ignacio Restrepo



CICATRICES


Queloides cubriéndole con saña
que recién descubre y reconoce,
tomándose sin tiros ni velones
la piel, los mil latidos de los ojos,
esos grasientos y vivos colofones
que por abrir se cierran,
mientras esculcan ruina
entre canciones...
Temerario el nombre de ella entreverado
mientras llegan sufragios a la casa,
las cosas le recuerdan que la lleva
calzada, apretujada, limpia
sobre lomos de libros que leyó,
y prendas de vestir aún dobladas,
aunque no pueda verla ella está ahí,
a la hora sin paz la reconoce,
diciéndole entre ecos sin decir,
me has dejado esperando allí en la grama,
con la vida saliéndome con prisa,
a rojos borbotones relinchando...
y no te acuerdas ya de regresar,
luego vienen tus manos a buscarme
donde ya no me encuentro,
tus nostalgias a préstamo son cursis
y nada que produzcan puede ser 
ni siquiera un mísero alimento,
pero si para ti, si para tí,
que dejas mis galaxias dando vueltas
en busca de tus ires y venires,
sabiendo que a dos cuadras puedes verme,
a dos cuadras galán está tu musa,
Panteón de los ángeles caídos,
en la fila tercera piso seis,
allí queda mi nueva dirección,
tú lo sabes aunque mal lo niegues,
que me trajiste aquí por conducir
con el vientre y la testa llena de trago
manejando tu Audi portentoso,
me trajiste sin pena de la mano
a este nicho de olvido y desespero...
Tú me mataste amor,
y me dejaste loca enamorada
eternamente, amén,
qué más te digo,
cómo puedes llegar hasta la casa
para encenderme a punta de recuerdos,
si estoy fría y hambrienta y sin sosiego,
tan muerta como un perro en una foto,
por culpa de tu orgullo masculino
que no entregó las llaves ni cedió
el auto que no debía conducir,
si tan solo me hubieras escuchado...



JOSÉ IGNACIO RESTREPO
Copyright ©

martes, 10 de marzo de 2015

SIN UN CÓDIGO DE BARRAS / Poesía de José Ignacio Restrepo



TREMENTINA 


Usted 
que pinta territorios de exotismo interno, 
debe saber que hay pinceles cinco estrellas
deseosos de convidarla a paseos y excursiones, 
cambiándose de nuevos hasta usados
entre versos y canciones pasadas ya de moda,
para dejar plasmados allí entre sus colores, 
todos los cuentos nuevos
que a bien quiera contar
que me hacen sin más 
olvidar las cruentas guerras
y las caras y pobres asonadas...
Manos tomadas, 
alientos emergiendo entre silencios toscos, 
y esas sombras atadas con tiras de sumiso celofán
hechas para impedir melancolías, 
para darle extensión en las miradas
que buscan mutuos gozos...
Usted, pintora,
manos que trazan, rozan y se van,
 senderos despistando a los espejos, 
tantas huellas de más 
contando entre recuerdos tantos dedos
para poder después tan mal restar...
y el amor blindándose hacia atrás 
entre versos de miel, angustia y sal...
De ese lienzo burlado
que era como vástago antes blanco
brota la fe extendida de mil tonos
 con un óxido que mancha mal las yemas, 
y en mis ojos ver volar a ese niño 
que ha crecido al lado de bronces y amarillos,
te suplica gastado mi silencio
que el amor nos observa, 
pone tildes sencillas y elocuentes 
con el pincel de más alta talladura
 entre los mansos ojos que me miran enquistados,
esos,
 pintora,
 que a diario miran las estrellas en el día,
para pulir adentro como labor ceniza
poniendo acentos al cielo
como el hace en todo lo que mira...
Y consigues habitar la ciénaga sin nombre
pintora de zócalos henchidos,
derribando mis muros,
mis largos puentes de agua, 
y tomas con los dedos esas larvas 
que no se hacen mariposas, 
mientras brotan de ti latidos 
entre corcheas que se fugan...
Versos de miel con las puntas encrespadas 
que ningún piano toca, 
aunque entre teclas de nácar nos convidan...
Restos de tierra que ha dormido, 
mientras brotan tan cerca ronquidos salesianos
que brincan espasmódicos y breves, 
en tu cuerpo sinuoso de recuerdos...
pintado de crepúsculos cansados...
certeza del pecado por venir, 
y dolor por dormirse 
entre azules que ya habías soñado...

 JOSÉ IGNACIO RESTREPO 
Copyright ©

 

lunes, 2 de marzo de 2015

RESTAS DE SUMAS / Poesía de José Ignacio Restrepo



¿ FALTÓ EL AMOR ?


Siempre puede crecer el grano de arena 
hasta volverse fósforo o ariete,
puede el aire restañar yendo y volviendo
hasta tornar sin darse cuenta en éter, 
puede también sutilmente perderse 
en la avidez infante del ávido deseo, 
esa vocal que sobra en un afiche, 
y ha caído ante todos los que leen
en el zócalo inerte cual paloma
del perdido extramuro de la muerte...
¿Por qué correr a decir sin auditorio
aquello que precisa de testigos?
Cuanto de fibra e hilo tejidos a muerte,
empadronados en esta historia de mil pliegos 
con los escasos nueve en que la traes, 
sin contar esos nítidos detalles, 
doce pisos arriba de la mancha,
se convierte en orzuelo sacamocos
que no seca bien por mal dormir...
 Abre el alma un renglón de hierro frío 
con el deseo dormido de adquirir 
para el frío de hoy mejor ajuar, 
una gota de amor que no sea en hilo 
 sino que venga hecha de algodón, 
bordada de silencio en el orillo 
con un nombre querido por hacer, 
que no sea el del dueño sino de otro...
acaso alguien que aún no se conozca 
y traiga brillos de veras e intercambios, 
que alimenten el juego de llegar 
al lugar de los tránsitos sin costo, 
cuyo valor en tiempo ya sabemos, 
pues todos en la caja lo pagamos...
 Y duda si te encuentras sin motivo

frente a bocas que tu nombre vitorean,
duda si estás arriba en la platea
aplaudiendo a otro que se muere,
duda, todos somos huella y plebe,
nos estamos muriendo desde siempre...
por éso duda, es un buen estado
las respuestas son cosa de la suerte
a veces llegan solas con la muerte
te sorprende dudando y bien parado...


JOSÉ IGNACIO RESTREPO
 Copyright ©
 
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...