miércoles, 30 de julio de 2014

TRAGOS DE ANÍS A MINUTOS DE DISTANCIA / Poesía de José Ignacio Restrepo



A ISABEL


Deja tu nombre intacto sobre ésa
sábana que es un broche
una redada,
para la pesca inmensa de la noche
que llevo nuestro bote colorido,
hasta el borde secreto ya nacido
en la otra palabra,
la otra fiel palabra que alguien dijo
pero huyó sin saber por la ventana…
Déjala dormitando,
no la muevas,
que sus ojos cerrados son muy bellos,
las palabras que fueron ya destellan
y otras vivas apenas, inquilinas,
se disponen a darse
de luz llenas están en la azotea…
Pinto odres vacíos, los decoro,
y los pongo al alcance de quien llegue,
sus silencios son míos y es adrede,
pues mis cuartos longevos y vacíos
quieren ver las palabras como velos
por paredes y techos, desgastados,
poblándolos como diez suaves cabellos
que al viento se movieran mansos, puros,
filamentos que dicen lo que llevas
dentro, fuera, plasmados de tu aroma
que imita la palabra que te nombra
en la boca apenas entreabierta
de quien quiere que vuelvas tu alto rostro,
poblado de los blancos inmediatos,
los azules claros del estío
y esos innecesarios amarillos
que el brillo de paredes, cielo rasos
dejó como regalo
en tu ser bello,
tierna tela de hilos...

JOSÉ IGNACIO RESTREPO
• Copyright © 

miércoles, 23 de julio de 2014

LAS RAZONES DEL SUEÑO / Poesía de José Ignacio Restrepo


MORFEO


De veranos antiguos vienen hoy
decretos espejados de lujuria
que se empeñan en hacer seguidas señas,
mientras cambias de sitio,
y jaspeas los ojos y las manos,
cual si hubieras dejado tu pincel
en las curva golosas de tu piel,
que aún rinden mis ojos
cuando miro las voces de mi ayer
regadas sin cuidado sobre el,
ese cuerpo que nombro como mío
cuando sé en negativo y positivo,
que es solo el territorio que alquilé
por tu llano pedido
un día solo,
y sin embargo moro me quedé,
cuando vi por tus ojos el vacío
que quedaba en el mundo
si me iba...

Tengo tantos recuerdos serpenteando
esta noche en que el sueño te ha rendido,
me siento como un campo mal sembrado
que deja salir plantas a la fecha,
sin que estén bien maduros esos frutos
para que llegue entonces la cosecha
y les corte sin más,
y los otros declaran que se tardan
con las ramas de brote aun pequeñas
ante el viento de penas y silencio,
el cultivo de lo mío con lo tuyo
entre meses renace, prevalece,
y la espera lo trae a nuestra mesa
para que sea de nuevo el alimento,
que el acoso del hambre
sirve inmenso,
cuerpos que deseaban ser licor
apenas van cubiertas de deseos,
agua para la sed de los que imploran,
brillo para las manos firmes,
servida proteína compartida,
pero no hoy,
señor,
hoy es el sueño el campo para el riego,
donde los sueños vagan inconformes
y no te pueden ver,
despierto tú me miras
escribiendo estos versos que iluminas
con mi contigua ausencia
que dormita...

JOSÉ IGNACIO RESTREPO 
Copyright ©

sábado, 19 de julio de 2014

CON LOS OJOS CERRADOS / Poesía de José Ignacio Restrepo



TEOREMA SIN LUZ



Que ya vienes,
quizá las quejas arden
o es el recelo por verme receloso,
tienen mis ojos las marcas de las calles
donde buscar se convirtió en mi vicio,
ellos tienen la sola faz del quicio
donde hace rato mis manos te dijeron,
que no por ser mi tacto el mensajero
tenías carta abierta
hasta mi rancho,
y lo tomaste fiel
porque cumpliste,
mercenarias quedaron hoy mis manos
cobijando mi cuerpo desolado,
mientras seco mis ojos
de triste forastero enamorado...

Y si tienes de mi
nostalgia errante,
que te alcance los viernes y los martes,
pero no le haga coro a tus pedidos
el resto del afán de la semana,
acércate a las calles que anduvimos,
y mírate en los ojos de los niños,
con la sonrisa amable que recuerdo,
azucarada  prueba de que andamos
aún unidos
por dádivas de tiempo,
que nacen de los vientres y los pechos
donde hace rato gritan,
yo lo sé,
y tienen de quejidos algo amable,
piropos de remansos y de fe
por poder asilarse
en vidrieras, en cálidos balcones,
o entre cortos vestíbulos, mujer,
que guardaron ayer los corazones
que hoy laten separados y difusos
y con trozos de piel
muertos y atados...


JOSÉ IGNACIO RESTREPO
• Copyright © 

miércoles, 16 de julio de 2014

AÑADIDOS POR HILO Y NUDOS CIEGOS / Poesía de José Ignacio Restrepo



SEPARADOS


Son mis voces partidas arandelas,
que antes de hoy de seguro fueron broches,
de abrillantada fuerza sostenida en un gancho invisible,
que tenía por misión hacer un nido que fuera una cárcel infalible...
Ni siquiera su único adjutor notaría su carácter de mazmorra,
o la belleza cruzada de mentiras en sus lazos tendidos como trampa
que el amante simplemente anudaría alrededor del cuello,
convirtiéndolos en tenues filamentos de ungüento precoz para los ojos,
para que no los abriera mientras leía su nombre sobre el suelo,
de baldosas pulidas y orden recto...
Mis voces son pasado revestido de laminillas de oro exuberante,
 hebras de hielo heridas que semejan escapularios de dioses repelentes,
que moran hoy en pequeños incensarios quemándose hasta el fin...

Yo suelo regresar como un obrero a cubrir las paredes con tus huellas,
que conservé pegadas a mis dedos con tus puntadas de hilo azucarado...
bardos de versos ebrios han tratado de extraer de sus líneas el pasado,
sentándose a beber aquí a mi lado pero ha sido inútil, doloroso...
Ahora toco las cosas sin asirlas colocando los dedos en su lumbre,
y aquello que se preste a mi tañido suelo mirar solamente,
pues guardo los áridos gemidos que en bucle se escapan lentamente,
de un libro que narra los esfuerzos convergentes del todo hacia la nada,
ya muy pronto te envío la noticia de donde puedes comprarlo,
mientras tanto te doy la garantía de que tu nombre no surge, 
ni en la página que habla del desdén, ni tampoco en la otra algo alargada
que dice quien juntó para engañar esos hilos perdidos y adiestrados,
de los cuales colgaron hace tiempo unos dioses sin rostro,
guardados en su propio escapulario...

JOSÉ IGNACIO RESTREPO
• Copyright © 

domingo, 13 de julio de 2014

EN LA HORA DE SERNOS / Poesía de José Ignacio Restrepo


CENICIENTOS 


Lavo mis manos en mi carne agria,
doce de las trece veces que me miras
y luego de marcharme vuelvo limpio,
de todo lo que dí sin tú pedirlo,
que es la era mayor donde yo siembro
como pobre inquilino tu inquietud,
los veinte besos laxos, recelosos,
y el coito alargado que llevamos,
como un niño pequeño entre las manos,
desde el principio tímido hasta aquí,
esta puerta de vidrio,
donde puedes mirarme
y yo a ti...

Tengo pena de hablar solo hacia adentro
como chico vulgar poco educado,
sí sabes que mirar hacia otro lado
produce refracción ambulatoria
porque no me regalas esa gloria
de habitarme, mujer, de encalambrar
mis sures y mis nortes nuevamente,
y restregarte a mi pilar egregio,
con la fuerza de aquel que está perdido,
y no quiere volver o regresar
a ser ese que dejó en algún lugar,
con su nombre escrito en un papel
y un vidrio enterrado en las costillas
por no saber amar,
solo gastarse atado 
en otra piel...

JOSÉ IGNACIO RESTREPO
• Copyright © 

jueves, 10 de julio de 2014

LAS COSAS EN SU SITIO / Poesía de José Ignacio Restrepo



KARMA



Tonada de mi grifo mal cerrado
que hace de orquestado vaticinio
a ese último recuerdo mal vestido
vivido en esta alcoba,
en esta casa,
que constó de introducciones comentadas
por sus autores probos
y secuaces,
esos que ahora son sus tristes aces,
y se dedican por bien y separados
a ejercer sus labores creativas,
sin pensar en volver pero soñando
ocupar el lugar que antes tenían,
imágenes del ayeres momentáneos
que fueron antes polvo y hoy son tierra
retenida en la piel de los estantes,
o en la verja oxidada de la entrada,
donde huellas dormidas se despiertan
con tan solo mirarlas...

Religión,
de la vasta inclinación no queda nada
mas que fuertes dolores
en lugares precisos, relicarios,
donde el instante dormido se preserva
del paso de los mundos,
locaciones ufanas, instintivas,
ayer dadas por muertas, por extintas,
y hoy que son cicatrices revividas
bajo plásticas rutas de inocencia,
con tus pasos atándose a los míos,
con inventos y charlas compartidas
que jamás sostuvimos,
pero que hacen rutas de acero con barandas
para ir y mirar a ojo cerrado
todo lo ya perdido entre la fe,
de nada mutuo ser y retener,
sombras neutras que marchan separadas
aunque se junten las manos,
o al mirar un lugar al mismo tiempo,
y encontrar lo vacío
en algo lleno...

Levantarse 
y cerrar la llave abierta
con la mítica esperanza de tapar
esa vena que de noche nos desangra,
vana errancia injusta del recuerdo
que no acaba de hallar en el regreso
el camino preclaro de su olvido,
detenido en la gota itinerante
que lacera la culpa del instante,
con la mágica sed del karma iluso,
y ese lujo con rostro, cuerpo y alma
que me ronda y me mima
como ayer,
desde el lado más frío
de la cama.

JOSÉ IGNACIO RESTREPO
• Copyright © 

sábado, 5 de julio de 2014

EL RUIDO DE TU NOMBRE ENTRE MIS DEDOS / Poesía de José Ignacio Restrepo



A PEDIDO DEL GOZO 
Y EL DOLOR


Heredero caudal,
efluvio que se busca en las horas de frío,
este estigma que llevo te nombra
como viento ensombrecido
que baja reluctante de las copas a la fronda serena de mis pies,
a buscar la tierra sin cultivo en los callos sangrantes de mis manos,
donde tengo tu nombre atravesando todo lo que es,
desde lo que no es,
allí donde dormido espera que mi ácido latido
deje el ruido que hacen lo helióstatos cansados,
parda tarea de seguir el curso de las horas
musitado en mi piel por cualquier último latido.
Carcinomas se salen a pedido del gozo y del dolor,
lo obtenido sin más causa repudio cuando el hoy es un ósculo vacío,
el ruido que hace fiel tu santo nombre cernido en lo más bello
como manto de perfecto color y ubérrima nobleza,
se asemeja al tejido putrefacto si el tesoro cubierto es ya algo ajeno,
camándula de oro, perla negra, diamante de crepúsculos tallado,
nada quiere mi quiero si esa gema no va a mi corazón o a mi autismo,
en un arco tallado que dibuje ese frío con algo de calor,
- mañana es la promesa no la digas -
recoge ese cabello de la cama y no maldigas el sutil vacío,
que te tiene enlazado  a un tiempo escaso,
el tiempo que su vida nombra cuando piensa en recuerdos,
no maldigas ni acaso por fatiga,
todo llega si lo pides sin decir,
ya está escrita de antes la palabra que mora en tu vacío paladar
y duerme, yo lo sé,
despierta en la ensenada de su boca...

JOSÉ IGNACIO RESTREPO
• Copyright ©

martes, 1 de julio de 2014

TOCAR MADERA / Poesía de José Ignacio Restrepo


A UNA AMIGA DE MADERA


Te lo digo hoy,
hoy que no hablo y apenas pensar puedo,
cuando miro hacia atrás y la ventana
es el único sitio temperante,
donde puedo nombrar mi regocijo,
y mirarte feliz,
sin verte, negra,
la ventana donde angustias tú sentías
porque yo no llegaba,
porque tú no sabías dónde andaba,
donde diablos andaba con mis pasos,
si esquivando peligros,
o enlazado
con alguna de pechos abundantes
sin nombre, ni conocida filiación...
una puta
como dice la canción...

Ya no tiene el color que tuvo entonces,
hoy es de un tono aceitunado,
pero puedo decirte que la amo
por las lágrimas tuyas
que ella tiene,
ese marco que fue su apoyo entonces
su adherido paciente, noble amigo,
aún está completo y se ve fuerte,
seña es de que no fueron tantos
esos amantes llantos de mujer,
pero sabia la madera
que absorbente
sostiene de la mujer su gran amor,
mientras nace en el pecho que ignorante
anda por ahí sin darse cuenta,
que esa vela duele, escoce, arde,
y agota muy adentro ese querer...

Ya vive nuestra vida en otra parte,
vine por aquí a dar las gracias,
a la casa, pero más a la ventana
que la sostuvo a solas tantas noches
en medio de preguntas
y de dudas,
con la mirada perdida en el vacío
de la calle que abajo se bifurca,
por donde mi aliento
tardío se veía
a la luz infatuada del farol,
y al tiempo que sus pasos se tomaban
para llegar corriendo hasta la alcoba
y en un momento
dándole a Dios gracias,
meterse de un envión en las cobijas,
cerrando los ojos y callada,
tantas veces como llanto en la ventana,
por eso gracias amiga,
ventana que paciencia le tuviste
y socorriste su duda y su quebranto,
hasta que yo comprendí
y dejé de quedarme en esos juegos
donde siempre perdí...

JOSÉ IGNACIO RESTREPO
• Copyright © 

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