viernes, 29 de agosto de 2014

CADA GRANO MOLIDO, ESTE CAFÉ / Poesía de José Ignacio Restrepo





Y, LACAYOS...





En cualquier idioma,
en el rapaz de quien lo bello entiende,
o el que sapiente no sabe
que le sigue el sentido de las runas,
en ese suave,
vocal de quien domina la sintaxis precisa
de los tiempos,
en ese otro que algún niño entiende,
el que la mora y la riñe y la bendice,
y le regala el oro, que no tiene...
en ese bello lenguaje testifico,
y te asisto mujer,
con mis mil ojos...

Pero mejor
como astro que visita
tu piel de rumorosa mermelada,
así cuando tu fiel mirada riñe
mi piel que hacía tiempo
simplemente
ni en sueños pretendidos
visitaba,
ese requerimiento hecho de celo,
fabricado en momentos compartidos,
entonces en mitad de un viento frío
que trae como sé yo
tu santo nombre,
siembro con harta fe,
y harto cuidado,
lo único que convence a tu premura,
ese llamado antes Palo santo,
que santidad no tiene
pero sufre,
si faltas heroína a mis costumbres,
y asolado me dejas en la casa...
Que sea mi lenguaje de heredero
el que en tu boca palpe mi saliva,
antes de bienvenirnos
nuevamente,
así amantes por siempre,
hermanados en voz,
y del silencio cuando miras o miro
por la voz que transpira
y aquí nos moja,
del amor servidores
y lacayos...


JOSÉ IGNACIO RESTREPO
• Copyright ©



miércoles, 20 de agosto de 2014

DE MONTAR Y OTROS ASUNTOS / Poesía de José Ignacio Restrepo



ESA GRACIA


Que de todos los pasados 
fueron huérfanos, 
circunscritos recuerdos estelares
que mancharon el piso, las paredes, 
dejando nuestros nombres en el aire, 
disponiendo los claros porvenires 
como hijos vestidos 
que se van sin pensar, sin la tarea
al vaivén repentino de sus clases...
una tibia moral sabe lo nuestro, 
mientras carnales palabras van escritas, 
con la tinta de etéreos profetas 
y su anónima tinta...
Mientras miro
el vacío de la puerta
y luego al cielo raso entablillado,
sé positivamente que has huído,
dejando sin un extremo de la aguja
el ovillo que tenía todo el hilo,
con el que pretendíamos tejer
el trino de la historia y su sentido,
el afán, la derrota, los suplicios,
la enajenada treta, los secretos,
el contertulio de ambos,
nuestro amor...
Ha quedado en veremos desde hoy
hasta que te decidas compartir...
espera,
son los ruidos que tiene la escalera,
cuando alguien desciende,
alguien asciende,
sin contar los felices escalones
con su número par,
número impar...
entras con esa voz enajenada,
demandando silencio
-que lo tienes-
pero escucha, mi amor,
qué es lo que quieres...
nuevamente el amor.
así, sin ropas,
regresó la tonada de silencios,
la migaja que es pan,
el dolor que es calor
por compartir,
esa gracia sin gracia
que es vivir...

JOSÉ IGNACIO RESTREPO
• Copyright ©

martes, 19 de agosto de 2014

PERÍFRASIS EN SINGULARES / Poesía de José Ignacio Restrepo




A ESA HORA


En los condados 
que tienen definida la frontera
pero que aún no son patria siquiera,
duermen carencias abrazadas de la fe
con nombre de colores 
y texturas blandas,
sin primer apellido,
ni segundo...
Vestidos para irse a dormir,
y tejidos entre la cálida piyama,
como dibujos que solo entienden niños,
esos recuerdos que atamos con cariño
a nuestra nave que avanza por la vida
hablan como lo haría
otro poema,
este sí extendido en filigranas,
contando entre caminos y veredas,
entre humedales, llanos y represas,
lo que comenta el viento
entre los árboles
antes de que se vuelva bella leña,
algún cuento,
alguna estratagema,
con la cual vencer el día largo,
para llegar cual impávido país
a esa puerta en la última frontera
con el segundo mejor
y la hora plena,
que insomnes llegan para darnos brío,
cuando todo lo demás
hasta lo propio,
solo nos deja pócimas de frío... 

JOSÉ IGNACIO RESTREPO
• Copyright ©

domingo, 17 de agosto de 2014

SOLO SUEÑA QUE PASA LA TORMENTA / Poesía de José Ignacio Restrepo


DORMIDA


Comandando tu sueño
están tus ojos, 
lastrados por extenuantes laboreos,
los diarios, los que estaban atrasados,
aquellos que por ajenos preocupan,
y los otros que yo he bautizado
tareas sin hacer que nadie hizo,
y que esclavos nos llevan sometidos,
con números quebrados que no lo eran
pero por ir enteros adeudados,
nadie quiere cogerlos,
mucho menos sumarlos
o restarlos...

Cansada de tragedias que ahora pasan
como si fuera una película incesante,
donde protagonistas piel y sangre,
chocan contra la pálida conciencia
produciendo callada incontinencia
en ardorosa batalla entre los ojos,
que están por tanto duelo compungidos
sin poder desandar nieblas del alma,
mientras la sangre de otros salta augusta
en bombazos elocuentes y metralla,
que no sabes mirar menos doler,
igual que a mi me pasa,
un quehacer
para quedar dolido muchos días...

Reverbera tu mente ahora dormida,
y te veo temblar como una hoja,
escojo a una simbólica palmera
para que haga por sí misma de remedo
tejiendo imaginarios sortilegios,
por cada quehacer que aún no completas,
para nutrirla sincera con su paga,
cuando el viento sonara cada hebra
y al suelo descendieran los denarios,
tu preocupación terminaría...
así cada persona laboriosa
inscrita con su esfuerzo entre las hojas,
vería recompensas descender
al hermoso azogue de los vientos,
cayendo como agua hasta la tierra,
no en números quebrados ni romanos,
tampoco a la derecha o a la izquierda,
sino como plomada que perfecta,
en la arena sin mancha señalara
qué paga corresponde
y quién es dueña...

No tendrías el sueño tembloroso,
que hoy tienes mientras duermes preocupada,
descansarías ajena al ministerio
 que te espera fatigoso en las jornadas,
que no señalan aún el calendario
aunque dolor promete en su breviario,
de tu sueño y mi vigilia conocido,
que dice a tu labor fuerte y granada
no vendrá esa paga justa y noble,
sino la únicamente necesaria
para alargar la vida,
mi señora,
y el sueño de llegar a mejor parte
mantener con vida,
sin saber
que lugar en el mapa
ha de tener...

JOSÉ IGNACIO RESTREPO
• Copyright ©


domingo, 10 de agosto de 2014

TE DORMISTE Y VINO ESE RECUERDO / Poesía de José Ignacio Restrepo


TRES


Taumaturgia
sin límites ni tiempo,
que obra ante mis ojos por momentos,
dejando entre mi cuerpo, celestina,
esa otra llamada que no he hecho,
el proclive, insensato palpamiento,
que con mi miembro cauto hago por dentro,
pero que a solo plácidos instantes
que te llegue el sueño de este día,
intento completar en otro cuerpo
a años luz de ahora y de este sitio,
como si fuera un mago desolado,
sin un teatro o ágora dispuesto,
sin público converso ante su juego
para perder la ruta de lo cierto,
dándole con su aplauso la ventura
y con su grito recio
bello premio...

Decanto
lo que lleva mi mano de intención,
el logro desde antes malogrado,
que sé anda rondando este minuto,
tan lleno de deseo, tan contrito,
pues te ha abatido el sueño
impostergable,
y lejos andas ya de mi deseo,
te tomo de mi treta y te sostengo
lo íntimamente cierto y necesario,
para que hagas transbordo
en otro cuerpo,
y de ti halle carne ese recuerdo,
una ella amable y que amé mucho,
pero que se fue detrás de alguna huella,
no hecha por mi pie ni mi sulfuro...
la tomo por un rojo que la viste
y encuentro en un instante su desnudo,
su altanero cuerpo que aún sigue,
tan bello como antes,
como nunca...
y entre que te volteas la hago mía,
sorprendiendo su arribo con mi falta,
sus ojos bien abiertos me motivan,
a hacer todo con rapidez y santa calma...
y en un instante extraño somos tres,
la cama gruñe un poco y te volteas,
en tanto ella resiste hasta que acabo
y se surte del sueño que apacientas
para marchar de aquí
no bien te beso...

Te rodeo con mi abrazo
entre dormido,
maga de mis latencias y mis dudas
y tú solo al sentirme me encajonas
con todo lo que falta de tu magia,
serena hada del trino y la nostalgia
que te encarnas en otra, si vas ya,
dormida de cansancio a otro lugar,
para que yo complete mis deseos,
aunque sea a la vega
de mis sombras...

JOSÉ IGNACIO RESTREPO
• Copyright ©

martes, 5 de agosto de 2014

DE MI SOMBRA LA LUZ NO SABE NADA... / Poesía de José ignacio Restrepo




COLECCIÓN


Justa labor cotidiana de herbolario,
reconocer las hojas que dejaste ayer
tiradas sin cuidado en las baldosas,
ordenar con cuidado lo vivido
junto a tu pelo,
enredándome
en tus manos,
sacar del sol la influencia
y el buen sueño,
para sesgarlo y luego repetirlo,
poner después el delicado celofán
en todo lo que alienta mis sentidos,
piel de las horas
con tu santo nombre
que ensombrecidamente me regala,
para mi breve historia
su vaivén,
mientras afuera
sin más
pasa la nada...

JOSÉ IGNACIO RESTREPO 
Copyright ©
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...