QUÉ OLVIDO
Qué olvido su nombre
cantándose de gozo
por otra vez saltar en mis paredes de vidrio,
por ser eco locuaz repitiéndose hermoso
como si cada letra fuera ávido escondrijo
y en mis ojos ansiosos halla su cuerpo simple
otra vez bello resguardo novedoso,
como en dedos de niño reptando somnolientos
sin poderse dormir, acalorados,
ni del sueño apremiante
despertarse.
Como una gula
que mi boca llena bautiza,
esta gana insaldada y solidaria
por los puentes sinuosos de sus carnes,
una tapia que ampara pero no cubre
la distancia de los ojos y su pozo,
allí nace el calor que anuda toda profilaxis,
y la ausencia de vino no importa ya
mientras puedas contar todo lo tuyo
en en mis iris que ríen...
mientras nacen semánticas del cuerpo
armadas con señas como mapas
sobre el precioso toldo reluctante
de su piel parlante...
Qué olvido el de mi nombre,
solar ya visitado por sus trinos,
poblado de matojos cancerosos
que parecen sin duda levantar
sus ansiosos olvidos como dianas,
y no pueden siquiera musitar
esas gracias de aprecio desalmado,
por dejar todo lo hecho en el olvido,
y hasta el nombre de ella posponer
para cantarlo duro, omnipresente,
cuando todo se merme
otra vez,
y por la puerta roja de la casa,
salga como quien opta en dimisión
entrar a algún pasado desabrido,
poblado de ecos sólidos, reptantes,
animales y cosas que musitan
el diario de este pérfido viandante...
JOSÉ IGNACIO RESTREPO
• Copyright ©
Una y otra vez sorprendes mi alma casi dormida
ResponderEliminaryo también me sorprendí...fue un soleado hervor bullendo desenfrenado en mi pagoda silenciosa de vidrio...y escribí ésto...gracias por venir ufana Sibila...
Eliminar¿Gracias me dices por reverenciarte?
ResponderEliminar...por coincidir en este sesgado teorema de letras...a pesar de la vida...Un abrazo!
Eliminar