martes, 4 de abril de 2017

CUANDO CANTA UN TURPIAL / Poesía de José Ignacio Restrepo


UNA SIMPLE METÁFORA


La baldosa se lo sabe de memoria. 
Ha aprendido por fin a caminar 
olvidando para siempre el don del vuelo. 
Vino un día conmigo del mercado 
picoteando el botón que va cosido 
en mi gorra ya vieja marca nike, 
yo con miedo que hiciera algo en mi oído. 

Pasó calles, carreras, avenidas, 
asentado, dormido en mi cabeza, 
y al llegar sin parar mientes en nada 
recorriendo la casa como propia 
cantó trinos que sabía de memoria 
viendo tantas ventanas, presentía 
que lo había traído por tozudo 
y que pronto cansado lo iba a echar.

Pero nunca pasó. 
No fue el perro ni el gato ni el cansancio. 
No pudieron con el los ratos rancios. 
Ni la hoja de papel puesta en la mesa 
que de mañana aguarda a que mi mano 
escancie sobre ella las palabras, 
que al rato sin respeto picotea 
con envidia infantil y pasajera...
esa ave cantora, ese turpial 
entre meses recorriendo este zaguán 
olvidó sin querer el don del vuelo 
que había aprendido sin afán 
por el gozo de hacerlo. 

Y dedicó horas sin augurio 
a cuidarse del perro y mi paciencia. 
De ese gato mestizo que lamía 
mis manos sin permiso si cantaba
y hasta el día impensado de su arribo 
era el dueño y señor de este lugar.
Una noche en la almohada picoteó
 entre mi esquivo sueño su silencio
avisando inquietudes declaradas 
y yo sin atención no lo miré
ni tampoco cuando se hizo en la ventana. 

Rayando el nuevo sol me desperté 
y con su canto ausente entre mi oído, 
me di cuenta sin más que ya no estaba, 
que el amado turpial se había ido.
Me hice largo rato allí a mirar. 
Y luego vino el gato y luego el perro. 
Con la vista en un punto paralelo 
estaban junto a mi como esperando, 
pero más bien pensaban en lograr 
del justo retroceso un bien perdido. 

El ave no volvió.  
De nuevo mi silencio malherido 
reinó en este lugar 
volvió mi gato a hacerse entre mis piernas 
y mi perro a ladrar duro a deshoras. 
Nunca volví a ponerme aquella gorra 
ni a silbar mis tonadas favoritas 
robadas a esa ave que llegó 
un día ya olvidado ya hace tiempo
y que al verme enamorado se quedó.



JOSÉ IGNACIO RESTREPO
• Copyright ©

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...