TU HOMBRO
Tengo del sol quemazones solidarios
sobre mi corazón escapulario,
que suben hasta la piel en escalera
para habitar mi alma desabrida
que suben hasta la piel en escalera
para habitar mi alma desabrida
cuya vacancia hace tiempo ha terminado
y late junto con él en sincopadas
raciones de uno y dos, y dos más uno,
como ritmo maniático extranjero
raciones de uno y dos, y dos más uno,
como ritmo maniático extranjero
cuyo tema en otra lengua va cantando,
un rock´an´roll que brinca y palmotea
hecho de nieve que ríos ha formado,
hecho de nieve que ríos ha formado,
como mi canto en español antiguo
bajando errante a ver ansioso el valle
bajando errante a ver ansioso el valle
por briosos riscos salinos y escarpados,
coronación sagrada de él recibo
en tu dorada y valerosa estirpe,
corazón tuyo que me habitas estruendoso
corazón tuyo que me habitas estruendoso
ahora llamas a mis lógicos pasados
a esos solos y alados que antes fui
porque volaban sin destino ni hora
para hallar a ésa que algún fin pusiera
al laberinto en mi idílica cabeza
con su propia expectación y fantasía
que cerrara la noche tras el día.
Y ahora,
baja mi vista en renovada búsqueda
por los bucles despeinados de tu pelo,
se desliza impetuosa por tu espalda
sin olvidar a tus redondos hombros
y no puedo zafarme del contraste,
que deja ver el yugo que te impone
sin querer la presencia del brasier
que otros llaman sin fe sujetador,
esa prenda peleada con el sol
vecina de una piel que no ha tocado
y que ha deseado algo quemar;
ya he quitado el que hoy llevas,
que me gusta,
color magenta subido irreverente
pero recuerdo ese otro en tono beige
que parece no existir y ser tu piel.
Y luego,
es un solícito y caliente corredor
es un solícito y caliente corredor
el que se llena de mi sangre y tu deseo
y no quiero extenderme aunque podría,
a que llevar invitados a esta ronda
que en la nocturna prisa siempre acabo,
por comprender que es corto si a tu lado,
lo emprendo, lo suspendo, lo imagino,
y con tu rostro mirando el cielo raso
a una hora de ser alba
lo termino.
JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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nunca imaginé que tanta elegancia produjera tanto calor, pero es cierto que contigo todo es posible, a fé que eres sociólogo y trovador, perfecto Jose, en todos los sentidos. Abrazos.
ResponderEliminarLlamada por el cielo la hora feliz, cuando el puente dos sitios grato une, este momento incólume concibe que haya conversación, poema y vida...Yo creo que es posible concebir, palabras que bien digan, sientan, vivan, para luego podernos reunir a que la voz silente las reviva...Gracias mujer!!!
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