martes, 27 de octubre de 2015

PRESO Y CON VIDA... / Poesía de José Ignacio Restrepo


EFEBO DORMIDO


Desnudeces de sal...
La piel como un icónico estandarte 
se reduce al secarse al sol y al agua, 
los pliegues y los tórridos lunares 
parecen ahora señas de algún mapa 
que no muestra claro sus senderos, 
realmente no lleva a parte alguna
ni nombra este alcázar donde está...
Su dueño que sin ropa ahora duerme
ya sabe que no irá a ninguna parte...
Perfumada del tránsito funesto
de los minutos sin fin que la traspasan,
ha puesto sobre si arduos cansancios 
del mar, de la gula y la resaca,
componiéndole  odas de cristal
que ahora solo son tercos fragmentos,
que en misterioso orden extendidos
grises por el óxido del tiempo,
mutados en sus bordes por el agua,
ligeros, diríase sin dueño
le miran silenciosos desde el suelo
áridos entre conchas de colores,
perdidos porque nadie los reclama...
Conventuales sueños que ahora pasan
a su pesar altos como nubes,
 a ese dormido efebo vislumbrando
sin ropa, abandonado, mustio,
cada uno tiene rostro e iniciales
que necesitan ser reconocidos
por un dueño que los haya perdido...
Él mientras muestra un gesto delicado
que auspician los hechos conseguidos
atados a las lineas de sus manos...
no debe, no busca, no idolatra,
el templo destruido se halla bien,
acaso prendado entre el misterio
tejido en el verano de una piel
con rostro lavado por la aurora,
y un señora precediendo el nombre
que le aguarda entre el místico vergel
parecido a un joyero, delicado,
que ha probado su boca y en sus dedos
se ha traído al mar como trofeo
en un instante tibio que él adora
y está preso con vida
en su recuerdo...


JOSÉ IGNACIO RESTREPO
• Copyright ©

miércoles, 21 de octubre de 2015

FRÍO ENTRE EL CORAZÓN / Poesía de José Ignacio Restrepo



SALIENDO


Sabremos elegir el rumbo,
ahora que tú como yo
tenemos los brazos partidos
y la vista en los sueños filiales,
ahora que el mundo afuera se parte sin aviso
y bota gente bueno en nuevas guerras,
será posible ir en dirección correcta
cuando no hay mapa justo ni hora perfecta
y los ojos cansados no quieren medir,
ni pedir ya la boca, ni el pie errar en limpio...
sabremos esperar el mullido designio
nosotros consagrados a pedir el favor
de algún llegado amor
que aquí quiera quedarse.

Y la boca sin rimel gastado en el espejo
para dejar mensajes de dónde, cómo o cuándo
y el personal diciendo se acaba la energía
mientras muestra las fotos de dos vidas vacías,
en la mesa prendido el laptop de escritor
tocando una canción sometida al again
desde que la pusieron
Patrick mi amor,
el verano pasó...
es otro sol de Ibiza y es otro este temblor
de pura soledad yo sigo vivo...

Apago la tevé, el calentador,
dejó por fin aquello compartido
sin un solo gemido,
y cierro nuestra casa,
no hay nada en la nevera
y ya mi ropa
está doblada y puesta en la maleta,
cero grados en Zurich,
solo siete y algo en Barcelona,
no queda por contar más que las calles
que hay de aquí a la próxima estación,
y preguntar en tanto qué canción
traiga el rostro de ella
entre recuerdos...

JOSÉ IGNACIO RESTREPO
• Copyright ©

viernes, 16 de octubre de 2015

CARTAS A LO QUE TENEMOS / Poesía de José Ignacio Restrepo



AHORA COMO ANTES



Enfadosamente
con las manos convertidas en muñones
por no poder pegar a tu cuerpo blando y bello
el mejor de mis lánguidos derechos,
como reza en un muro popular,
que cuando a mi mejor me venga en gana
como médico de almas coronar
el tejido puesto en tu cuerpo por mi afecto,
con mis manos lanzadas en envión,
soldados que de un dios precisan
así sea un gorrión adormecido
por la bruma, el neón y el frío que enferma...

 Entre gruñidos de afecto recelosos
pongo mi mejor voz entrecortada
para cortar el paso del silencio
y ensayo como lo hice en otro tiempo,
esa sonrisa de lado congelada
que hacía que miraras con cuidado,
preguntando qué es lo que se trae,
será señal de guerra o tibio amor,
quietud por emoción o retirada,
y luego devolvías tu mirada
añadiendo atención sin pestañear
para poner de nuevo en su lugar
aquello que la duda ya ha cambiado,
y entonces coincidimos, entre risas,
en off cualquier palabra o nimio gesto
afuera sin más todo vestido,
la cama, la alfombra, la cocina,
cualquier lugar es bueno para dar
al amor de verdad continuidad...

Y se marcha el enfado como vino,
malhablado invitado de siniestros
inquilino callado o manifiesto
que rondaba  cual dueño del lugar,
y nos quedamos haciendo una postal
para enviársela mañana en la mañana,
o un día que viajemos por París
como ayer prometimos, ¿si te acuerdas?
cuando sembramos, regamos  y nació
nuestro amor enfadoso, fuerte y brioso,
ahora como antes bello niño...


JOSÉ IGNACIO RESTREPO
• Copyright ©


miércoles, 7 de octubre de 2015

LEÑA QUEMADA... / Poesía de José Ignacio Restrepo



EL SUEÑO REPARADO


Pongo en mi suave voz
fuego y repulsa
tan lejos estoy, tan cerca de poner 
lo que tengo entre luces nuevamente
y en sencilla disputa, hoy, otra vez,
como traza infatuada de memoria
que cayera adelante y no atrás
del verde de mi mapa,
del fondo sin coser de mi costal,
donde duerme cansada,
mi adorada, invisible, reticente
flauta hecha de miel, sal y aceitunas
delicada, cordial e incandescente...
Conteo de semillas nacaradas,
pintadas desde ayer con brea fresca,
dulce que riega aromas por tu causa
y los pone a dormir sobre mi piel
donde oro en silencio junto a un dios
que retiene su aliento sobre mi
y me hace soñar a ojo abierto
con un harén completo que no cabe
entre el fúlgido y breve pensamiento,
todas tienen tu rostro y están quietas
con tu cuerpo encendido de deseo
entre velos mecidas
al paso del viento...
 Desde el sol de ayer encadenado
hago votos sin más porque ahora llegues,
pues la ampollada mano ya no quiere
sostener el arcón de los recuerdos,
de ribetes dorados, pensamiento,
cada hora salina me intitula
que ciña lo pasado para hacer
mejor quema sin leña
en la fría y callada chimenea...
pero no para hallar qué comulgar
en ese instante tibio de las horas
donde será el callar agua bendita
y sanación la bella reverencia...
Si solo una palabra quiebra todo,
esa voz debe estar llena de luz
y alcanzar a brillar de cualquier modo
en su rostro de pan, vivo y constante...
y en la horquilla gentil donde zozobra
ese amor que resiente, que arde y mira
la fuerza del quehacer enamorado
no hará más que sentirla aunque sea nieve
y empujar como ávido soldado
queriendo nada más
lo elemental...
su sueño reparado...

JOSÉ IGNACIO RESTREPO
• Copyright ©

domingo, 4 de octubre de 2015

¿ALGUIEN HA VISTO A NAPOLEÓN SOLO? / Poesía de José Ignacio Restrepo


MÍSTER SOLO


Regalado entre el paso de un pecho destapado 
para llegar a tientas a un vacío galpón, 
recuerda el corazón los nombres enfadados 
y el aviso de fiesta que nunca pasó, 
mientras ama del hoy un grito contenido, 
y recuesta el rencor que se ve en el espejo
un cuerpo de faisán que duerme adolorido 
en eso que quedó, un jergón de piel
que aunque se esfuerce en ver no parece un nido...
Un poema expulsado de los vaivenes pálidos
del alma que por fin recupera la calma
 sin culpar a la vida por tantas mentiras 
ni tentar al adiós de suscribir la carta 
que sin puntos ni comas le de la bienvenida...
Alma dice, feliz, el pasado pasó
y viste con papel la enterrada alegría,
sintiendo ahora mismo el aroma a oropel
que la ronda igual que el aire nuevo a un niño,
como el día olvidado cuando supo de ella,
la muerte en su gabán, de largo cabellos,
con sonrisa irreal vistiendo terciopelo...
No creas otra vez en la voz del amor
aunque venga volando diciendo te quiero,
igual que un ruiseñor que pasara la calle
y te diera su amor después de un gran abrazo,
no creas, la verdad es palabra sin eco,
bostezo desclavado, absurda picardía,
y si trajera luz en mitad de la noche
cógete el apetito de comerlo de un tajo,
es falso el oropel igual que si cascajo 
pugnara por brillar diciendo que un lago...

Alma fuerte, respira, tiene espacio la cama,
las horas del reloj son sin más todas tuyas,
y el balcón te merece, y el espejo completo
se voltea a mirar hacia dónde transitas...
A pasado el ayer de altibajos repleto,
el hoy trajo regalos y todo lo acomodas
desde ahora te llamas solitario y lo sabes
ya no tienes amor ni tampoco pesares...


JOSÉ IGNACIO RESTREPO
• Copyright ©

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