LA LLEGADA
Y no errar al medir
por cuarta vez,
aquello que es tan grande mas no ves,
dado como remedio a tu existencia,
que deviene entre horas y te cansa,
porque ella merece toda la alabanza
y el preclaro regalo de tus ojos,
que deben estar limpios y sonrientes
cuando llegue
de gastarse entre le gentío,
con ese sabio donaire con que lo hace
como si no fuera su tiempo el que se gasta,
entre vales de gendarme y maromero
que le extienden la causa y el efecto
después de que se marcha
con un beso,
hasta que entra de nuevo por la puerta
pidiéndote entre salvas y sonrisas
nuevamente la beses
y la abraces,
como cuota inicial a las caricias
que más tarde compartas
sin hablar...
sacro su paso en alevoso yugo,
puede el amor hacer de esto conjuro
y al liberarlo un vuelo de palomas...
tú solo pon el cielo
de escenario,
hazle la vida fácil
no al contrario...
JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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