APENAS
De los rescoldos ayer
solo apagados,
aún serenos rosados puedo ver,
en la sábana verde o el mantel
extendidos temprano por tus manos,
anteayer el sonrojo nos quemaba
tras tomarnos la mitad de un vino añejo,
un regalo de novios,
nuestra cita,
pospuesta hacía mucho
por las prisas,
por el cansancio crónico forjado
en esta necesidad de vadear,
este difícil lago
que es la vida...
El sábado,
corazón,
fuimos delicia,
tú mis manos tomabas sin afán,
yo quiaba tu cuerpo descansado
y en el altar cuadrado donde el sueño
diariamente sin pedir devuelve
esas ganas dispuestas de vivir,
nos tendimos sin más que el catecismo
de lo aprendido ya,
lo ya olvidado,
o lo dejado incluso en otros sitios.
Y entre pequeñas cláusulas y besos,
recordamos lo que es inclaudicable,
lo que pese al desuso
nuevamente,
aparece sin más cual manantial,
y repite en las almas y en los cuerpos,
lo gozoso y feliz
del verbo amar...
Aún quedan rescoldos en la piel...
de las dos grandes lunas que llenaron
sin que viéramos esta fantasía,
el deseo tocado y por tocar,
ese saldo del sábado pagado,
realmente, te juro, mi querida,
es una cuenta grande todavía
que apenas estará a medio cobrar...
JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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Nada queda en el olvido. Si el verbo amar sobre los cuerpos se posa, no habrá quien impida volver accionar.
ResponderEliminarGracias Poeta! Un placer éste recorrido por tus letras.
Al contrario, Isabel. El placer es mío, eres siempre bienvenida a esta casa de letras...Abrazos!
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