ERES
Como el gesto acendrado de la puerta
de tumbarse sin mora sobre el marco
cuando viene y sin más lo manda el viento,
así suele obedecer también mi mano
sin más amo que tu fiel presencia,
solo llegas y fácil la apasionas
y se vuelve caudal
en instrumento,
vino en la alta copa,
mensajero cantando a todo el bosque
sobre la clara llegada de los vientos
que no anuncian el fin
o en el clima variación desprevenida,
sino más bien del sol la marejada,
ese levantamiento inesperado
que se ve a la deriva en el oscuro
y luego escoce por la piel
en pequeños y dorados
filamentos.
Y yo me rindo,
es lo mejor que hago,
si por siglos mi puerta te ha esperado,
abierta como está yo haciendo cruz
con mis brazos y manos sobre el marco,
y esta amplia magistratura del deseo
que le pone tu nombre a lo que toco,
a la vida mis manos le han probado
que tengo el don amado de traerte,
cuando embisto con mi piel este lugar,
y rasgo todo por bien y no por mal,
a que llegues y silencies con tu idioma,
el drama de este hades solitario,
el dolor de ese cuerpo insatisfecho,
que en tu mar sin embargo
es la nave del más feliz corsario
que no teme ni su cielo
ni su oscuro.
ni su oscuro.
Allí entro
y me libero una vez más,
amarrado con el mástil de tu piel
dispuesto a no ser amo ya de nada
ahogado en tu mar,
encontrar la mitad
que me faltaba.
JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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