MUDA
Señales,
huellas perdidas
cubiertas a medias por la arena
que en el desierto abunda
aunque sea desde acá,
desde el oasis
que me atreva a mirar
casi a escondidas…
Este es el otro poema,
que ayer llegaba en caricias indulgente
con las cáscaras regadas y perennes
que la guerra del hacer y del decir,
a la entrada de mi vid dejaron
tus te quieros y los míos,
y hoy pasmados miran su piel mudar
como bellas salamandras pardas
ya crecidas,
noblemente erigidas,
una frente a la otra
en este oasis de vida siniestrada
por servir de morada para tantos,
que brotados moribundos del desierto,
llegan aquí para salvar los huesos,
y un minuto después están fornidos
con deseo de volver al viejo hogar,
entre arenas y dunas renacidos,
con el sol pegado como lapa,
intercambiando favores no pedidos
con el mágico viento,
y descubriendo otra vez
en soledad,
que sus mágicas pieles destronadas,
arrugadas por el clima insoportable,
les esperan por ahí,
por cualquier parte,
donde ayer las dejaran,
tras mudar a una nueva,
la que llevan ahora,
perfectamente tensa, a la medida,
de la vida que llega,
la vida que se queda,
la vida que termina…
JOSÉ IGNACIO RESTREPO Copyright ©
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...esa que tantas veces te fulmina la piel y...cuesta tanto mudarla....
ResponderEliminarVolver la vida nuestra, una sana costumbre...Sobrevivir a las llegadas y partidas, una piel a la justa medida, el quehacer...Gracias CJ, por llegar y sentir...
ResponderEliminarNo es mala la mudanza, el cuerpo es sabio y tira de la piel cuando se percata de que su elasticidad no es la misma. Ir y venir, olas de vida, a la que debemos obediencia, aunque sea a regañadientes.
ResponderEliminarDetalle que exonera de la culpa al hecho de quedarse sin sucesos, que viajaban con nosotros sobre el cuerpo, y quedaron resueltos, al dejar la cubierta desgastada...Que rico saberte de aquí, Mabel, con cada riada tuya te quiero aun más...
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