TRES POR TRES, CON VENTANA
Arde mi mano
tu rostro enamorado ya se ha ido,
y el espejo dormido no refleja
los vaivenes perdidos
que una hora samoana repitiera,
sin islas, sin palmeras,
sin samoanas,
en mi pieza de tres
por tres y una ventana,
el aroma elocuente de mi cama,
y los pelos caídos, liberados
de su tierna cabeza y de su pubis,
esa base de su alma que ni ella pondera…
La ventana cerrada es de mi gusto,
ordenanza, estandarte, subterfugio,
sin su aroma este cuarto está sin vida,
es lo mismo decir que yo agonizo,
cuando vienes revivo mis neuronas,
se despiertan ansiosas de tu roce,
y entonces mi conciencia te recibe,
el goce inolvidable de tu piel
y el halo de tu sexo salta intenso,
y mis ojos te toman sin reparo
antes aun que mi boca o que mis manos,
y luego entre mi cuerpo incandescentes
nos sorbemos cual amantes inocentes,
en mi cuarto de tres y un inodoro
esos tres por tres y una ventana,
como no tengo alfombra
debe ser como siempre
allí en la cama…
JOSÉ IGNACIO RESTREPO Copyright ©
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