jueves, 9 de julio de 2015

ANTE EL UMBRAL / Poesía de José Ignacio Restrepo



ÁNGELES

Y posó el beso en su frente como un padre
que ya hace mucho no da sino de ésos
y la boca le escoce de acidez
sabiendo que los dientes incompletos
son feos al igual que sus dos pies...
La boca aún galante cuando habla
refleja su bondad si es que se calla
y recuerda en su piel que hace años
rubricaba con gracia despedidas
en besos que tardaban dos minutos
y luego solo quedaba tomar aire
pues era menester seguir con ellos,
a veces no llegaban a marcharse
pues el adiós era de nuevo bienvenida
y entrar por esa puerta de salida
era para ambos el único remedio...
Pero ha pasado el tiempo horriblemente
y la boca templada se ha marchado,
de las dos comisuras sutilmente
brevísimas arrugas al sonreír
prolongan estos gestos tantas veces
adornados por la ducha juventud
que hoy parece de engaño contrahecha,
el recuerdo invernal de primavera...
Despedida con un beso en la frente
y una mirada de calor caritativa,
que ella no desprecia pero asila
como si fuera un gallo sin corral,
una hucha de ron de ayer vacía,
una calle cerrada o una herida
que se tarda en sanar sin un motivo,
luego ella voltea y le sonríe
por todas las virtudes que presiente
y le devuelve el beso de la frente
en la mano huesuda fría y llana...
Tienen ojos de ángeles que vuelan
y que hallaron ayer un hueco inmenso
completando la fuga discutida
en la hora compartida del almuerzo,
no pueden bien volar pero lo intentan
con las manos febriles retenidas,
un minuto de voz y otro callado,
para dar este vuelo sin peligro
de novatos atados por deseos
que solo pueden leerse entre sus manos...

JOSÉ IGNACIO RESTREPO Copyright ©
• Reservados todos los derechos de autor

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