AGUAS ARRIBA
Como fuego a la deriva...
Triste misión alumbrar aguas abajo,
cuando fue tu morada
esa bella rivera aguas arriba,
no quiere el alcanfor cuidar un traje,
guardado por error como un ultraje
o por triste rencor con el invierno,
ni el aro aún brillante
en el dedo anular hoy recordar
el calor de alguna piel pasada
que fue junto a la tuya estancia alegre...
Ese brillo que el agua le devuelve
y que limpia en el metal
juegos de azar
cuando lo bañamos y limpiamos
recobrando pedazos del ayer
algún pesar contiene, no lo dudes,
que el hoy oxida tenue
pero cierto,
también lo causa aquello que fue bueno,
un hábito, un portal, una constancia,
su piel transita impávida,
elegante,
como si te tuviera aún del brazo
y aunque queme las aguas
muy abajo,
acá en el manantial donde ahora nace
la letra que la niega y que la nombra,
al fuego arde con fuerza,
quema todo,
paredes, cortinajes, y cornisas,
menos esas ventanas que te ven
mirando algún lugar de un frío Edén,
no arden
pues el vidrio es algo duro,
perenne su recuerdo te musita
que aún puedes quebrarlo y hasta huir,
pero el nombre tallado en el anillo
allí va a perdurar, ya va fundido
como si toda ella allí siguiera,
junto al brillo y al mugre,
y al sudor
que huele sin que sepas a agrio orín...
JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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