ROMO Y CON PUNTA
Las cosas que aun llevan tu nombre
pelean como locas todo el tiempo
con las que ya perdieron su dilema,
acordonadas en la rancia pena
que no quiso sentirse demasiado...
Bajo la escala surgen guillotinas
y horcas que me esperan exaltadas,
compulsando ante el viento tus bobadas
para rendir la prueba irrefutable,
de que sin duda alguna soy culpable,
y que merezco el olvido por fortuna,
pero mejor por el perdón la muerte...
Yo soy representante de tu olvido,
el cabestrante perdido de tu bote,
la dirección que se yerra por fortuna
para aprender a no salir de noche,
soy una fiera extinta y revivida
por las acciones sagradas de tus ojos,
que di un buen día en recibir con gozo
para reír jactante ante el espejo,
mientras mi boca ardiente predicaba,
lo sé señor, soy este no soy otro...
Dame con fe madero deleznable,
que sea mi espalda lugar de tu castigo,
clava con saña en el muñeco negro
de tu vudú sincero y desolado,
esos diez alfileres sonrosados
que llamas dedos y en todo te obedecen,
que yo sabré capotear todos tus lances ,
bello temor por fuerza será miedo,
y éstos ya más crecidos son pavores,
yo ante la mar sé ser robusto y recio,
y esa palabra me sabe como a chiste
toda tu imagen es verde y si persiste
la memoria en traer lo indeseado,
que te doy por rendida y despejada,
nube de lluvia que tan alto vuelas,
que ante el aviso inmediato de tormenta,
dos gotas caen el día de mañana...
JOSÉ
IGNACIO RESTREPO
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