A ISABEL
Deja tu nombre intacto sobre ésa
sábana que es un broche
una redada,
para la pesca inmensa de la noche
que llevo nuestro bote colorido,
hasta el borde secreto ya nacido
en la otra palabra,
la otra fiel palabra que alguien dijo
pero huyó sin saber por la ventana…
Déjala dormitando,
no la muevas,
que sus ojos cerrados son muy bellos,
las palabras que fueron ya destellan
y otras vivas apenas, inquilinas,
se disponen a darse
de luz llenas están en la azotea…
Pinto odres vacíos, los decoro,
y los pongo al alcance de quien llegue,
sus silencios son míos y es adrede,
pues mis cuartos longevos y vacíos
quieren ver las palabras como velos
por paredes y techos, desgastados,
poblándolos como diez suaves cabellos
que al viento se movieran mansos, puros,
filamentos que dicen lo que llevas
dentro, fuera, plasmados de tu aroma
que imita la palabra que te nombra
en la boca apenas entreabierta
de quien quiere que vuelvas tu alto rostro,
poblado de los blancos inmediatos,
los azules claros del estío
y esos innecesarios amarillos
que el brillo de paredes, cielo rasos
dejó como regalo
en tu ser bello,
tierna tela de hilos...
JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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Lucho contra el tiempo que se empeña en refutar cada uno de mis sueños, contra la necedad de mi rabia muda ante tanto genocidio y podredumbre, lucho contra el olvido y al mismo tiempo contra la memoria y me canso... entonces regreso a mis vergeles, a esos remansos donde recupero el aire y nunca falta. Palabras sencillas en versos complejos, la perfecta sinfonía que mueve mi utópico universo, el Akhasa del alma de los poetas y qué puedo decirte, que algo en mi interior se redime y se sana, algo se tranquiliza y se llena de entusiasmo, algo que sabe a hogar y a calma... una reminiscencia de la verdad tras cada gesto, el mundo no es tan malo cuando está lleno de tanta belleza, de tan nobles sentimientos y de tanta generosidad como la tuya, No se me ocurre mayor éxito que el tuyo, logras cambiar el estado de las almas. Abrazos, Restrepo.
ResponderEliminarPues de la misma fuente bebo yo, hundo mi cara abotagada por el llanto de estos días y por la rabia que cargo desde siempre, y bebo hasta hartarme...Este trabajo que no lo es, este cantar a lo distante con las armas del ya y del aquí, tiene algo de mágico y de fatuo, en lo angosto de su curso es alimento...Escribir, con los demás, solo, a cualquier hora, ansiando que la vida no se acabe, que no lo haga en mis manos, no en mi fe...Gracias Luz, por venir a esta hora, tan diligente como siempre, tan amorosa como lo recuerdo....
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