martes, 3 de noviembre de 2015

DATO SOBRE LUGAR Y DESTINO / Poesía de José Ignacio Restrepo


SONATA DOS


Cuando las manos se juntan al bailar
casi orando porque nada falle
podemos ver qué somos realmente
una maceta con la llave abajo,
una ventana de donde mirar juntos,
un antes,
un después amanecido,
una mancha que no pudo quitar,
una mitad,
un quejo,
un estribillo,
la mirada atenta en el portal
pues son las diez pasadas
y no llega...

Cuando las manos se juntan en el pecho
siguiendo la música y su brillo
entrelazadamente amantes
y tan vivas,
solo queremos que el murmullo nunca pare,
que el final no sea el de la calle,
que entre los ojos more una mirada
que solo nosotros conozcamos,
reos de amor,
salvados para siempre,
una sonata sincera, silenciosa,
que no quiere marcharse de la mente,
amorosamente repetida,
sentida en todo el cuerpo,
intransigente,
que tarareamos en el viaje en tren,
mientras la mente camina hacia el trabajo
y los pasos nos llevan de memoria
al zaguán del hacer y el deshacer,
al pasillo de cruces y de olvidos
que suman siempre
las horas de vivir
y los minutos que tarde ese regreso...

Cuando las manos se buscan para hallar
la manera sutil, el dulce ascenso
hacia las bocas que aun no saben nombres
ya la música se canta desde adentro
como un fanal de notas imperfectas
que solo allá en calor
se purifican...
los ojos dicen que al fin hemos llegado
a ese lugar que nos produce paz
cuyos sonidos en un milagro ajeno
suelen sonar
mejor que tu silencio....

 JOSÉ IGNACIO RESTREPO
• Copyright ©

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