martes, 31 de mayo de 2011

DEL FIN DEL DIA…/ por José Ignacio Restrepo


TODO AMOR ES UN HIJO

EL YUGO

Dando el último paso da el primero,
su rostro avejentado se ilumina
al sus ojos posar en ese bien
que le fue dado tener sin poseer,
al que llama su esposa,
que allí mismo le espera entre vencida
por su propio cansancio,
en sus sueños dulcemente reclinada,
con los ojos cerrados…
Su cara asolada por los años,
en el extremo sur de aquel sofá
conserva la belleza que de otrora
los ojos de él entre otras prefiriera,
y le hiciera rendirse,
colocar su corazón sin condición
a los pies que luego le siguieran,
de ciudad en ciudad,
hasta hallar el sitio destinado
para que aquel amor bien motivado,
echara sus raíces,
y trajera los frutos que el altar,
dio permiso a sembrar y cosechar,
por estas almas de cuerpos adheridos…
Y ese fruto retardado no llegó,
no nacieron retoños en la yema,
y el amor que creció sobrecogido,
ramas nuevas negó,
y ese árbol inmenso
en aquel pequeño bosque quedó solo,
como arce que hace de señal
para todos los pájaros perdidos
en sus viajes de cambio de estación,
caso harían el dolor y la apatía,
de tallar nuevas sombras a los días
si fueran la inquina y el dolor
quienes la guía dieran a este amor,
y no la piel, la sustancia de la vida
que puebla el alma de fermento y savia,
y así no broten nuevas las yemitas,
de este cedro de dos,  par ejemplar,
que su silueta alzada aquí proyecta,
ellos son la leche y son la nata,
son el pan, la miel, la mantequilla,
en la mesa sencilla…
Justo ahora, esa ella se despierta
y en el rostro de él ve algún rubor,
por hallarse enamorado en solitario
de su mujer que duerme adolorida,
reclinada, acostada, en aquel mueble,
sin poderse defender,
del hacer del espíritu de su hombre…
Pues acaso no es primera vez,
la mirada de él desciende lenta,
en serena y amada complacencia,
de los ojos de ella, de su piel…
El abrazo que cierra la jornada
les abre comedido el nuevo día,
cuando entran a su alcoba y felices se arropan,
él con los sueños de ella, ella del brazo prendida…
La mirada del hombre  dolorida,
por los años gastados, por la vida
se cierra enamorada plenamente,
esperando ahuecado entre aquel cuerpo
el comienzo de otro nuevo día…

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lunes, 30 de mayo de 2011

DECÁLOGOS TIENE EL MACHO…/ de José Ignacio Restrepo


SONATA PASION PARA CUARTO SOLO

recuerdo

El lánguido zaguán que algunas noches
les hizo de garaje o les sirvió de estación,
o sólo les miró por bien pasar
para llegar al cuarto solitario
y componer sin prisa los acordes
para llegar al fondo de la noche,
a esta hora tardía remunera
con su cauto silencio en soledad,
tantas veces que hiciera de escenario
para verlos a ellos, para oírlos,
componiendo sin pausa, sólo ritmo,
con total maestría y ortodoxia,
las mejores sonatas y poemas,
que gratis un lugar mostrar pudiera
sin un espectador, sin una queja,
apenas estos dos que se regalan,
siempre tan amorosos,
dadivosos conmigo que soy sólo,
un vestíbulo largo y harto oscuro,
con sus siempre cerradas cuatro puertas,
y sus dos largos muros…

Y hoy le veo venir tan silencioso,
este vástago hombre de sus hembras,
le conozco sin nombres dos decenas,
que regaron sus muslos,
y voltearon sus ojos,
mientras yo las miraba sin asombro,
porque ellas son fieles de otro modo,
con el frasco tapado y bien cerrado,
pueden ser amorosas en extremo,
con las alas cortadas y engarzado
a prestadas esposas que le anuden,
el ángel que se preste al artificio
de cortarse las alas por si mismo
para ya no volar sobre el abismo
natural que a su hombría tienta y honra,
condenas purgará sin manifiesto
en los brazos de ella la elegida
para saldar condena de por vida,
hallará esa sedada libertad,
que le da la bienvenida subyugada,
entre aquellas dos piernas que mojara
cuando sabio y viril
como uva de vid sacramentada,
que cosecha no es de vino alguno,
pues se sabe muy bien que por su cuño,
en el último beso es cepa amarga…

La mirada de él va taciturna,
no es hora para un hombre solitario,
que aun joven se halla, que es apuesto,
cuyos ojos sin esfuerzo bien remedian
en los ojos de ellas cien dolores
y con apenas posarlos salen flores,
para llegar a casa sobra noche…
La cabeza él levanta como oyendo
esta triste sonata que le vendo,
tratando de que de la media vuelta,
se arme de valor y de recuerdos
y convenga conmigo en que es fatal
portarse como viejo,
si su cuerpo esta fresco y natural…
Pero hoy no es mi día, y hoy se acaba,
soy un triste zaguán agradecido
por verlo tantas veces abrazado,
sin poder conservar en mis recuerdos
los que tiene de bellos
de íntimos y largos ese cuarto
que ahora lo recibe entre silencios,
oscuro y asediado por sus fríos,
y acaso va a cantarle esas canciones
que recuerdan dolores acunados,
cuyo origen clásico se muestra
y como obra  maestra,
en las manos de él,  algo gastadas,
que toman su cabeza encadenada
a las manos de ella que recuerda,
hoy mismo le ha dejado en libertad
de elegir el camino a trasegar,
y él vencido por ideas absolutas
ha escogido recorrer este zaguán
para llegar solitario y sin sentido
al lugar otrora compartido,
donde puede decir
no me pude quedar entre sus ojos,
para dejar mis pasos enrejados,
aun no es la hora mi zaguán,
mi amada libertad paciente y noble,
que hoy me acaba de recibir sólo y viril
pese a haberla engañado tantos meses,
con una bella cualquiera,
que la tenía penando en este cuarto,
cuando llenábamos todo de pasión
y escondida latiendo el corazón
debía contentarse con mirar el circense derroche,
que hoy hace de recuerdo, simplemente,
ante mi libertad y como no,
con mis llorosos ojos de varón
que las pieles de todas bien recuerdan,
aunque falte memoria sin embargo
para saber cuantas veces entregó
en el cuarto su ya viejo corazón…

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LOS DESIERTOS…ESOS CAMINOS DEL VIENTO / de José Ignacio Restrepo


MUDA


Señales,
huellas perdidas
cubiertas a medias por la arena
que en el desierto abunda
aunque sea desde acá,
desde el oasis
que me atreva a mirar
casi a escondidas…
Este es el otro poema,
que ayer llegaba en caricias indulgente
con las cáscaras regadas y perennes
que la guerra del hacer y del decir,
a la entrada de mi vid dejaron
tus te quieros y los míos,
y hoy pasmados miran su piel mudar
como bellas salamandras pardas
ya crecidas,
noblemente erigidas,
una  frente a la otra
en este oasis de vida siniestrada
por servir de morada para tantos,
que brotados moribundos del desierto,
llegan aquí para salvar los huesos,
y un minuto después están fornidos
con deseo de volver al viejo hogar,
entre arenas y dunas renacidos,
con el sol pegado como lapa,
intercambiando favores no pedidos
con el mágico viento,
y descubriendo otra vez
en soledad,
que sus mágicas pieles destronadas,
arrugadas por el clima insoportable,
les esperan por ahí,
por cualquier parte,
donde ayer las dejaran,
tras mudar a una nueva,
la que llevan ahora,
perfectamente tensa, a la medida,
de la vida que llega,
la vida que se queda,
la vida que termina…

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viernes, 27 de mayo de 2011

TENDRÁS RAZÓN AMOR, SI YA NO HAY QUEJA.../ Poesía de José Ignacio Restrepo


UNA JUEZ SOBERANA


Quiero dejar sentado,
que no es el bien amado o el perdido
 lo que me hizo llegar a esta casa de justicia
a dejar la mordaza del silencio
al lado mío o al lado de cualquiera,
que pueda oír la diserta que me traje,
es más bien el coraje de saber
que no tienen defensa ni abogado,
los amores que aun no tienen claro
porqué se ama, para quién,
con cuál asombro debe el poseer
de otro sentimiento y acomodo,
tupido corazón que no halle campo,
acaso para hacer eco al latido, 
en el símil siguiente
y no morir sin espacio suficiente,
para albergar la vida y sostenerla,
en presencia del otro y más con él
y por bella virtud de hallar la vida
perderla por saberla requerida,
y en semejante embite tan idiota,
matar al otro también por retenerle 
sabiéndose anteayer de amor perdido...

Y haré de abogado en este instante,
en que nadie defiende ni demanda,
con mi propia palabra e infortunio,
socavaré al jurado en donde veo
a variadas personas como sólo uno,
para aclarar si hay muertes necesarias,
entre aquellos que aman y adolecen
y si a tan mal lugar por mi escrutinio,
llegamos al final que paradoja
entonces otro campo emprenderemos
sobre el estado elemental de estos sentires,
pasar aquí con los que bien se pasen,
al estudio siguiente que someto
a la disquisición de los que oyeran,
que no existe el amor sólo la fianza, 
es sólo la razón que no se tiempla,
ni aprende de sí misma y su tragedia...

 ¿Qué cual es? Te diré, someramente,
no quisiera perder de vista el centro,
por andar en mi seso carcomiendo,
el ramaje excesivo de esta selva...
Si no existe amor por uno mismo,
en el curso y destino suficientes, 
aplicado al presente en sano arbitrio,
y poniendo experiencia y sacrificio 
para poner a todo fin un buen principio,
poco pulso podrás poner si atas
a otro ser con tus lineas y posdatas,
donde digas con letra o con silencios
que tu mucho lo amas, que le piensas,
he ahí la razón del sortilegio,
que no será el tamaño de la cima
o los pasos repasados desde el llano
hasta la más elevada y enjundiosa
de las verdes colinas,
la que anude tu paso
al destino gemelo donde habita
la quietud donde el otro te avecina,
sino el simple destello de los ojos,
los tuyos, los del otro,
que se dicen estoy aquí y ahora,
casi vamos al paso suficiente
para andar un buen tiempo este camino,
sin tu hacer esfuerzo ni exigirlo,
y yo haciendo lo mismo,
dime tú...conoces el objeto
de este viaje misterioso que llevamos,
pues yo tampoco sé de que se trata,
entonces caminemos prometiendo,
que ninguna promesa es necesaria,
y acaso tampoco suficiente,
pues el brillo corriente,
el que vale más que oro o plata
corre adentro del vientre,
tan profundo y tan hondo,
que alcanza si es usado con decoro
por el ser que lo lleva y administra 
y lo enciende y siempre lo usufructúa,
pero no para el otro...

Al llegar a esta parte en mi discurso,
el jurado de muchos se levanta
y se encierra a producir ejecutivo 
un veraz veredicto,
la juez sin prisa alguna solicita
en una nívea frase solitaria:
Tú galeno de almas sollozantes,
ven aquí, a mi lado, a esta parte,
yo me acerco, ante todo soy galante...
Al mirarla más cerca veo su rostro,
es mujer esa juez de cara bella,
lleva un ojo en la frente,
que ahora brilla de manera etérea,
en silencio le digo creo en esto,
ella dice yo lo sé, yo también y lo comprendo 
pero entre la plebe no hay fortuna
que provenga de serse y de saberse,
sino de mantenerse con holgura...

Nos tomamos las manos y salimos,
sin un buen veredicto,
el jurado asolado debatía,
sin ponerse de acuerdo en ese día,
tampoco en las semanas posteriores,
ni en el año siguiente...
Siguen allí enfrascados todavía,
en saber cómo se ama,
de cual fiel sintonía están hablando
los que saben hacerlo y no lo dicen,
cómo puede salvarse el ejercicio,
de amar completamente sin sacrificio
al mismo ser que el destino ha elegido...

Yo doy gracias por siempre y no me pesa,
por haber llegado a defender,
a quien no me pedía le asistiera,
porque fui rescatado en aquel día
de la mano de aquella juez divina
que en la frente aun lleva el tercer ojo
y que yo llevo ya por adopción, 
en mi frente sencilla y arrugada
de abogado del amor y de la vida,
que conmigo esta segura
otro día, otra noche,
otra jornada...

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jueves, 26 de mayo de 2011

OTRA NUEVA EMOCIÓN RECONOCIDA / Poesía de José Ignacio Restrepo

SIN EMBARGO, UNA ELEGÍA

Romeo and Juliet

Cercana muerte que provoca
sobre el rojo atenuado de la mía,
el asalto encendido de tu boca
si me resiento de nuevo por tu abrazo
que me retiene,
me abarca,
me enloquece…

Déjate ser mi obra desertada,
la que las  huestes de mi boca cierta
entre palabras poéticas o mudas,
llama espartana a la proeza tibia
que ha hecho hogar primero allí en tus ojos,
dando a tu cuerpo un brillo sibarita
entre aceituno y rosa delicioso
que me hace estar derramado
como soldado muerto y renacido
que llega alado a ese tu aroma
en los jardines monasterios…

Vida menguada cuando cesa mi latido,
si tarde llegas a mi sólido llamado,
y con tu muda reflexión gentil me dices,
que no hay motivo para estar preocupado,
el pecho funge, las manos se dislocan,
el avatar de los ojos se trastoca,
y yo me pierdo en mi mundo
o sea tú…

Ambas carencias,
la mía de la tuya,
la nuestra de lo que hoy el bien nos traiga,
y aquella que en la piel turbia nos clama,
a que seamos por bien sólo una llama,
se sientan a mirarnos como hadas,
que habiendo terminado su trabajo,
le dejan al dios viento el  refrescante
quehacer sobre la piel que temperante
lo recibe sin pagar por la premura
de sanar las soledades ebrias,
ya no hay dolor sólo  presteza esbelta
que nos deja en mitad del embeleso
allí ocupados en sanarnos
haciendo en dos mitades un buen beso …

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miércoles, 25 de mayo de 2011

OTROS LUGARES SUYOS.../ Poesía de José I. Restrepo

QUE BELLO ES MI TECHO


Por una razón llego de la nada
hasta esta sutil marca que ahora veo,
cuando me acurruco entre piel y me encierro,
y guardo sol del brillo y aire del cuartillo,
donde ayer sentía siendo destiladas
una detrás de otra gotas de mi alma,
que hoy son sufrimiento
pena y añoranza...

Por sólo una razón tierna, ensimismada,
vengo de la prisa y de las risas santas
de cien mil amigos,
hasta este murmullo que no dice casi
pero es placentero,
no hace en mis oídos lucha por nombrarte,
ni en mis manos comba el deseo ido,
para hacerte luego un ente renacido,
que no es fiable pues carece en todo,
el brillo de tu pelo, el aire siempre nuevo
que tenían tu voz, tus pasos y tus ojos...

Por más de mil razones yazgo aquí tan quieto,
no queda en mi cuerpo un motivo sano
para hacer inicio de un lento movimiento,
y mirar las cosas,
y reptar el suelo,
se vendrán tus ritos a mi pensamiento,
y tras de sus pasos todo tu linaje,
tus sagaces dioses, el aire,
tu tiempo,
seré voz de nuevo de tu diapasón
que sembró palabras entre mi razón
y en mi cuerpo puso sales nacaradas
que hasta mi propia lengua quería probar,
por ver la gestión que hacía tu cara
cuando en mi probaba mi rico sabor
como mi sazón, suave al paladar...

 
Por sola una impávida, infeliz,
amada razón sigo estando aquí estando aquí
mirando mi techo
que otras veces ví...

 
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martes, 24 de mayo de 2011

SIN EVIDENCIAS…/ Poesía de José Ignacio Restrepo


QUERELLA ENTRE EL CELO 
Y LA IMAGEN QUE REFLEJA 
EN EL ESPEJO

En la cama
En la cama (Photo credit: eljoja)

El comezón me lleva ante el espejo
y busco que mi espalda se refleje,
acaso alguna herida muy pequeña
me habré hecho sin querer corriendo el cierre,
o una picadura poco amable
de un mosquito rival o visitante,
que decidió que mi piel degustaría,
y se fue con su botín de sangre…
El espejo no muestra lo pequeño
así como lo grande es un reflejo,
yo podría decir lo inevitable,
que si ayer no me morí
con las angustias bautizadas innombrables,
hoy mejor dormiré si nada veo,
y no rasco mi espalda como suelo,
hurgando hasta hacer tajadas del pellejo…

En la cama dormida profundiza
las debacles causadas y las otras
que no suelen tener silla en la mesa,
y menos un lugar en sus ojeras,
que le han valido apodos otoñales,
y una que otra jodida morisqueta,
de sus bellos amigos y sus hembras…
El espejo se queda con la imagen
y como en otras noches de arlequines,
la casa se convierte casi en circo,
pues las voces de ella cobran vida,
enfrentándola toda,
las que es pero nunca le obedecen,
cantan casi tan fuerte,
que las otras que de ella
son hermanas queridas, llevaderas,
temen que se despierte  encalambrada,
seca, muerta de angustia,
por oír la algazara que han prendido
entre todas sus voces asediadas
y el fermento de su imagen,
que ha quedado patente
en los brillos del espejo renacido…
Ante un movimiento de su cuerpo,
todas las voces callan,
en la alcoba reina de suyo su silencio,
y así quedan conteniéndose el aliento
los de ayer con los de hoy,
como hijos malditos de igual salmo…
Y uno queda que habla sin decoro
a los rasgos de miel sobrevividos,
que quedaron pegados de aquel brillo,
donde ella se mira sin cansancio
y convierte en delicia de los ojos,
lo que ven exactamente quienes miran,
a su paso su rostro
mezcla impúdica de niña que ya sabe,
que lo que lleva ni se gasta ni se apura
joya grande apretada dulcemente,
casi todas las horas y los días,
pero casi no vale, dicen todos…

Y entre el celo y la imagen de la diva,
sobre el espejo plano y silencioso,
se teje un tierno abrazo entre compases,
porque no pueden darse sin pelearse
quienes prenden su fuerza, su latido,
del mismísimo tronco de la carne,
que del alma es recodo,
como no puede darse en abstinencias
la belleza frugal del rostro amado
de quimeras sentido y dubitado,
que entre el brillo de ojos e infortunios
hizo celos de amadas trasgresiones
hasta negar que era de belleza,
de que hablaba su sencillo espejo
cuando el suelo se hacía de sus ropas
y su sola desnudez lograba el triunfo…

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domingo, 22 de mayo de 2011

DECIR BAJO RELIEVES… / Poesía de José Ignacio Restrepo


ONÍRICO

encuentro_amoroso_1

Molinos de papel,
tardes de azúcar
origami de piel, fértil recreo,
tus ojos rebelados se ladean,
buscando de mis ojos la tarea,
persistir en rondarme o abatirme,
dejarme entre algún mapa y una calle
con un nombre prestado,
y un papel en la mano
en que se lea,
“No está demás efebo vigoroso
dejarte con tu piel y sin deseos,
arde el nombre que llevas en mis manos
y tu seguramente no recuerdas
cómo dice la gente que te llamas,
te lo dejo anotado ya no temas,
si tú no lo recuerdas mira en este papel”
Levanto la cabeza,
leo Amor,
tú te llamas Amor,
te apellidas deseo y sentimiento,
no sé dónde me hallo,
dónde quedó mi propia fortaleza,
se han ido mis recuerdos y la guerra
parece ciertamente ha comenzado…

Al voltear la calle y ver esa hembra,
con el cuerpo de musa torneado,
acentuado el derrier estilizado
sobre toda su espalda presupuesto,
la memoria regresa sin pecado,
se aposenta de nuevo en mi cabeza,
y su nombre completo
se me viene hasta el techo palatino
y saboreo tres veces y dos más
espalda, boca, codos, y mejillas
los dedos de los pies,
su mantequilla,
las manos se me llenan de franquicias,
y los meses de nombres y de fechas,
las lunas con sus fases de meriendas
y los soles de frescos desayunos,
todo solo momento se acompaña
de su voz y sus modos,
las quietudes de apuros,
y los breves silencios
de graciosos y castos
no me digas…

Repentina me vuelve la memoria
un nombre forastero se atraviesa,
y lo veo adherido a una vitrina,
dice Ropa de Hombre y yo le creo,
porque en símil momento
de su boca de fresa ella musita,
Oye Carlos Alberto,
¿acaso es que ya no me recuerdas?
¿Me olvidaste tan fácil vida mía?

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sábado, 21 de mayo de 2011

SALINO AL PALADAR, DULCE A LOS OJOS…


TRES POR TRES, CON VENTANA

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Arde mi mano
tu rostro enamorado ya se ha ido,
y el espejo dormido no refleja
los vaivenes perdidos
que una hora samoana repitiera,
sin islas, sin palmeras,
sin samoanas,
en mi pieza de tres
por tres y una ventana,
el aroma elocuente de mi cama,
y los pelos caídos, liberados
de su tierna cabeza y de su pubis,
esa base de su alma que ni ella pondera…
La ventana cerrada es de mi gusto,
ordenanza, estandarte, subterfugio,
sin su aroma este cuarto está sin vida,
es lo mismo decir que yo agonizo,
cuando vienes revivo mis neuronas,
se despiertan ansiosas de tu roce,
y entonces mi conciencia te recibe,
el goce inolvidable de tu piel
y el halo de tu sexo salta intenso,
y mis ojos te toman sin reparo
antes aun que mi boca o que mis manos,
y luego entre mi cuerpo incandescentes
nos sorbemos cual amantes inocentes,
en mi cuarto de tres y un inodoro
esos  tres  por tres y una ventana,
como no tengo alfombra
debe ser como siempre
allí en la cama…

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viernes, 20 de mayo de 2011

MAPAS PERDIDOS, MAPAS HALLADOS de José Ignacio Restrepo

LAS TAREAS DE UNIR… / Poesía de José Ignacio Restrepo


ENTRE TRES

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Sin luz allí,
penumbra entre vigilias
y la noche ya entrada
se ha quedado a la espera
de que llegue con bien
el nuevo día…
Y la destreza ha interrogado al hilador,
le dice habla conmigo por tu honor
y dime si yo vivo entre tus manos
o tu eres mi sendero,
o es que acaso
sólo soy un pobre hogar enano,
y entonces protegida
preferida inquilina de tu voz,
viviendo en tu rojo corazón,
la impúdica razón
se queda con mis noches y mis días…

Cabizbajo,
entre risas,
mintiendo como niño
sólo un poco,
contando en el suelo tantas rayas,
le dije sólo puedo ser si sigues
conmigo siendo fiel destreza mía,
sin ti hasta lo posible
será  para mí quehacer difícil,
pensar, creer, contar,
yacer, elucubrar, dejar,
tareas quedarán allí incompletas
y acaso tampoco al terminar
quedará mi alma satisfecha,
diseminar el aire de las horas
y terminar de atar extremo con extremo,
para emplazar a todo este misterio
que en boca de la vida es sólo un juego,
será de mis tragedias su principio
y el fin de mi razón y mi equilibrio…

En mitad de mi llanto yo le he dicho
que deben seguir juntas de la mano,
segundo y diapasón son cual gemelos,
destreza no será sí la razón
se marcha por creerse desterrada,
y sí tu mano obrare contra ella
errada en este celo,
en su gusto futuro sólo habrán
quisquillosos recelos,
sortilegios,
ni la clara del huevo será clara,
no habrá sed que se calme con el agua,
ni vivir tendrá simples fundamentos…

Razón es a destreza su sustento
para hilar son ambas necesarias…
Hilador, destreza y su razón
la noche de ayer lloraron mucho
son uno, debieron admitirlo,
y al hacerlo fue el sueño,
allí en la cama,
quien firmó entre los tres
un armisticio…

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COMO SOBREVIVIENTES… / Poesía de J. I. Restrepo


CON MIS SUDARIOS TIRADOS EN EL SUELO

^^^^^^

Que día fue hoy, dios mío,
no  recuerdo en otro calendario
haber sido yo el vértigo,
la más grande y avara
de las tristezas talladas por mi mano,
hierba quemada y sin embargo fiel,
perennemente arrancada
humedeciendo mi mano anquilosada,
deseando huir del viento siendo nube
y del poco de agua ya ingerida
que me baña todo en lágrimas…

Que día hoy fue,
los que moran en mi no me perdonan
que haya sido mi culpa o mi cordura,
las flagrantes deudoras de esta fiesta,
que ninguna camorra igualaría
en ventanas partidas,
sangre puesta en goteras
fidedignas manchando las baldosas,
las manos y las ropas,
dos comensales,
cubiertos plateados en la mesa,
mantel de cuadros y servilletas negras,
cábala ingenua y tan desatendida,
no miramos ni una sola vez
el maldito menú de este lugar,
abasto querido de mi cielo
y del tuyo amplia bodega …

Dónde pondré estas lágrimas de sobra,
lloradas sin maroma,
con la vergüenza propia del que sabe
que aun  le quedan muchas,
y estas secas, durmientes en sus manos,
son las mejores perladas que tenía,
ahorradas,
aguantadas
 en el fondo del alma, 
entre los silos de piel anochecida,
en los rayados párpados,
de otras duras jornadas
de la vida…

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jueves, 19 de mayo de 2011

CÓMO NO DÁRTELAS!!...GRACIAS CARMEN...

SILENCIO


Te pido perdón desde el silencio
que sólo es un grito hacia adentro
un volver a la cueva
donde las palabras son pinturas rupestres
que solo quien graba entiende…
Te indulto desde el silencio
de esa culpa que no te pongo
de ese agravio que nunca existió
porque nada agravia el amor
que sólo es entelequia del tú y el yo..
Te entiendo desde el silencio
porque es mi gemelo tu corazón
y el sentimiento es mercenario
no lo causamos ninguno de los dos
si fue él quien nos halló…
Te espero desde el silencio
para que no llegues
si siempre has estado dentro
si no hay que andar cuando se es camino…
ni naufragar cuando se es puerto…
Te adoraré desde el silencio
para así no ofender a dios
que no podría entender en ningún modo
esta anchura que el mismo nos dio
para ser en silencio como podamos
amantes
amigos
esclavos
o como yo lo sueño…
hermanos…

CARMEN SORIANO
Derechos Reservados

lunes, 16 de mayo de 2011

DESLEÍDA ENTRE HIELOS Y LAVA.../ de José Ignacio Restrepo


PLACA DE MURO


Si he decirte el lugar de donde vengo,
prefiero antes que todo articular
unos pasos de baile sobre el suelo, 
tomarme acaso una copa
aunque sea mi amor de un vino nuevo,
para aclarar mi garganta,
y convocar la perfecta geografía
del lugar visitado entre el amor
y las voces de súplica,
que no llegaron a brotar,
pues ese lugar de perfecta anatomía,
sólo me dice te quiero con los ojos,
con las manos me canta, 
con los pies me seduce
cuando sigue mi voz,
y con su pensamiento me destina
como corsario de su barco azul
que surca grises los mares,
también de noche en el oscuro día...

Debo decirte su nombre reina mía,
ella es la miel que me endulza
si han sido guerras las palabras dichas,
y es la razón del equilibrio
cuando el silencio mustió
lo que había renacido
como pequeña ramita
para darle algo de verde
a la rutina desértica y maldita,
ella es inmensamente buena,
tiene la piel del durazno amanecido
húmedo amago de bebé nacido apenas 
que teme despertarse porque sueña
con el vientre dejado,
con el amor sin fin
de su adalid materna,
con la mano que se posa en el dolor 
haciendo irse al quebranto,
ella posee sin saber toda la magia,
toda la perfección que no diverge,
ni nos hace sentir el más o el menos,
de la vida que no damos ni pedimos,
ella es el libro que al oído se nos lee
para que nos durmamos,
sin reparo ninguno
 por el día que se perdió,
ni tampoco por el que llega 
sin darnos una pista 
del dolor que depara, 
o de la nimia alegría que curar
no podrá todo el dolor ahorrado

Poesía,
mujer perfecta y fiel
como decirte que te amo,
sin despertar tu sueño de entre el mío,
que hace tiempo te tiene cascabel
jugando entre mi mente
de despierto niño...

JOSÉ IGNACIO RESTREPO Copyright ©
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sábado, 14 de mayo de 2011

DE COMO AMAMOS CUANDO HALLAMOS UN BUEN MAESTRO / Una joya perfecta de Carmen Soriano

UNA ODA 
PARA EL RECUERDO PERFECTO



4.500 latidos por hora
108.000 al día
1.929 semanas vividas
482 meses soñando
2.326 páginas escritas
1.374.458 páginas leídas
87 sueños luchados
3 asignaturas pendientes
307 amigos
4.623 canciones oídas
17 amores perdidos
3 o 4 personalidades distintas
36 disgustos inoportunos
y podría seguir
reduciendo a números una vida
pero tengo querencia a la letras
y no me dicen nada esos dígitos
pero hay uno, un sólo número
que encierra en él todo mi mundo
que vuelve del revés la conciencia
derrama el deseo por la médula
y deja a Russell pequeño
342.000…
342.000 el número del verso
342.000 las veces que te tendría
342.000 los besos en tu cuello
342.000 las que comeríamos de aquello
342.000 caricias matutinas
342.000 horas compartidas
342.000 ni una menos
de más las que tú quieras
fuiste tú quien sacó la cuenta
que dio esta cifra bendita
yo sólo me revuelco en ella
para sumar en mi vida
que no entiende a Pitágoras
pero sabe de redondeos
y de entregar el cambio perfecto
o de sisar algún que otro beso
de los 342.000 que te entrego…

CARMEN SORIANO
Derechos Reservados

lunes, 9 de mayo de 2011

DESHACIENDO NUDOS PARA QUE AMANEZCA… / Poesía de José Ignacio Restrepo


PEQUEÑA CONFESIÓN CON HALAGO

¨¨¨¨^^

Y sí estás en ese otro llanto,
que no es por mi sino por ti…
Más pausado, acaso destinado 
a ser muy pronto silencio,
con menor longitud de onda,
ese otro llanto tuyo no lo escucho,
sabes,
pero he de hacerlo dentro de un segundo,
sí mi pupila te ciñe,
con una fracción visible de tu imagen
que será seguida por errancias viles
en mi mente satélite,
quizá verte entre la oligofrenia del día,
los buses, la gente marchita, el humo que no cesa,
el dolor matutino de estos seres
cuyo curso arrastran hasta que llegue la noche

Una imagen de ti
sin todas las cientos que restan,
será más que suficiente
para guardarme las lágrimas que faltan,
mullidamente atarlas a la pata de la cama,
para que se duerman,
afuera de su cofre de vidrio…

JOSÉ IGNACIO RESTREPO Copyright ©
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jueves, 5 de mayo de 2011

ENTRE GORJEOS Y SAGRADAS MARIPOSAS / Poesía de José Ignacio Restrepo


REDENCIONES

SUNSET FO

Ha venido el espíritu de las cañas
buscando mis barrancos rojos,
queriendo amanecerse, queriendo atardecerse,
envejecerse mis humedales caminando,
mis más caros senderos rehaciendo
entre sus pies sin peso,
y he visto su amantísimo destello
saliendo de sus huesos,
no sé cómo…

Se ha venido pegado de mi pelo
hilando el sacrificio de llegar
en la lana más bella,
y ahora que me fui quiero volver,
el dulce que me traje es el de él,
de su inmensos reinos que cosechan
los frutales más altos,
cuyos jugos beben hasta aves
de memoria imprecisa,
o con escaso vuelo…
Desde allí se ve el mar de un azul ostentoso
que puede confundirse con el llano
de la montaña afable que aterriza
sin el qué, sin el cómo,
igual que una nodriza enamorada
del más joven rey,
que hoy es español
y ayer fue moro…
Yo soy tu hijo, mujer,
soy tu padre hermanado,
tu negado amante,
desesperado rujo al precipicio,
mientras en mi paladar
nace y crece el suplicio de adorarte,
y el espíritu de las cañas me musita
irredento al oído, cual fantasma,
que te meta por dentro de mi alma,
para que sean las tardes un recuerdo
que se nazca en las noches nuevamente,
prometo que el vigor que te resienta
te lo cambio por trinos,
redenciones,
cuando toque tu piel desde tu adentro
entenderás porqué nacen tan verdes
las yemas de los árboles del bosque,
porqué la caña dulce que es tan recia
se doblega ante el viento por la noche,
qué ocurre en el agua sí es llovizna,
o sí es el viento quien rige su vuelo,
porqué es ocre la tierra
y tan duro el basalto,
y perfecto el sonido
de tu corto nombre…



CARTAS DEL LEJOS

ÁNGEL

De la luz de un sol que se oculta
viene por el este un mensajero,
en sus manos la misiva del dios del olvido…
Que olvides la tristeza dice, olvida...
Que olvides la amargura, olvida,
que olvides, dice, la penuria de afectos,
la soledad escondida de la noche,
el ya usual mutismo del silencio…
No es extensa la nota,
los olvidos también nos pertenecen
y esas naves que trajeron los luceros
quizá  nunca estuvieron,
siempre fueron destellos en el mar,
olvida amor, olvida,
mientras te desanudas de mi abrazo,
y pregúntale a la musa de recuerdos
porque escapa a tu piel ya mi calor,
desandando este vuelo,
y piensa en el camino de regreso,
sólo un poco mi amor,
quizá llueva,
olvida amor,
no preguntes al viento
donde quedó mi sobretodo,
ya no vas prendida de mi mano
y hablar a solas aunque sea en el camino
 sin  testigos,
es asunto de locos…

JOSÉ IGNACIO RESTREPO Copyright ©
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lunes, 2 de mayo de 2011

SERÁN VOCES PERDIDAS, HALLADAS / Poesía de José Ignacio Restrepo


MÁS DE TI

anabel

Traigo recuerdos de la ruta
que antecede al sueño,
acaso su intención de estar aquí
no es otra sino poblar las horas
en las que libre viaja la conciencia,
libre de la fe inculcada, de las normas,
y de su hermana bastarda la esperanza.

Como semillitas en manos de niño
terminan sudados,
del calor, de la humedad
que se posa con los meses sobre el hierro,
y sí lo ves seguro que no los reconoces
aunque estés en ello,
estos recuerdos son míos,
tienen fríos en lugares tibios
y un color sin nombre
en los sitios bañados de penumbra,
incluso algo que me hace amarlos,
tengo recuerdos de ti
que no viví contigo
y como carta de mazo nuevo,
descubro entre mi manga a veces…


AQUEL PUERTO

¨¨Ç

Los tres golpes de remo de este instante
previenen al silencio,
a ese otro silencio que nos deja oír
el latir gigantesco que habita en nuestro pecho,
porque el mar dormido no va a ninguna parte,
y tampoco vos…
Y tampoco yo…

Con tono de amenaza grito tu nombre
y luego descubro
con el miedo de los cinco años,
que por este mar voy
sin estar vestido del todo,
las hebillas de las sandalias sueltas,
el botón en el ojal equivocado,
que amor puede ser este
de pibe en parvulario,
que clase de grito y cual escaramuza es esta,
y quien eres que estás, que te quedas,
acaso una maestra bella,
la chica del frente,
una madre joven
que me mira,
quien…

JOSÉ IGNACIO RESTREPO Copyright ©
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