VERRUGAS
Vendrá
la paz enhebrada en algún verbo,
como sembrar, cantar fuerte,
vencer un lunes
largo,
su impaciencia por ser un mes alegre,
y no el capricho presuroso de otro fin
con insolente cara de comienzo...
Vendrá rendida en los ojos de un pequeño,
o en un pegote de rouge que se hizo antiguo
esperando por su regaño en el espejo...
Vendrá sin ton ni son adolorida,
por los remaches intactos tras la huida,
y no tendrás un gracias y un te quiero
para brindarle a su regreso incauto...
Tendrás incluso el recordado abrazo,
que en noches frías él mismo te enseñó,
devueltas tienes para rendirle cuentas,
no tienes gruesa para saldar futuros,
por eso das el pan duro y entero,
y el mendrugo bien adentro te lo guardas
para tu hambre sola, contingente,
y el mendrugo bien adentro te lo guardas
para tu hambre sola, contingente,
que espera a que se marche como vino,
para guardar esos buenos recuerdos,
envueltos en tus pávidos ayunos,
larvados, e infectados de silencio,
y de ese afán pendenciero de tus ojos,
que aún rememora el vicio de llamar,
lo que es ajeno con toda frialdad,
como eso que te late alma afuera,
que crees tuyo desde siempre aunque sospechas
que es gambeta perfecta del azar
que es gambeta perfecta del azar
y pertenece como tú al más crudo olvido...
JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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