domingo, 20 de marzo de 2011

SIN QUE DEJE DE HABLAR NUESTRO INTERIOR / Poesía de J. I. Restrepo


QUIÉN ES ÉL, EL DÍA SEÑALADO

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Llegan,
sinceramente tuyos,
los momentos de irse,
escancian en tu copa segundos inefables
al descubrir su cabeza,
quitándose el sombrero en nuestro honor…
Llegan como el forastero
apuesto y amable de los sueños,
tienes que mirar el rostro,
tu rostro,
los ojos bien abiertos
contra el plano espejo,
y olvidarte que en los cercanos porvenires
tu palabra no manda,
menos aún el don de tu deseo…
Llegan,
te llevarán solo,
un pie adelante, luego el otro,
en tus latidos el sabor virtuoso
que tiñe sin tu ayuda
los recuerdos sacros,
la boca y el nombre de la mujer que amas,
las manos una contra la otra
como hijas gastadas de tus sueños,
irán inicialmente a los bolsillos,
un momento después hasta la frente
para quitarse la sal,
de ese sudor que amaga,
que se muestra ante el sol
con la ilusión de solo evaporarse,
mientras haces camino entre el vivir
de un sinfín de músicos extraños,
tu familia,
una nueva,
otra más,
esta vez ha llegado
la hora de irse…


ACCIÓN DE GRACIAS

CLARIDAD

Entonces es la voz,
la profundísima voz del abismo,
bogando al viento en estertores,
hasta llegar aquí
leve segundo de maullidos,
abisales, ventrudos, míticos,
previniendo el rostro de quimeras
que se descubran a tu paso,
sin que en tus ojos nazca la sorpresa
por su inesperada presencia…
Entonces es este lugar
que me apura a sorbos el destino,
pedía yo silencio y verde,
pedía soledades y llenuras,
rostros níveos de niños con pieles de ébano
y ojos de mujeres jóvenes
que saben bien de la bruma de sus almas
y han sentido pavor de sí mismas,
pedía caminos poco hollados
y presentes con músicas y bardos,
y he aquí que todo se me envía,
todo,
y, ah escaso que se ve mi patrimonio,,
la sal de mi existencia que
precisa también ser renacida…
Vuelve el rostro quimera,
cuéntame hoy sobre tu magia intacta,
yo me llamo oído, ojo, olfato,
voy a anudar el verbo entre mi lengua
hasta que puro salga este ser de mi sitio,
este que no se hallaba y se sabía,
este que se buscaba entre la ruina
y entre el sopor se halló
mientras de un sueño corto
despertaba…


JOSÉ IGNACIO RESTREPO Copyright ©
• Reservados todos los derechos de autor

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