GENUFLEXIÓN
Luego, la línea de tu rostro se amplía
y puedo ver que volteas…
Somos dos rutas,
dos alcatraces sin rumbo bajo nubes,
que sabemos traerán la tormenta
Estás aquí, puedo sentir tu aliento,
sin embargo este crepúsculo inocente
no deja de repetirme que estoy solo en el borde
y la ilusión puede ser una asesina,
ataviada para una fiesta de magos…
Sonríes ,
en todas estas puertas temo encontrar una llave
esperando por mi, para mí,
sé con vigor que me ansían los cerrojos
y que todo puede ser una mentira
Recito sin conciencia un dogma,
tu alma presa se libera
del pequeño cabestrillo al que se abraza
y tras un corto canto
me muestras santa
en tu mano una libélula…
PETICIÓN
Déjame descorrer
ese velo de ventiscas hecho,
allí donde también son tus palabras
las que suelen protegerte de todos,
además de mí,
de no ser la arcilla que alguien pueda moldear,
dando a luz un artificio nuevo, sacro…
Déjame ser tu arpa,
algo de música brota ahora tarde
y esta bifurcación que me acontece
no me deja vivir,
me priva de ser camino de tu inercia,
hacia el abismo marcho como solo soldado
de cien guerras,
que ya debe morir…
JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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De la iniquidad de las ilusiones me haré para la hora de mi muerte, que ya no deseo que sea ninguna otra, ni otro momento y hora que aquella en la que fuera la rendición absoluta, armisticio voluntariamente firmado con blanca tinta y el colorín mañanero que a mi ventana llega como único testigo de cómo se rinde un continente sin reservas... morir después, sería sólo promesa....
ResponderEliminarQué poema precioso, en su sentido etimológico de preciado, digno de ser cuidado, aunque eso fuera contra el emblema del poema que es un grito de liberación, una necesidad de atravesar puertas, de almas que salgan de su jaula, de libélulas, no gaviotas(seres pesados)connotando la levedad, el vuelo sencillo que haga sencilla la salida, incluso el desatarse de la palabra misma....hay tanta riqueza en este deseo de fundirse con el viento, que el sólo imaginarlo ya libera....gracias....José.....
ResponderEliminarDesde mi nórdico, frío, oloroso fortín, lanzo mis dardos de llanto congelado, sostenidos de mi rojo querubín que braceaba en pos de perdida virtud y el dolor en su espalda que alada, solo tiene recuerdos de luz de una Europa tomada con paz, en cadenas de ostias de sal entregada a su bien.................
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