ENJUICIADO
Raspando el quehacer de sostener los ojos
mientras apuñalo de frente tus gemidos,
le he devuelto a tu amor sus viejos raptos
que pernoctaban conmigo,
compungidos,
todos ellos te abrazan,
todos ellos,
mis secuestros vulgares pasajeros
de tu figura ilesa ante las horas
y perfecta mientras transcurre el tiempo,
ay, dama de los conjuros que me rondan,
neutrales al aire y a la fronda,
dómame con mis sellos feudales
que tengo sueños perfectos para errar,
menoscabos urgentes acertados,
suicidas ideales que por poco
servirán como eternos cuasimodos,
pero sal de este intento de olvidarme,
soñando con los otros que no soy,
mientras me miras locamente amante
a los ojos que de siempre
te han amado,
postreros a cada paso y luego vivos,
pues cegueras adquirieron para verte,
y ahora viven ciegos
en un mundo alejado
por quererte...
JOSÉ IGNACIO RESTREPO
• Copyright ©