LLEGANDO
Umbrías
penas parecen
caminar desnudas y transparentes,
entre los magnos versos
que profeso,
mientras anima el agua
que brota sin motivo por los muros...
Se
destejen sombras,
laboran ciudadanos taciturnos,
mirando en las ventanas
el
paso distanciado de otros besos...
Ciudadanos...
han convertido cada paso del viento
en pozos de riego
que bañan la inocencia de sus cuerpos,
y sin
embargo
liban sangrantes en sus bocas,
los recuerdos pedestres sin acuerdo alguno,
guiados por el mapa de las
ansias
pintado desde siempre
sobre el amoroso avatar
que hay en sus
cuerpos...
Soy otro más,
miro sin sosiego la ventana...
Cántaros con tu nombre
quitando sedes antes comulgadas,
mi cuerpo adusto
camino de tejidas parsimonias,
cuyo tránsito es y será descolorido
si no llevo tejida esa fragancia,
hecha del movimiento de tu talle,
los sutiles motivos de ir a verte,
de querer pretenderte una vez más,
sujetar tu cabello
- aunque te duela -
y despues recubrirte
con la mortaja de todo lo que llevo,
mi cuerpo aderezado de cansancios,
para que no llegue a deserenarte el frío,
que es paje inseguro de la muerte...
Caeré en terreno preparado
para la siembra y el vino,
siempre que sea tu piel
y no la de otra,
la que cobije el sueño adolorido,
y luego ella tendrá que descubrirme,
pues me sabe soldado que allí llega
agotado de darse a cada hora,
pero de miel deseoso..
Tu voz,
cual nuevo obsequio puro,
antes de mi llegada silenciosa,
ya le cuenta el poema más sencillo,
a la fuerza del mágico querer
que hay viviendo
entre los pliegues
entre los pliegues
de mi rojo y gastado corazón...
JOSÉ IGNACIO RESTREPO
• Copyright ©
• Copyright ©
No hay comentarios:
Publicar un comentario