OTRO PRIMER DÍA
Someras oquedades,
dormidas entre la tertulia de las cosas calladas,
superan mi deseo de callar,
de tejer silenciosas maneras de decir,
de encargar perlas negras a débiles designios...
de dormir el argot de ambiguedades
que desgreñan mi pelo
y ese puente de duros, pequeños, permanentes,
cabellos que entre los arcos rebeldes de mis cejas,
me hacen ver altanero, loco y trasgresor,
de un mal genio perpetuo
y un gusto altisonante,
por continuar sin espacio de la una hasta la otra,
como si fuera una siembra constante de desorden
donde hay grises, y hay blancos
y aún negros,
que no dejan reir
mi sol semblante...
Este tiempo de fríos extendidos,
de vientos que no cesan,
de nubes declaradamente grises,
no decanta alegrías hasta el bies de mis deseos
sobre todo por este cruel tiempo usurero
que ha dejado dos días y un medio de asueto
para que descansáramos del mundo...
y nosotros no le dimos buen empleo,
lo dejamos meter,
nos preocupamos,
y del gentil dolor de los demás
construímos un triunfo sobre el nuestro,
ah, un mil o más bosquejos de delirios
donde nadie se gana lo perdido,
y todo resplandece por sombrío,
estos días de ganado descanso se nos fueron mujer
en sufrir doble,
no pudimos tendernos, solazarnos,
deshacernos en miríadas de caricias...
o quebrarnos en la piel y el sopor pertenecidos,
los gastamos yendo de visita y volviendo míseros y tristes
al desgobierno de dolores ajenos
y perdidos...
Y empieza nuevamente la semana...
tú me dejas temprano y yo me quedo asistiendo
como justo colegial a mi bosque de palabras,
villano de la voz, enternecido, duende de nacimientos temporarios,
recordándote cien veces mientras las horas pasan,
este día de puentes y designios,
de frío que se alberga en las cosas y espacios
donde no soy autor de ajenos ni de propios,
ni escucha de sencillos catecismos de olvido,
solo pongo una piedra sobre otra ya pulida
y a la sombra del sol las hago muralla,
y te tengo mis larvas ya crecidas hablando
como bebés hambrientos
en la caja de canjes...
Tú después llegarás mostrando tu cansancio,
igual que quien domina las carreras de olimpo,
me dirás un par de bellos desgobiernos
con los ojos amantes de quien vibra ante el otro,
pondré viandas suaves, pequeñas en tu boca
como quien dice azúl
por decir cielo pleno...
Y entonces reirás, diciendo amor, mi vida
viva otra vez he llegado a la casa de ambos
y yo tendré por suerte la gruta destendida,
la cama dignada de mandrágras abiertas
y este amor que ha crecido un día en soledad
aún más santo, más firme, salado y adobado
para dártelo amor, mi nubia apetecida
por haber recordado en la tarde este regreso
y haberlo recorrido de vuelta
paso a paso...
JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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...Paso a paso, letra a letra...por estos designios de encuentros, mares, de puentes sobre el río... Disculpa querido José mi desvarío, es un placer leerte, incluso perdido en los bosques en los que como lectora hago míos... Fuerte abrazo
ResponderEliminar...qué debiera disculpar, yo te disculpo, lectora de mis páramos y ríos...Afrodita de impávidos vergeles que siembras y cosechas con tu nombre, bellos versos de vino que también nos salvan...Gracias bella escritora, Isabel Mendieta...
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