AUNADOS
Hoy haré de silencios oleajes,
cuando lleguen tus ojos como mares
y requieran de mi batiente azar,
el remo y mi magnífico lugar,
empalado cual rostro resignado
a llevar allí en su carne cicatriz,
y terminar amando todo aquello
que dolor le causara alguna vez,
por arriesgarse devoto de emoción
a volar sin tener alas bien formadas
ni debajo para caer algún colchón...
En la noche separaré mis diez ofrendas
en tu cama vestida entre derroches,
imaginado mi cuerpo te hallarás,
en medio de algún nuevo desenfreno
que el valor de la carne nunca opone,
mis ojos te dirán entre humedades
que ya pagué la deuda de mis males,
y desatada verás mi fiel promesa,
como geisha danzando en esta mesa,
antes de que el dolor se mistifique
y alegrados los dos como pintores,
del alma encendida entre colores
borremos mutuamente
cicatrices...
JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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