lunes, 14 de agosto de 2023

SEGUNDA ÉPOCA / Poesía de José Ignacio Restrepo

EL PASO AGRESTE

De los diáfanos caminos casi no hablo
por una inusual filantropía, 
no pasó por allí, temo que caigan 
tiestos que no conozco en mi cabeza. 
Los oscuros y difíciles al pie, 
favoritos por ser tan abundantes
se forman de dos en dos para que pase 
musitando a mi sombra, bienvenido, 
y yo les tomo fotos sin que vean, 
no volverá, nos paga con la vista, 
recordará que estuvo por aquí 
cuando alce la amarilla cartulina
y la ponga un instante ante los ojos. 

Los caminos del día, las rutinas, 
se sientan a esperarme con paciencia, 
tardo a veces uno minuto pero llego
pues el orden provee mi sustento. 
Bendigo que me esperen y me impulsen
a completar la tarde o la mañana, 
y que al final de la noche me devuelvan 
con hastío y vergüenza 
al pasillo desnudo
que lleva sin problema hasta 
mi cama. 

Entre sueños me encuentro a esta hora 
visitando santuarios deslucidos, 
si me vez no me brindes tu saludo, 
recuerda que no a todos se recuerda, 
y esa mala memoria involuntaria 
puede hacer de castigo 
y obligarme a pagar con mil vigilias 
el saludo no dado, 
desde el sendero ausente 
que está frío y cubierto de la vista
con la geometría desgatada
y el color azaroso 
de las sábanas. 

JOSÉ IGNACIO RESTREPO 
con Copyright 

viernes, 4 de agosto de 2023

SEGUNDA ÉPOCA/Poesía de José Ignacio Restrepo

LOS SESENTA 
Darse cuenta de la soledad
es como estrenar un mueble viejo,
o salir por la ventana 
dejando las llaves adentro,
o empezar algún domingo 
a excusarse de uno mismo 
mientras lloras como un niño 
que se cortó y ahora sangra,
calladamente y sin culpa,
otra vez frente al espejo. 

La soledad está ansiosa 
de que le des voz y voto,
tiene memoria eficaz y guarda cada recuerdo 
con el ánimo procaz del que sabe utilizar 
y cobrar por ventanilla tanto tiempo en el sepulcro. 
Amante de tonto agüero recibió olvido formal
y solo tuvo permiso de regreso responsable,
cuando ya no hubo nadie que escribiera en el correo 
o que llamara diciendo qué te pasó,
qué te hiciste, 
porqué no vienes el viernes
en la noche nos reunimos, 
los solteros, los casados, 
los que perdieron el rumbo.

Estoy sentada contigo de soledades preñado
y no sé por dónde empiezo 
una charla que te guste,
una que te permita volver a llamarme luego,
que te deje enamorado de mi pelo o de mis manos,
para que salgamos fuera 
al cine, tal vez a bailar,
a cenar como te gusta,
arriesgar a que cualquiera te reconozca y pregunte
si aun escribes 
o qué haces,
aparte de simplemente 
salir tú solo a cenar.

JOSÉ IGNACIO RESTREPO 
Copyright 
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...