TE DIGO...
Tendré quince otra vez cuando me mires...
Seré solar dispuesto para la siembra,
con los ojos abiertos
iré de aposento en aposento,
por tu alma que no me pertenece
pero que habito cuando tu me llamas,
para hacer de su zaguán sitio de gloria,
donde quemamos todo lo inservible,
y construimos hacia arriba
nuestro nicho
Tendré toda la fuerza
esplendorosa,
como cuando era joven y sabía,
que al final de la tarde aun podía
resolver cualquier esfuerzo que pidieras,
sin que hubiera pregunta o duda alguna,
pues de los ojos de maestra plena
para el mancebo sobra y basta,
ese guiño locuaz que le antecede
al momento de hacer de cancerbero
del deseo que solo quiere celo
Me habré de acurrucar
entre mis manos,
que de tanto recordarte hicieron callo,
y esperaré paciente a que regreses
con tu muda de piel y cualquier suerte,
porque tengo precoces las afugias
por resolver preciso y con premura
los restos que te queden y me queden,
que se que son bastantes para darnos,
el tiempo que feliz nos merecemos,
por aguantar amando
y no olvidarnos...
JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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Si pudiera creer en el equilibrio y la recompensa, este canto de espera y esperanza de tu poema, sería suficiente para trasponer mi barco en otra playa, de más amables arenas y dejar la calma chicha que mata todo aún lo no invertido o procurado... es bello hasta la hartura, felicidades querido poeta, de tus brillos se infieren tus grandezas.
ResponderEliminarComendada y cumplida, como tantas veces, debes saber querida amiga, que en estas letras cabe también la añoranza, que no es floja, de todo lo sentido y lo intuido, que tiene vida propia, porque no amamos por sectores o parcelas, lo hacemos así, como toca, no nos queda más remedio...Mi gloria pingüe la comparto toda, gracias por habitar esta casa, otra vez, siempre es tuya...
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