A UNA QUE SE QUEDÓ EN EL RECUERDO
Si hemos sido
pequeñas tórtolas de alas rotas,
caminando con temor el suelo,
caminando con temor el suelo,
reptándolo casi,
esperando que alguien nos recoja,
nos salve,
o de un puntapié por clemencia,
nos brinde la muerte,
cómo no ser ahora esa gran águila
que a veces al voltear
sorprendemos formando nuestra sombra,
dándole sentido al cielo si es que brilla el día,
o haciendo de perennes estrellas
si ha cerrado la noche.
Siente este fresco amor,
fustiga con tu canto al viento,
que si hemos sido carnada hecha de fatigas,
se ha llegado la hora de ser barco,
goleta blanca de ilusiones
y horizontes nuevos…
A SOLAS…
¿Quién de los dos precise en el después de un lazarillo
que lo ayude a recordar viejos senderos,
que le encumbre hacia la fuerza del tacto
y le lea en las frías noches,
historias sobre lejanas estrellas?
Anda,
no hay trabajo fuera
que no comience a intentarse desde dentro,
y estos días
entre la comprensión y el deseo idos,
hablan de forjas,
de arenas de silicio vueltas vidrio,
de filosos hielos con un poco de sol
agua de vida…
Oye niña,
entre mis torpes voces,
¿no habrá alguna digna de recordarse en el después
aun cuando mi llama ya no alumbre,
ni mi imagen llene algún recuadro
cargando algo de polvo en la mesilla ?
Acaso mi fulgor sea tenue y mi vital secuencia sea ruina,
pero tu no, princesa,
tu no te fuiste nunca
de mi boca de vino…
JOSÉ IGNACIO RESTREPO Copyright ©
• Reservados todos los derechos de autor
Mellas que dejan la brillantes luces, como si fueran sólidos los fotones que a alma dejan muescas, tesoros que guarda el ayer para buscarse en ellos en momentos como este, como cualquier otro... sabores que permanecen de las pieles que de alguna forma, también nos hicieron....
ResponderEliminar