PARDO ALIENTO
Pero,
antes de que la tarde haga del rojo
un bergantín sin rumbo que se marcha
sobre el negro ataviado de la noche,
libera al silencio atrapado entre tu almohada,
desde el ayer vencido e insurrecto,
y no mires si te sigue
hasta el armario...
Ponte la ropa
de fríos ensamblados llora el cuerpo
y clama en majestuosas soledades
que ahora son capricho
en la rosa entregada
por mano masculina
que no sabe de ti más de lo que brinda el ojo...
Y este vigor que pone tu palabra,
ármalo cuando pases
tus diez dedos
por la cuerda ceñida a tu garganta,
que dicen que se
llama escapulario...
Gloria al padre, deseo,
gloria al hijo,
está preso en tus diez dedos con su imagen,
hombre de rostro inmaculado,
rescatado de inocente olvido,
que te saluda desde una ventana
poniendo su infecundo amor
en cada alado vuelo de su mano...
JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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