ORFEÓN
Empezaré
este comienzo inusual,
vertiginoso,
por narrar lo que siento aquí en mis dedos
si me suelto sobre ti y cierro los ojos...
Mis dedos son mis ojos esta noche,
las yemas como negras vocingleras
cantan hoy cómo empieza el carnaval
que hemos dado sin problema
Piel llamar...
En dos horas
de vigor bien generoso,
corro, llamo,
me desprendo de tus ojos,
solivianto tus preciosos instrumentos
que placer en partitura nos deparan
cual si fueran un portal lleno de frutos,
para el hambre de sentir allí dispuestos,
sin siquiera una cáscara que impida,
paladearlos, saborearlos
y comerlos...
Y después,
un silencio en nuestros pechos
anunciando que el vigor ya se ha marchado,
nos dejamos a un lado como gamos
que hubieran salvado la vida en la carrera,
y llegaran a sitio bien seguro,
sin creerlo pero dando gracias...
Al final,
simplemente como ciego,
tiento entre murmullos consabidos
enrollando sobre si mis diez nudillos,
y estremezco mi mirada en el oscuro
sin lograr que tu piel en sudor frío
se despierte nuevamente a mi capricho,
se despierte nuevamente a mi capricho,
para poder conjugar entre los dos
este verbo sensual y bizantino,
que llamamos amor
por el arte mejor
de hacer cumplidos...
JOSÉ IGNACIO RESTREPO
Copyright ©
No hay comentarios:
Publicar un comentario