MOSQUITO Y DERROCHE
Templado mosquitero me arrebatas
en inmediato riesgo de que venga
con sus ojos que son como jeringa,
a sacarme la sangre, inocularme,
y probar que ante ella no hay defensa ,
infecciones que quedan en mi pecho
y me dañan completa la cabeza
cuando trae su aroma hasta este cuarto
donde vive un fulano cual salvaje
un perdido rebelde que conquista
con los ojos cerrados una isla,
donde es náufrago y único invitado...
Con vos estoy sin deseo arrepentido,
protegido de amar porque ya amo,
con los ojos clavados y esperando
a que pases picando por mi lado,
y no aciertan mis gritos a lograr
que rápido regreses por tu diario,
para que luego mañana como druida,
solo aparezcas en paciente pose,
no sé, mi amor, creí escucharte
y me vine a lo que daba el viejo coche...
Qué tengo sino el blanco mosquitero
porque el calor me tiene ebrio de rabia,
levanto el tejido tul blanco de Alhambra,
y te brindo mi piel que es un destello,
mi abierta desnudez es calor puro,
no hay vendas, ni pavor, ni disimulo,
y te quedas pasmada por la ofrenda,
un poco consternada, es tan gratuita,
pero que le vas a hacer, ya me conoces
soy el calor jovial, vertiginoso
que tienes por imán, pega de azúcar...
Y no soy trampa ni papel membrete,
solo alma trabada sobre el fuete,
que las apuestas hechas y ganadas
no solo comprometen por lo raras
es que llevan encima nuestra firma,
entonces mi procesión, virgen encima
y a destacar nuestro juego favorito,
el viejo coche quedó muy mal cuadrado
y cualquiera puede que lo choque,
pero estas emociones y el derroche,
dan para que estrenemos si eso pasa...
JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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