lunes, 14 de diciembre de 2015

NO ME SUELE PASAR... / Poesía de José Ignacio Restrepo



AZUL PECADO


De las trémulas manos,
ramas donde decrece ese desasosiego lastimero
que hace arrugas pronunciadas en mi frente,
brota la fe diezmada en tantas caricias negadas,
al entrar al cuarto entre penumbras
y observar el sueño de su cuerpo,
que ha iniciado hace rato sin mi
que llego casi al alba de ese destierro inmenso
que tiene por mote horrible la palabra trabajo...
Está desnuda,
 y la alcoba azul
parece un inmenso teatro
consagrado a ella, a la vida y la belleza,
que no precisa de mis ojos
para asistir a la perfección que ata cada cosa
con la energía azulada que lo cubre todo.
Miro el reloj que alumbra en mi muñeca izquierda.
Dice que son las 4 y 42 de la madrugada...
este color platinado solo tiene otra hora de vida.
De repente
cae la manta que le cubría los pies
como si algún dios pasara rozándola
misionado por un séquito invisible de erguirla así dormida
y luego verla ascendiendo en su profusa desnudez
que hará nacer una efemérides aún sin nombre,
donde su precioso cuerpo hará de rito y culto al mismo tiempo,
 haciendo de nuevo dios a cualquiera que la mire...
Ojos enceguecidos por su sana piel
que podría ahora mismo explicar
la necesaria sobrevivencia del mundo,
deberían luego cerrarse en mitad de locuaces pensamientos,
pues el ámbito de sus senderos terminará en esos muelles
donde cada ojo avaro estará mirando sin querer terminar
en dicha tarea de cerrarse...
y podrían enloquecer y hacia si mismos y el adentro voltearse...
Se marcha ya el azul,
comienza el duelo...
Pronto el despertar de su premura
hará de este recuerdo,
mi sincera entrada al sueño...

JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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jueves, 10 de diciembre de 2015

POTESTAD DEL SILENCIO / Poesía de José Ignacio Restrepo


ELEMENTAL


No te pierdes de algo
cuando ese algo, 
suave al tacto, rapaz, desaparece
de tu oblongo horizonte,
de la secante que decía ser derroche
y de un momento a otro
embarnecida,
simplemente se funde con el hoy
en un callado, cruel, cierto mutismo...
Cuitas de un sordo amor
que tenías trenzado y convencido
en mudeces internas hablador,
y en cantos de calor
bola de nieve,
que remonta hacia arriba,
en derredor,
y de pronto se escurre sin aviso
lentamente en tu mano...

No se pierde jamás cuando regresa
ese sino de aquello que no eres
pero sientes que fuiste
pues tienes como ayer plato en la mesa,
el agua y el mantel reconocidos,
el amor repoblando los sentidos
como cuando tu madre convergía
en cada cosa simple de la vida,
y la veías venir por el zaguán
de una casa alquilada de otro sitio,
en cada vil minuto conquistado
donde llegaste a dar lo que tenías
que no era real,
virtud, letras, y fuerza para hallarte,
mermelada en el pan...
sombras chinescas...

A la vuelta de un parque que recuerdo
cuyo nombre de guerra ahora odio,
corté dos flores niñas con un sueño...
que fluyeran por siempre mis palabras,
que fueran tu confín y tu llegada,
y le dije al buen amor
sin aún tenerlo
dame ésto señor y de cierto te juro 
no volveré a pedir ya nunca nada...
Prometía llevarla de la mano
en todos los minutos de mi vida
y por hacer de él dádiva pura
me quedé sin las manos y los pies,
tan solo con los ojos
y la voz,
la traigo amancebada entre mi piel
sin poderla dejar,
sin que ella pueda...
Amor, abanderado de la fe,
interino sopor que me adormece
y me lleva con él,
convencida la trae todavía y ella jura en verdad
que solo con saber que mora en mí
aún en soledad él me estremece,
cuando es el sueño diario por su sombra
y el místico recaudo entre su piel
lo que lleva a mi alma
de regreso,
cada vez que entre sueños
yo la beso...

JOSÉ IGNACIO RESTREPO 
• Copyright ©

miércoles, 2 de diciembre de 2015

FLORES CAÍDAS / Poesía de José Ignacio Restrepo


COLLAR DE FLORES


Cuánto ha
- sumo y no alcanzo a recordar -
años quizá sin tejer un collar de flores,
solo pensando en que no queden allí
en la acera sin un bendito dueño,
sin un quiero, sin un no te perdí,
flores que nadie quiere yo las quiero,
para tejer collares
de colores
que no se lleve el viento
y no tengan ya más paisaje alguno
en un segundo solo como este mío,
para pintar este cuento
de un presente y un ausente,
un corazón cohibido que se abrió
para hacer feliz a dos
en un momento,
aunque uno no sepa...

Cambia mi corazón
como duna que se vuela,
no tiene idea ninguna 
de qué cosa es la escarcha
pero hace de sus arenas fieras garras
cuando llega la tormenta a su jardín de olvidos,
corazón como una duna 
que queda plana y tibia
después de bien recibir vientos que rugen
como altares sin dios,
solo por ser un hombre de rodillas
pensando suavemente en su querida,
y recogiendo flores que han caído,
para tejerle un collar hermoso y fresco,
no importa que al llegar ella en la noche
lo encuentre como corona de mortaja,
seco hablándole cual viento turbio,
flores desde mi alma mi señora,
para que sepas
que esta alma que tú habitas
también la vivo yo
en las horas de ausencia
y de nostalgias...

JOSÉ IGNACIO RESTREPO
• Copyright © 

jueves, 26 de noviembre de 2015

FLUJO ANORMAL.../ Poesía de José Ignacio Restrepo


PERO HOY NO...


Y tiene nombre
cómo no,
pero hoy solo será ausente,
frío borde de calle,
viejo saco con rotos tirado, enredado después
sin llanto en un cable,
vecino de la cerrada ventana,
eco
pagando exilios no comprados,
fotografía movida
- si es él no se ve,
si es ella,
igual,
alumbra demasiado su rostro
abajo de la alta marquesina -

Tiene nombre,
está sudado ahora
mirando su quehacer sobre la cama,
esos dos duermen,
arreglaron con él desavenencias
y luego arrojan flatulencias
en su desnudo rostro que los mira...
Tiene nombre,
está puesto en sus fotos, en sus cartas,
lacera y cruza todo lo que hicieron,
certeramente,
igual que dos balazos
que hicieran diana por el mismo hueco,
lo llaman y no viene,
es como niño,
y llegan sin que sus dueños las convoquen
esas letras iracundas que lo forman...
cuatro letras infames o divinas,
cuatro que se convierten en dilema
si uno de ellos
sus dueños
a alguien traen,
a conocer la cama,
la cocina,
a mirar el lugar...
con solo que aparezca y le provoque
con la mano probar de qué se trata,
llega este niño amor,
amor sin nombre,
y sin decir más
con todo acaba...


JOSÉ IGNACIO RESTREPO 
Copyright ©

viernes, 20 de noviembre de 2015

EL TEXTO DE LA MEMORIA Y DEL OLVIDO / Poesía de José Ignacio Restrepo



PACIENCIA 


El libro de amor tiene seis capítulos, 
largos y espejados, 
llenos de ilusión y misticismo. 
Hay una palabra inaugurándolo todo, 
una bella palabra que nada tiene de ruin 
y está allí para alejar los agravios 
o traerlos de vuelta 
y darles justo y mutuo finiquito. 

Paciencia. 

Parece un logaritmo perfecto 
que abriera todas las cajas de caudales, 
o terminara en el momento oportuno 
con todas las tormentas, 
o pusiera un abre bocas  
intenso y verídico 
en la mansa cabeza del que escucha 
para dejar destellos en el pecho del otro
cuando llegue su turno
de mostrar que el yerro 
no es de el solo.

La tomo por las letras de los extremos 
para evitar que se me rompa 
con el cuidado temido y proverbial 
de quien lleva en la mano 
su último sustento 
y la pongo de título 
en mi último poema, 
que obediente espera 
el texto fluido y simiente, 
de algo no dicho aún 
y sin embargo mil veces repetido...

Paciencia.

JOSÉ IGNACIO RESTREPO 
Copyright ©

viernes, 6 de noviembre de 2015

LOVE´S HURT... / Poesía de José Ignacio Restrepo


ROTO


Estoy en el suelo, reptando...
No sé hace cuánto,
no sé cómo caí, si era alto...
Me palpo,
siento sobre la piel que algo se mueve,
algo brillante, viscoso, está caliente,
debe ser vida que se está saliendo,
debo estar roto,
algo debe estar partido,
el dolor llegará, aún no lo siento,
pero si algo se partió
por violencia sé yo
que va a doler
más allá de los ojos
y la piel...

De pronto se levanta la frazada
y tengo conciencia de un mal sueño,
veo sobre el suelo las cobijas,
al lado hay una copa vuelta trizas
y una fotografía sobre el suelo...
no estoy roto, no sangro,
si me duele...
algo que necesito y aún no tengo
causa un vacío inmenso, 
será el hambre...
Estoy reptando, ebrio, me levanto,
el mareo no me deja
y hallo el suelo...
esa solícita y fría superficie
donde me siento seguro por ahora,
recojo los pedazos del retrato
desde donde tu bello rostro me sonríe...
cómo pude quebrarlo...

Me corto,
hay sangre, es mía...
es brillante, viscosa, está caliente,
sin que lo pueda evitar se está saliendo,
debo estar roto,
ven por favor, amor
es temprano pero...
ven, que se hace tarde...

JOSÉ IGNACIO RESTREPO
Copyright © 

martes, 3 de noviembre de 2015

DATO SOBRE LUGAR Y DESTINO / Poesía de José Ignacio Restrepo


SONATA DOS


Cuando las manos se juntan al bailar
casi orando porque nada falle
podemos ver qué somos realmente
una maceta con la llave abajo,
una ventana de donde mirar juntos,
un antes,
un después amanecido,
una mancha que no pudo quitar,
una mitad,
un quejo,
un estribillo,
la mirada atenta en el portal
pues son las diez pasadas
y no llega...

Cuando las manos se juntan en el pecho
siguiendo la música y su brillo
entrelazadamente amantes
y tan vivas,
solo queremos que el murmullo nunca pare,
que el final no sea el de la calle,
que entre los ojos more una mirada
que solo nosotros conozcamos,
reos de amor,
salvados para siempre,
una sonata sincera, silenciosa,
que no quiere marcharse de la mente,
amorosamente repetida,
sentida en todo el cuerpo,
intransigente,
que tarareamos en el viaje en tren,
mientras la mente camina hacia el trabajo
y los pasos nos llevan de memoria
al zaguán del hacer y el deshacer,
al pasillo de cruces y de olvidos
que suman siempre
las horas de vivir
y los minutos que tarde ese regreso...

Cuando las manos se buscan para hallar
la manera sutil, el dulce ascenso
hacia las bocas que aun no saben nombres
ya la música se canta desde adentro
como un fanal de notas imperfectas
que solo allá en calor
se purifican...
los ojos dicen que al fin hemos llegado
a ese lugar que nos produce paz
cuyos sonidos en un milagro ajeno
suelen sonar
mejor que tu silencio....

 JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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martes, 27 de octubre de 2015

PRESO Y CON VIDA... / Poesía de José Ignacio Restrepo


EFEBO DORMIDO


Desnudeces de sal...
La piel como un icónico estandarte 
se reduce al secarse al sol y al agua, 
los pliegues y los tórridos lunares 
parecen ahora señas de algún mapa 
que no muestra claro sus senderos, 
realmente no lleva a parte alguna
ni nombra este alcázar donde está...
Su dueño que sin ropa ahora duerme
ya sabe que no irá a ninguna parte...
Perfumada del tránsito funesto
de los minutos sin fin que la traspasan,
ha puesto sobre si arduos cansancios 
del mar, de la gula y la resaca,
componiéndole  odas de cristal
que ahora solo son tercos fragmentos,
que en misterioso orden extendidos
grises por el óxido del tiempo,
mutados en sus bordes por el agua,
ligeros, diríase sin dueño
le miran silenciosos desde el suelo
áridos entre conchas de colores,
perdidos porque nadie los reclama...
Conventuales sueños que ahora pasan
a su pesar altos como nubes,
 a ese dormido efebo vislumbrando
sin ropa, abandonado, mustio,
cada uno tiene rostro e iniciales
que necesitan ser reconocidos
por un dueño que los haya perdido...
Él mientras muestra un gesto delicado
que auspician los hechos conseguidos
atados a las lineas de sus manos...
no debe, no busca, no idolatra,
el templo destruido se halla bien,
acaso prendado entre el misterio
tejido en el verano de una piel
con rostro lavado por la aurora,
y un señora precediendo el nombre
que le aguarda entre el místico vergel
parecido a un joyero, delicado,
que ha probado su boca y en sus dedos
se ha traído al mar como trofeo
en un instante tibio que él adora
y está preso con vida
en su recuerdo...


JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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miércoles, 21 de octubre de 2015

FRÍO ENTRE EL CORAZÓN / Poesía de José Ignacio Restrepo



SALIENDO


Sabremos elegir el rumbo,
ahora que tú como yo
tenemos los brazos partidos
y la vista en los sueños filiales,
ahora que el mundo afuera se parte sin aviso
y bota gente bueno en nuevas guerras,
será posible ir en dirección correcta
cuando no hay mapa justo ni hora perfecta
y los ojos cansados no quieren medir,
ni pedir ya la boca, ni el pie errar en limpio...
sabremos esperar el mullido designio
nosotros consagrados a pedir el favor
de algún llegado amor
que aquí quiera quedarse.

Y la boca sin rimel gastado en el espejo
para dejar mensajes de dónde, cómo o cuándo
y el personal diciendo se acaba la energía
mientras muestra las fotos de dos vidas vacías,
en la mesa prendido el laptop de escritor
tocando una canción sometida al again
desde que la pusieron
Patrick mi amor,
el verano pasó...
es otro sol de Ibiza y es otro este temblor
de pura soledad yo sigo vivo...

Apago la tevé, el calentador,
dejó por fin aquello compartido
sin un solo gemido,
y cierro nuestra casa,
no hay nada en la nevera
y ya mi ropa
está doblada y puesta en la maleta,
cero grados en Zurich,
solo siete y algo en Barcelona,
no queda por contar más que las calles
que hay de aquí a la próxima estación,
y preguntar en tanto qué canción
traiga el rostro de ella
entre recuerdos...

JOSÉ IGNACIO RESTREPO
• Copyright ©

viernes, 16 de octubre de 2015

CARTAS A LO QUE TENEMOS / Poesía de José Ignacio Restrepo



AHORA COMO ANTES



Enfadosamente
con las manos convertidas en muñones
por no poder pegar a tu cuerpo blando y bello
el mejor de mis lánguidos derechos,
como reza en un muro popular,
que cuando a mi mejor me venga en gana
como médico de almas coronar
el tejido puesto en tu cuerpo por mi afecto,
con mis manos lanzadas en envión,
soldados que de un dios precisan
así sea un gorrión adormecido
por la bruma, el neón y el frío que enferma...

 Entre gruñidos de afecto recelosos
pongo mi mejor voz entrecortada
para cortar el paso del silencio
y ensayo como lo hice en otro tiempo,
esa sonrisa de lado congelada
que hacía que miraras con cuidado,
preguntando qué es lo que se trae,
será señal de guerra o tibio amor,
quietud por emoción o retirada,
y luego devolvías tu mirada
añadiendo atención sin pestañear
para poner de nuevo en su lugar
aquello que la duda ya ha cambiado,
y entonces coincidimos, entre risas,
en off cualquier palabra o nimio gesto
afuera sin más todo vestido,
la cama, la alfombra, la cocina,
cualquier lugar es bueno para dar
al amor de verdad continuidad...

Y se marcha el enfado como vino,
malhablado invitado de siniestros
inquilino callado o manifiesto
que rondaba  cual dueño del lugar,
y nos quedamos haciendo una postal
para enviársela mañana en la mañana,
o un día que viajemos por París
como ayer prometimos, ¿si te acuerdas?
cuando sembramos, regamos  y nació
nuestro amor enfadoso, fuerte y brioso,
ahora como antes bello niño...


JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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miércoles, 7 de octubre de 2015

LEÑA QUEMADA... / Poesía de José Ignacio Restrepo



EL SUEÑO REPARADO


Pongo en mi suave voz
fuego y repulsa
tan lejos estoy, tan cerca de poner 
lo que tengo entre luces nuevamente
y en sencilla disputa, hoy, otra vez,
como traza infatuada de memoria
que cayera adelante y no atrás
del verde de mi mapa,
del fondo sin coser de mi costal,
donde duerme cansada,
mi adorada, invisible, reticente
flauta hecha de miel, sal y aceitunas
delicada, cordial e incandescente...
Conteo de semillas nacaradas,
pintadas desde ayer con brea fresca,
dulce que riega aromas por tu causa
y los pone a dormir sobre mi piel
donde oro en silencio junto a un dios
que retiene su aliento sobre mi
y me hace soñar a ojo abierto
con un harén completo que no cabe
entre el fúlgido y breve pensamiento,
todas tienen tu rostro y están quietas
con tu cuerpo encendido de deseo
entre velos mecidas
al paso del viento...
 Desde el sol de ayer encadenado
hago votos sin más porque ahora llegues,
pues la ampollada mano ya no quiere
sostener el arcón de los recuerdos,
de ribetes dorados, pensamiento,
cada hora salina me intitula
que ciña lo pasado para hacer
mejor quema sin leña
en la fría y callada chimenea...
pero no para hallar qué comulgar
en ese instante tibio de las horas
donde será el callar agua bendita
y sanación la bella reverencia...
Si solo una palabra quiebra todo,
esa voz debe estar llena de luz
y alcanzar a brillar de cualquier modo
en su rostro de pan, vivo y constante...
y en la horquilla gentil donde zozobra
ese amor que resiente, que arde y mira
la fuerza del quehacer enamorado
no hará más que sentirla aunque sea nieve
y empujar como ávido soldado
queriendo nada más
lo elemental...
su sueño reparado...

JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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domingo, 4 de octubre de 2015

¿ALGUIEN HA VISTO A NAPOLEÓN SOLO? / Poesía de José Ignacio Restrepo


MÍSTER SOLO


Regalado entre el paso de un pecho destapado 
para llegar a tientas a un vacío galpón, 
recuerda el corazón los nombres enfadados 
y el aviso de fiesta que nunca pasó, 
mientras ama del hoy un grito contenido, 
y recuesta el rencor que se ve en el espejo
un cuerpo de faisán que duerme adolorido 
en eso que quedó, un jergón de piel
que aunque se esfuerce en ver no parece un nido...
Un poema expulsado de los vaivenes pálidos
del alma que por fin recupera la calma
 sin culpar a la vida por tantas mentiras 
ni tentar al adiós de suscribir la carta 
que sin puntos ni comas le de la bienvenida...
Alma dice, feliz, el pasado pasó
y viste con papel la enterrada alegría,
sintiendo ahora mismo el aroma a oropel
que la ronda igual que el aire nuevo a un niño,
como el día olvidado cuando supo de ella,
la muerte en su gabán, de largo cabellos,
con sonrisa irreal vistiendo terciopelo...
No creas otra vez en la voz del amor
aunque venga volando diciendo te quiero,
igual que un ruiseñor que pasara la calle
y te diera su amor después de un gran abrazo,
no creas, la verdad es palabra sin eco,
bostezo desclavado, absurda picardía,
y si trajera luz en mitad de la noche
cógete el apetito de comerlo de un tajo,
es falso el oropel igual que si cascajo 
pugnara por brillar diciendo que un lago...

Alma fuerte, respira, tiene espacio la cama,
las horas del reloj son sin más todas tuyas,
y el balcón te merece, y el espejo completo
se voltea a mirar hacia dónde transitas...
A pasado el ayer de altibajos repleto,
el hoy trajo regalos y todo lo acomodas
desde ahora te llamas solitario y lo sabes
ya no tienes amor ni tampoco pesares...


JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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miércoles, 30 de septiembre de 2015

LOS REGALOS DESCUBIERTOS / Poesía de José Ignacio Restrepo


A UNA AMIGA ALADA 



Y levanto mi antorcha...
No he podido en mi perdido islote
convertir el ardor, el mustio ardor,
en un varado vértigo omnisciente
que vibre sobre mi sin pausa
mencionando tu nombre como código,
yo llevo en mi altar tu contraseña
grabada también sobre mi frente,
y con mis cicatrices imperfectas
formo poemas 
al llegar la noche...
Hoy pude ver
que de todo lo perdido
polvo veraz, 
sangrado, turbio, exacto,
puedo extraer certezas miniaturas,
y esos minutos sin tu sombra cierta
son sin embargo hechos de nosotros,
tu risa hermosa
traspasando el mundo,
tus ojos grandes como cantimploras
donde beber la sangre de esta lucha
para perderla y al fin lograr ganarla...
Esos minutos completamente puros
regalados por dioses caprichosos,
que hoy se mostraron
tibios, sugerentes,
como un hermano rico que llegara 
lleno de halagos al llegar de viaje
nos pone vivos en este altar sereno
donde es la vida atenta y el amor
el justo don, el arte soberano...
Doy gracias, hoy,
por tus regalos
y te propongo darnos los que siguen,
artes queridos, verbales, tempraneros,
que nacen sin decirnos ni obligarnos
pues tienen sitio en los lastres confinados,
de la piel que quemó el pasado indolente
y que en las cicatrices se forman sin orden
para curar dolores y cargas hostiles
que nazcan en otoño
para acortar nostalgias de mudos abriles...


JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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viernes, 25 de septiembre de 2015

Y HACEN UN LAZO LAS PALABRAS.../ Poesía de José Ignacio Restrepo



QUÉ LE QUEDA...


Qué le queda al amor sino entregarse,
sus derechos de ser esclavo y amor,
poner día con día en documento
atándose a la liturgia de la piel,
sin mayor compromiso que ir sembrado
entre dos como un árbol, como hierba,
que parece perenne, sostenible
si ante el viento se mece,
por garante poner solo deseo,
no sufriendo percance o menoscabo
porque cambien los climas, suba el mar,
en incendio sin nombre o en tsunami
sorpresivo, fugaz y destructivo,
mirar como lo intentan acabar...

Qué del amor pardo y reverente
usado normalmente por la gente,
podemos poner hoy como un ejemplo,
vulgarmente mostrarlo como templo
donde arden los vivos comensales
si todos lo sabemos más que éso...
es lugar de prolíficas tareas
que deben diariamente completarse
para que surta la fe su resultado
y el tiempo limitado recompense
a los que están del lado de creer
y ser dioses de un amo...

Qué de nuevo si no es solo verso,
y nos muestra gentil el universo
el cómo, el qué diverso, el vasto cuándo
y queda solo ser observadores
si queremos lograr de un censo duro
la simpleza y la paz que todo abarca
cuando hombre y mujer deciden ir
en busca de un destino que los junte
tan sabio que gentilmente musita
los deberes y luego acariciante
los premia por llevar al otro cerca,
o mejor en el alma ya crecida
para que hable uno y diga el otro
mientras miran sus ojos en silencio,
sonriendo de más nunca de menos
sabiendo la respuesta en un segundo...

JOSÉ IGNACIO RESTREPO 
Copyright ©


lunes, 21 de septiembre de 2015

A LAS DOS DE LA TARDE.../ Poesía de José Ignacio Restrepo


EN LA CALLE DE AMOR



Amores destacados 
que se asoman ante balcones antiguos
mientras mis ojos de almíbar saborean 
instantes algo grises,
detenidos, 
confusos, sonrientes, algo llenos
y no puedo decir que sea la queja
motivo para andar en estos rumbos,
más bien mi voz se llena entre los triunfos
por acudir este lunes al llamado
como si fuera abril de corazones
y un mensaje de amor nadara solo
cual barco de papel abandonado
en la rivera norte del canal
donde alguna ayer se decidió
a decirle su adiós
al galán que traía enamorado...
Amores que se niegan a olvidar
mi camino labrado,
ante todo por besos recabados
de bocas ya dispuestas,
los recogía un día en una calle
al borde de algún drama mal escrito
y en la noche los iba a bien sembrar
en labios medio abiertos, dilatados
marcados por la innoble soledad
con números usados...
Tantas veces volví por uno solo
que en un lugar distante hacía falta
que sin fijarme bien llegué a poner
en un mismo lugar lo que robé,
el calor ilegal reconocido
me dejaba vencido
y cambiaba un poema por error
en nombre de mi propio crucifijo...
Los labios sonrosados me decían
que no había pecado en mi conducta
pues nunca rechazaron la caricia
aunque fuera de antes repetida,
tentados por amor de no dejar
entre el musgo de un muro delegado
aquel gesto nacido antes de ayer
en labios principados...
Como si fuera abril y no setiembre,
entre lluvias y nubes,
los miro hacerme señas, morisquetas,
desde balcones llenos de begonias,
de astromelias colgantes y delirios
que se esconden tras ellas
bien trajeados,
esperando que pase el gris autor
y olvide que este sitio de emoción,
de flores y monsergas caprichosas,
lleva el nombre grabado desde siempre...
se llama calle olvido, no te pierdas
que un recuerdo infeliz no se equivoque
y ose confundir la dirección, 
su rumbo perder,
ver corta lo que es larga distancia
entre el mármol de atrás y la otra esquina
hay cientos de lamentos ya callados
 de balcones colgados
perdidos en la bruma del ayer...


JOSÉ IGNACIO RESTREPO 
Copyright ©

lunes, 14 de septiembre de 2015

A ESA HORA TEMIDA... / Poesía de José Ignacio Restrepo


LARGO VIERNES


Sierpes que urgen
en la piel volátil del amante
cuando ese nombre relata y rememora
algún silencio que clama cada que ora
porque regrese el jíbaro tunante
que arde desde siempre allí en su sangre
cada que fiel la mienta,
en la última hora cuando es tarde
para que esa febril hambre de uno solo
se convierta en sutil concupiscencia...
Palabras que revientan sobre el hombro
y arden como dedo en la matriz
cuando sedes añejas la devuelven
a pesar de que no exista ya nadie
que le haga la guerra en este lecho,
y solo el sueño egregio lo sorprenda
ganando entre su piel triste posada,
dejándolo esta noche sin sus manos,
sin el cerco prefecto de su boca
y su prisa de viernes pues es lunes...
solo y sin deseos de dormir
marcha a la hora magra en este hostal
con sus ganas de amar,
desguarnecido,
pero sabiendo que ella es sus dos bienes
la gratuidad hermosa de morar
junto a lo que haya o falte
junto a él,
que la pone por signo entre su frente
a la hora en que toca persignar
y la hala al misterio de soñar
un valor indecente
si se trata de amar
un largo viernes...

JOSÉ IGNACIO RESTREPO
• Copyright ©


domingo, 13 de septiembre de 2015

DE SOMBRAS PERSEGUIDO / Poesía de José Ignacio Restrepo


BULAS DE MIEL



Roído por silencios de hace años
que aterrizaron sin saber cómo ni cuándo
en el largo alfeizar de la ventana
que tiene marcas de caca de palomas
blanquecinos sufragios detenidos
y endurecidos sobre el mármol viejo
tan similares a las marcas de la cama
que se ha mudado conmigo tantas veces,
sobreviviendo al sesgo de lo antiguo
por la propia virtud que siempre gana
de ser sobreviviente necesaria
como lo es para el alma
este pellejo...

Habla la sacra ausencia de palabras,
que me persigue siempre,
todo el día,
y mientras yaces al lado ya dormida
vocifera cual ráfaga de viento
cantando con singular melancolía
mis tangos viejos que salen de la laptop
por otros diez minutos,
pues la forja del día empieza tarde
y el sincero paladar de mi interior
dobla la voz si prueba el mestizaje
de estos temas que nacen y se mueren
en un lento atropello,
ruido de un andamiaje
que se cae...

Sin duda es la medida soledad
que vierto con el ron en este vaso
y esa respiración que amo hace tanto
porque escancia la vida en tu interior,
saber que estás segura,
que yo soy
tu paladín de cien melancolías,
el astro que te dota de color,
tu héroe sin misión,
tu bien seguro...
y entonces merma el grito en mi recinto
y viaja a algún lugar esa tristeza
a la que llamo amarga fortaleza
en los días en que no hallo mis palabras,
y debo derrotarme para verlas
con mis tesoros robados adelante,
mis tesoros robados que son tuyos
dama de fraguas vivas,
mi princesa..

JOSÉ IGNACIO RESTREPO
Copyright ©

miércoles, 2 de septiembre de 2015

PARÍS, UNA POSTAL / Poesía de José Ignacio Restrepo



ALAN & JUSTINE 



No la quería mirar pero no podía dejar de hacerlo
ella tenía posados sus dos grandes ojos café oscuro sobre mi, 
sobre mi mansa timidez de escritor viejo/niño sombrío, itinerante,
y los dejaba resbalar por lo visible de mi piel, 
que podía sentirla como lava nueva de volcán sin nombre.

Ella reía de verme sin palabras de amor con qué jugar,
yo que tengo el poder de blandirlas  e inventarlas a mi antojo 
cada que reconvengo a mi silencio
para hacer con ellas enhebradas a mi deseo volátil
lo que me venga en gana, siempre... 
y algo más...

Tiene veinte pasados y una libreta de cuentas con la vida.
Sabe que la tristeza se hace escondida a esperarnos por ahí
y en un parpadeo salta encima para acabar con todo lo que haya. 

Y yo temo mirarla, 
temo ser esa ruta suicida donde haya tristezas, desencantos,
al centro, al medio, sobre y en el borde
esperando su faz,  su extraña pero perfecta belleza adolorida,
 para marcarla profundo con mi nombre que no conoce
pero cree que ama.

Temo ser en un minuto esa alta ventana de vidrios amarrados a la bruma
desde donde va a divisar sin que lo quiera horizontes de fuego
nunca antes pensados por ella, 
de la cual saltará, saltará, saltará tantas veces como mal necesita
para aprender a volar y no a caer buscándose en el suelo
cuando ya ésto no sea una postal... 

Éste día de azar en que la miro mirarme sonriente duele mucho, 
sombrío me deja y circunspecto cuando me veo dejarla pasar,
y me obligo a olvidar que me mira ataviada de luces primordiales
con la luz perfecta del  amor alumbrando fondos y bordes de su cara. 

Sin saber quién soy.
Una lámpara apagada hace tiempo...
Mirando mi quietud sin su luz
similar al divino resplandor de una luna serena y delicada
cuyo sueño marcha sobre mi 
aguardando un mejor amanecer...


JOSÉ IGNACIO RESTREPO Copyright ©
• Reservados todos los derechos de autor

jueves, 27 de agosto de 2015

SÁBANAS LIMPIAS / Poesía de José Ignacio Restrepo



SIN TÍTULO
 
 
 
Y llega luego el gesto interno que me dice
que es hora de gestar el algo en la palabra,
mudo a mi lado ronca el silencio con frío,
parece un monzalbete que durmiera su siesta
justo antes de tirarse a la vía del tren
pues le llegó un mensaje, una corta misiva,
donde dos veces dicen que no tiene futuro
y que de nada le sirve que busque en el ayer
lo que amó, lo que dió pues son lujos perdidos...
Calefacción me pido pues el frío me llena
y la piel que tenía para estos efectos
ha menguado cual zapa cuando hubo luna llena...
la enciendo y luego meto mi cuerpo entre la cama,
con la botella a medias en mi mano pagana
y en la santa ese libro que apenas empecé,
luego en un dos por tres el cuerpo entra en calor
y siento ese motor, particular, constante
que me pide que espere, que no tarda, que aguante,
que ése día es hoy, que hoy rige la vida,
que esta noche es la noche de las caricias tibias
del desdén olvidado y el afán generoso
de darnos el calor que tiene cada uno
esperando en las manos...
 
 El sonido en el baño me dice que se arregla...

La promesa lanzada, el vino sin abrir,
las dos copas silentes, silentes y aún limpias,
el libro ya en el suelo sobre el peso doblado
con la página herida pues nunca fue leída,
y el poeta dormido vencido de cansancio
con todo por hacer y el sueño desbocado...
tiene ese rostro infiel que a veces reinventa
cuando chupa una menta y escribe de la vida,
con nombre de mujer y gozando a escondidas...


JOSÉ IGNACIO RESTREPO
• Copyright ©



martes, 25 de agosto de 2015

NO SIN ANTES DECIR.../ Poesía de José Ignacio Restrepo


A DIOS LO QUE ES DE DIOS 
Y AL CESAR LO QUE ES...
( a mi amiga Maria Alejandra Fuenzalida )


No llega la petición como novia que ama,
colgada del brazo y atenta a la palabra,
no llega,
y el deudor detiene
el paso morador del silencio
que hace siglos hizo par con la palabra,
aunque no lleven al cinto armas de duelo
sino fervor de vida
y lisonjero,
fervor de siglos postrados ante dolosa historia,
que hace sitio en la piel
y mueve el rojo a los labios
que tiene su hangar allí
su acápite evangelio...

No llega,
pero eso no es hueco en la escalera,
ni tampoco baranda rota
ni perdida serenidad
sin rostro,
o río cruel de nacerse y al rato verse seco
sin dejar de mirar el mar de otro...
pero ya,
el poema...
viértete 
que eres más cascada viva
que domicilio de embargo entre cisterna...
Que no tiene al final mora o repaso
pues es nuevo 
como tatuaje que en el brazo
dijera con la tinta
todo...
todo...
que es bella su palabra
y su silencio prosélito valioso,
y del sereno pecho en donde nacen
los latidos también son rojo fruto
y todo el que la lea
la enaltece,
y en silencio la ama...
qué le vamos a hacer...
vestida como viene su palabra,
como novia que ama...

JOSÉ IGNACIO RESTREPO

• Copyright ©

lunes, 24 de agosto de 2015

JUGAR ESCONDIDAS / Poesía de José Ignacio Restrepo


OBITUARIO FALAZ
 
 
Y el sentido tocado, 
el tacto en la distancia 
disparando dardos sin veneno...
al contrario, 
puntas hechas de lava de verano, 
gentiles y rendidas súplicas 
hechas con aroma de tu aliento, 
cuando ya la botella de anís 
anuncia por su terca transparencia 
que el licor de tu cuerpo 
se ha acabado...
...debí dejarte amor, 
cuando te me partiste, 
una loma pintada 
de fuego que era sangre....
de otros mundos paralelos 
que se duelen de este...
tus hermosas palabras 
abriendo cielo y venas 
para que las cantásemos, 
cuando vuelva a la boca otro sabor 
y no este, 
de sangre seca y muerta, 
de mentiras ansiosas de servir 
como red para mentes sinuosas
que no quieren morirse en el vacío....
El sentido recatado y sublime
enseñándole la puerta a mis pasos,
debí dejarte
amor,
cuando el pulso era firme
y el verso me bajaba la bragueta,
en la mano de nadie que seguía lo prescrito,
cualquiera,
que me llenaba sin pedir
y cuyos ojos decían del amor
más de lo que los tuyos dicen hoy...

 
JOSÉ IGNACIO RESTREPO
• Copyright ©

jueves, 20 de agosto de 2015

RESTAS SUMAS / Poesía de José Ignacio Restrepo


CALLE CANCIÓN


Lo que das ya no es tuyo,
esa selva de abrazos al regreso
progreso ya no tiene 
mas que al lado de allá de la pasión,
tu joven corazón hiede a sufragio
si busca multiplicar desde la suma
y no hará más que restar
si talla brumas
en el cielo apogeo de su voz,
delito es posponer el débil trance
haciendo una balanza por ganar,
aquello que se da
no lo reproches
para que ella regrese por las noches,
es el curso, el asunto, la cuestión,
el balance no dura ni un segundo
y es mejor revertir a esa secuencia
poblada de cien ires y venires
que no reinan,
lo sabes,
no regresan...
desequilibrio al fin llena las manos,
carente es la tierra humedecida
en la mano callosa y perjurada
del sapiente hortelano,
que al final de la hora agradecido
decide orar no por ser nacido 
sino porque tal vez no sabe nada...

Tan diverso de vos...
también de mi,
que echamos porvenires en la noche
en la alcancía de reproches redimidos
mientras hacemos amores predispuestos,
de rangos inexactos,
amoríos,
con conocidos extraños,
con parientes tacaños,
con esposas que tornaron en filiales
al volver ansiedad en dicho y hecho...
y por dentro mantener la reverencia
por algún loco amor
que murió joven
tirado en la avenida alguna tarde
mancillado por la mano que decía
con su gesto de adiós
la profecía...
fue esto lo mejor
y lo metí sin pudor a la alcancía...


JOSÉ IGNACIO RESTREPO 
• Copyright ©

jueves, 13 de agosto de 2015

RECORRIDO SILENCIO HECHO DE VOS / Poesía de José Ignacio Restrepo


 
RESURRECCIÓN
 
 
Todo lo sabes de mi silencio testarudo,
ante mis propias preguntas
sobre la turbiedad de las razones
y el alquímico paso inocente del olvido,
obstas al resumir tus argumentos
llevarlos hasta el punto vigoroso 
tras la frase en que nuevamente callan...
no sé, dame amo precioso unos minutos...
y yo como ramera le concedo.
Dale, mis piernas son muros conspicuos
desde donde avaro puedes asomarte
para ver las maletas donde guardas
todos lo mapas, todos los deseos,
el curso de los pies enfebrecidos
que partieron de alguna extraña piel
al placer buscando un raro día
y llegaron tan mal encaminados
botando el destilado y puro semen,
como si fueran letras del mejor
escrito hasta el menguado día de hoy...
 
Y callo como Lancelot herido
que ve llegar al resto del equipo
y no puede con poco esclarecer
lo que toma sincero todo un libro,
el torso, las dos manos, el cabello,
el teatro completo de lo mío,
sirviendo en catapulta como un grito
para dar un segundo mi pregón,
y si puedo vencer, comunicar,
conseguir que me entiendas por ventura,
seremos del amor historia pura,
diáconos al servicio de la piel
y entonces saldrá la hiel apretujada
entre ahorros fornidos que tuvimos,
liberándonos a ambos del remedo
de este amor de intocables y sufridos,
que herimos con nuestro hermoso sentimiento
y el del favor del tacto no invitado,
el tacto gallardete enamorado
que tocaba la puerta y no le abrían,
que tocaba la cama y se dolía
de solo conseguir errar altivo
ante el amor del otro que dormido
lo botaba hacia afuera de la cama...
ese mundo adorado en solo un cuadro
que soñábamos reino para el cuerpo
y solo fue el quehacer del ermitaño,
cada día del mes, y todo el año
hasta que mi silencio derribó
tu sonámbulo sueño, tu calvario,
y te trajo de nuevo resurgida
a mis manos, mi vientre, mi decencia
furtiva dama hecha de saliva,
brillante porque pude descender
al limo de la fe que presumía
de ser tu calma esquiva...
y regar el vergel
donde ahora mismo capitula
abriendo sin temor su amada entraña,
las piernas que solían ser dos muros,
para que sea albergue de mi boca...
 
 
 JOSÉ IGNACIO RESTREPO
• Copyright ©



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