LOS BESOS DE TU BOCA
A los besos de ti les pongo número,
según por lo que llegan,
el pedido que atienden,
las ganas satisfechas que me dejan...
Como ebrio galeote que pasa por los días
buscando condenas que pagar,
clavo en esta pared
los números logrados por tus besos,
luego los veo varados sobre el muro
con el rouge sucedáneo del recuerdo,
el lila avejentado de la prisa,
el púrpura atado al viento.
Y suelo pasar la yema de mis dedos
para sentir tus labios taciturnos
que antes se apoyaron en mi boca,
buscando el qué decir perdido
o el sentido de irse o de llegar
justo a la hora de mi cruel latido,
que escucha en la pared sin casi culpa,
sin un mejor motivo que reptar
buscando la razón del sueño mío.
Y los finales de mes, bueno, los odio.
Esos besos que cubren la pared
se agolpan como párvulos hambrientos,
a que los mire, mi mano les extienda,
mis yemas gastadas sobre ellos ponga.
Los voy tocando dn mísera y postrera
sucinta ocasión de ese día de purga...
Debo lavar la pared con sales y lejía,
disculpar al mirar ese bestiario tuyo
de gestos envinados con gusto a calentura
y pintalabios.
Mañana habrá unos nuevos
de comienzo de mes,
de comienzo de mes,
acaso serán rojos, naranjas,
de un morado pleno,
o un gris muy solitario
que luzca por tal causa
avergonzado...
JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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