viernes, 3 de octubre de 2014

EL SABOR DEL MAGUEY / Poesía de José Ignacio Restrepo


LLEGANDO


Umbrías penas parecen 
caminar desnudas y transparentes, 
entre los magnos versos que profeso, 
mientras anima el agua 
que brota sin motivo por los muros...
Se destejen sombras, 
laboran ciudadanos taciturnos, 
mirando en las ventanas 
el paso distanciado de otros besos...
Ciudadanos...
 han convertido cada paso del viento
en pozos de riego 
que bañan la inocencia de sus cuerpos, 
y sin embargo  
liban sangrantes en sus bocas,
los recuerdos pedestres sin acuerdo alguno, 
guiados por el mapa de las ansias
pintado desde siempre 
sobre el amoroso avatar 
que hay en sus cuerpos...
Soy otro más, 
miro sin sosiego la ventana...
Cántaros con tu nombre 
quitando sedes antes comulgadas,
mi cuerpo adusto
camino de tejidas parsimonias,
cuyo tránsito es y será descolorido
si no llevo tejida esa fragancia,
hecha del movimiento de tu talle,
los sutiles motivos de ir a verte,
de querer pretenderte una vez más,
sujetar tu cabello
- aunque te duela -
y despues recubrirte
con la mortaja de todo lo que llevo,
mi cuerpo aderezado de cansancios,
para que no llegue a deserenarte el frío,
que es paje inseguro de la muerte...
Caeré en terreno preparado
para la siembra y el vino,
siempre que sea tu piel
y no la de otra,
la que cobije el sueño adolorido,
y luego ella tendrá que descubrirme,
pues me sabe soldado que allí llega
agotado de darse a cada hora,
pero de miel deseoso..
Tu voz,
cual nuevo obsequio puro,
antes de mi  llegada silenciosa,
ya le cuenta el poema más sencillo,
a la fuerza del mágico querer
que hay viviendo
entre los pliegues
de mi rojo y gastado corazón...

JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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