DISTANCIA
Podría el corazón como testigo
lidiar con el marasmo de algún juicio,
que rehuyendo horas, días, noches,
muestre cercanos los altos precipicios,
todo porque me escribes con tu boca,
silencios como espasmos,
estertores,
que sólo sé escuchar si tú me nombras,
si desde donde estés haces tu ronda
para verme volar tu firmamento,
de tan místico afán
por serme centro...
Hereje el precio dado por sentir
la horca posterior,
la muerte lenta,
saber que existe el mundo y tú con él
es suficiente premio y no me quejo,
por recorrer desiertos, laberintos,
hospicios de lamentos construidos,
peceras que se mueren
sin liberar sus peces,
sin oxígeno...
La cuerda que me ata con tu cuello
de sangre cada hilo ha de llevar,
al halarme del suelo hacia tu sino
sin poderte tener ni despertar
mostrará que es vital el fuego ansiado
aunque queme y te lleve de mi lado,
pero tardo en dormirme y en soñar
y ese sino
de ti me va a alejar...
JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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Los silencios bordados,
ResponderEliminaren figuras sutiles de la noche,
consabidos linos superpuestos,
en la obra del arte camuflado.
Salinos, encadenados,
nublados en destinos simulados,
las letras del pliegue deshilado
en el libro de los nunca
o los jamases...
El disfrute de tu estilo,
delirado en mi insomnio...
Abrazo.
Y ese ayer, que es mi alegre hoy perpendicular, nos ve juntos tomados de las manos, congraciados con el ribete singular de las palabras... Somos siamese hoy o ayer, que importa... Abrazo fuerte Vanessa querida....
EliminarEl diagnóstico y la terapéutica
ResponderEliminarEl amor es una enfermedad de las más jodidas y contagiosas. A los enfermos, cualquiera nos reconoce. Hondas ojeras delatan que jamás dormimos, despabilados noche tras noche por los abrazos, o por la ausencia de los abrazos, y padecemos fiebres devastadoras y sentimos una irresistible necesidad de decir estupideces.
El amor se puede provocar, dejando caer un puñadito de polvo de quereme, como al descuido, en el café o en la sopa o el trago. Se puede provocar, pero no se puede impedir. No lo impide el agua bendita, ni lo impide el polvo de hostia; tampoco el diente de ajo sirve para nada. El amor es sordo al Verbo divino y al conjuro de las brujas. No hay decreto de gobierno que pueda con él, ni pócima capaz de evitarlo, aunque las vivanderas pregonen, en los mercados, infalibles brebajes con garantía y todo.
El libro de los abrazos.(E. Galeano). Que tengas un excelente día.
Que regalo tan extraordinario, que bella tu... Esplendeces!!!! Besos Violeta....!!!
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