lunes, 26 de septiembre de 2016

NUDOS Y LAZOS / Poesía de José Ignacio Restrepo



GESTO POSTRERO


Qué decir de ese abrazo abotagado,
que lucha por no llegar a desprenderse
pues previo a este momento
ya escuchó
que ahora viene el adiós ineluctable,
y no podrá la sal de algún poema
ni algún canto callado,
revivir 
lo que huele a flor marchita...
A qué sabe ese beso compungido
reducido y sin fuerza suficiente,
que parece algún ciervo en la campiña,
que está doblado ya
escuchando acercándose a su oído
la broca de la muerte...

Cómo no azorarse ante el augurio
que en las manos igual se despelleja
y hasta arde en los ojos,
por no poder dejar e ir a llorar,
cada uno a solas por su cuenta,
pues aún no termina su quehacer,
de este rol de uno
que son dos...
cómo no secarse desarmado
latiendo y muriendo hasta el final
de ese sendero que ha logrado andar
junto al que llora distinto,
en otro tono,
a él abrazado......

Y en un árbol caído sin remedio,
se habrá de convertir en dos minutos
pero mientras lo abraza fuertemente
buscando que se acabe
lo acabado,
para poder saldar a cielo abierto
el final de este pacto...
Se miran, no se miran,
parpadean,
luego van haciendo una palabra
y los pechos que logran despedirse
 ya no buscan con afán fundirse,
sino recuperar lo que allí había
antes del primer abrazo,
previo al nudo inicial
en ese lazo,
que ahora están a punto de soltar
ignorando cómo sucedió
y si queda algún cuándo...


JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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martes, 20 de septiembre de 2016

COSAS PUESTAS EN ORDEN / Poesía de José Ignacio Restrepo



LISTA DE AMOR


Y esta lista de cosas por hacer
separadas por comas,
todas ellas servidas en la piel,
goteadas,
perplejas,
combinadas,
con elixires fuera de su sitio,
un frasco, un tocador, un bello guiño,
las podría nombrar en estas lineas,
y ver su almíbar propio gotear
de mis manos sin más entre sus ojos,
solo un vuelo casual
de palabras tan dulces y sonoras
como esa visita en la ventana
la mañana de ayer,
esa bella y callada golondrina,
que vino a saludar,
y vio migas de pan y mermelada
en tu hermosa morada
cuando ya te habías ido...

Esta lista
que puede ser un molde
en el próximo detallado amor,
que podría ser solo una cita,
un cortejo que no sabes si dure,
esa dulce emoción en el tranvía
porque la has visto ya,
y ella hoy mirando de reojo,
te avisa sin recato
que te sabe...
hace rato, acaso un mes sumando,
y sientes que aún eres eficaz
aunque hoy muy bien lo sabes,
no gastarás en ella ningún dardo
solo gozo del bueno...

Esta lista, por dios,
es de ella igual...
ha puesto su acento día y noche,
y el color para repintar los hilos...
Habría que avisarle
que es su fiesta,
que ni siquiera un vino tomaré
que no sea en la copa de sus labios,
en ese hoyo perfecto de su ombligo,
donde recelo al mundo...
y vengo siempre
a ponerle un poco de mi abrigo,
un poco nada más
pues necesito
este que llevo para bien seguir
y no perderme en cosas que no son,
como revoluciones sin sus ojos,
peleas por llegar a la verdad
que me alejen de ella más de un día,
o rastros de mi sal en compañía
sin su piel delicada
que se cansa en pálidas contiendas,
para poder segui llegar, reír,
como aves mortales y sinceras
buscando en esta tierra algún camino
que atados de las manos
nos regrese
a ese sitio que está casi olvidado
de donde ayer salimos...



JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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jueves, 15 de septiembre de 2016

PALABRAS, ANESTESIA DELICADA / José Ignacio Restrepo



3 a.m.


Después del tacto que nos tuvo por objeto
y los restos pegajosos que quedaron
apañados sin más en la amplia alfombra...
Después de ir y volver entre tus labios,
y gozarnos sin un solo resabio
los sitios que nos llaman en el día
para que al irse el sol
hambrientos de querer los repatriemos,
se llega ese silencio raro, triste

parecido sin motivo a un reproche
que no quiere en te amos desleírse,
como un tranquilo aroma,
a ver dale vos, empieza vos,
porque estas extrañas situaciones
siempre lucen a broma,
a chiste recordado que recobra
en nuestra alcoba tibia
cruel vigencia,
en ti podré estrenar otra palabra
que envíe a ese silencio sin mediar
a un merecido corral sincero y hosco
en la memoria
que no tengo contigo...

Pero no dices nada
y yo no digo...
Si lo pasaste bien 
puedo decir
que yo hubiera querido ese vaivén
que tuvimos aquella madrugada
en la hamaca prestada
de esa finca,
recuerdas...
Y podría sincero repetirte
que tuve sinsabores en el alma
cuando pensé que te ibas a quedar
a trabajar más tarde en la oficina,
casi calqué mi inquina
de otro día,
pero te vi llegar...
Y la ronda de neutros desahogos
que vertía en al largo crucigrama,
por la ventana abierta se marcharon
y te dije un te quiero
largo y lento,
pues desde la mañana no le hablaba
a nadie que en la noche fuera bello...
pese al gasto y a la suma de impaciencias.


- Te quiero,
aún más cuando terminamos
y el silencio nos quiere demandar
por lo que hicimos mal
hace ya tiempo -
Es una maga...
Qué bella su voz,
cómo no desear el dar amor
a un ser que te escucha cuando callas
e interpreta de pronto con gran calma
lo que piensas que tienes
y sin embargo sabes,
que a pesar de buscar
aún te falta...
Cómo no desear volver a amar
a esa que se asoma sin saber
y cose entre su propia timidez
la mía,
que hace oscura hasta la luz
prendiendo con cuidado y con pudor,
esa flama viajera
que duerme enlazada en la quimera
como luz interior....

Gracias, amén,
cállate,
amémonos,
que ya llega la mañana
y el tiempo que es un timo
se nos marcha...



JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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miércoles, 14 de septiembre de 2016

DEL EXTRAÑADO AMOR / Poesía de José Ignacio Restrepo



BALDÍOS


Ve a tomar juicioso los talleres
de acercamiento,
flujo potencial,
deseo real de bien tocar,
mientras le miras los ojos sin temor...
talleres de insondables letras
escritos a mano por la noche
que al momento de poder utilizar
- cuando llega ese instante necesario -
se reducen a balbuceos cortos,
rutinas de vuelo inacabadas,
torpedos que no salen,
que no aciertan,
sueños cortos de guerra,
mientras la cama entera
se llena
de frío...

Ve a tomar tu curso favorito
de conquistar lo inerte de mi cuerpo,
mientras miras no sabes bien a dónde...
y eres, amiga,
la fiel ocupante hace ya tiempo
de este lugar de mitos y leyendas,
señora de las mareas y reflujos
que no sabe nadar, 
te digo algo,
tareas como amar son de segundos,
anidan herramientas y mareos
en los ojos que no hallan cierto sueño,
y entre las manos llenas de sudor
que buscan retener al ruiseñor
que yace
ya tatuado en tres colores...
no hay borde que no se haya recorrido
en pos de ser del otro
el escondrijo,
y tú asistiendo a foros...

Mira los cielos de otros,
pueden verse de mañana sutilmente
mientras canciones musitan
sin la letra,
o en la playa más leja,
en el perdido rastro encuentran huellas
de su eterno motivo,
el bien nutrido amor
que canta en voz tenor
e irrumpe con vigor
ayudado por todos los sentidos...


JOSÉ IGNACIO RESTREPO
Copyright ©


lunes, 12 de septiembre de 2016

DEL FUEGO Y DE LA LUZ ENAMORADO / Poesía de José Ignacio Restrepo



DE LADO


Desde el ayer, 
afán,
un trapo de algodón entre mis yemas
para secar mis hondas pretensiones,
vestidas de un color impronunciable
que riman con veloz lubricación
y ese temido instante
que no tiene lugar más que un tu piel,
pero puede ocurrir descualquierado
sobre el deseo bien puesto
o desatado
de cualquiera que llegue,
con las letras precisas en su voz
que vos ya pronunciaste tantas veces,
si por virtud lo quiere,
diciéndome, por dios,
si usted lo quiere,
usted,
que es evidente para mi,
ostenta bien su título señor...
si por acaso quiere...

Desde el engalanado proceder
que rubrica bien todos mis pecados,
ese ser y no ser al mismo tiempo
se inicia con un gesto,
tan breve y tan lozano...y juvenil
como el de un artesano,
perfecto y tan sutil...
Es mi mano que alcanza
la rubrica perfecta, la alabanza,
que se sabe tan digna del regalo
por su dueña desde antes preparado...
aunque ella no sea quien lo traiga;
y al mismo tiempo,
intenta,
salirse de la tórrida propuesta
que lo ha tomado hoy de licitante
para que haga dorado el presto instante
que lo llama a los gritos,
sin saber bien su nombre...

Y yo que antes de ahora renegué
por recibir la fusta del silencio
sobre toda mi piel
que lentamente arruga mientras la veo
su fuerza permanente y dionisíaca,
para volverse verbo enarbolado
en mi cerebro nuevo,
y en mis callos,
la tomo lentamente con las manos
y la subo en mi cuerpo,
como si fuera diosa y yo caballo,
y las pieles un llano
sobre el que hay que correr,
correr,
correr,
dementes si se quiere,
si,
se quiere,
viendo a un sol remilgado
que al nacer este día, como ayer
se volvió solamente
para vernos de lado...


JOSÉ IGNACIO RESTREPO
Copyright ©

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