SILENCIO DULCE
Esas gotas de llanto,
las postreras,
haciendo de luz o de guirnalda poca,
para dar brillo al Levante
y nutrir cuando se vaya tu congoja
tu dulce espíritu errante,
como esas nubes que vuelan a la costa
cuando el cielo en sus búsquedas implora
para que se llegue el alba y le rescate
del las horas oscuras y marchitas
que la noche dejó,
como lámparas grandes
apagadas...
apagadas...
Ah,
si tuvieran las tristezas siempre,
este magnífico traje que las honra,
voces que suben
como en álgido pedido,
y luego caen por no encontrar abrigo,
igual que briznas que suben entre el viento
y se piensan en vuelo,
y se piensan en vuelo,
para luego caer desmesuradas,
tristemente sometidas desde arriba
pues no son alas esas puntas tenues
que ven a cada extremo,
no son puentes,
que unan los dos istmos,
de ese abismo
de ese abismo
de sentires prometidos...
Solo descienden áridas,
veloces
veloces
porque el solo corazón
que ha amado mucho
y solo queda entre reproches
y solo queda entre reproches
acaso apenas subsista en su dolor,
si los recuerdos ama con candor...
JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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