SIN UN MAPA EN LAS MANOS
En este viaje en que vamos peregrinos
que tiene algo de mar si hay humedad,
y me acerco a tu rostro siempre hermoso,
para secarla en nombre de tu amor
tu me miras otra vez,
hoy otra vez,
con ese dejo anclado en el misterio,
y vuelvo a amar por ti cada tonada
que nos hizo tan cerca
el viento ajeno,
ese reconfortante visitante
que cambia fiel su nombre
cuando toca sin ver
a cada piel...
Y vuelvo a amar los suspiros
que diste ante mis manos a escoger,
cuando dejé mis luces en tus labios
para no fenecer,
mi amor,
no fenecer...
En este viaje sin juicioso mapa,
donde las penas son dulcificantes,
pernocto a la vereda de tu nombre
mientras mi fardo dejo en el olvido,
solos como luceros
alumbramos,
el camino que luego caminamos,
sea invierno o transcurra un lento estío,
tomados de la manos
como niños,
andamos de la vida cada letra,
cada frase entre trémula y furtiva,
buscando que los pasos nos acerquen
a lugares donde pernoctar,
sin que sufra mi amor el saber dar
que es constante,
ni la vista de los dos
puesta adelante...
JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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