Entre vástagos de piel crecida a tajos
donde uñeros sigilosos se me enredan,
y optan por referirse a mi sin voz
cortando hojas por tallos que son flores,
cortando hojas por tallos que son flores,
tengo aromas de recuerdos que se fueron,
volando pues locuaces estallaron
volando pues locuaces estallaron
y el verano que parecía rutilante
saca anuncios de un invierno resentido,
y entre crestas malnacidas de las nubes
sólo hablan voraces pensamientos
de este cuarto menguante
que es lo nuestro,
o acaso entre lo nuestro
lo que es mío...
Y entonces me pregunto cómo veo
las gesticulaciones hechas llagas,
lo ofrendado por el tiempo que me dice
que lo vivido es nada, y el presente,
es oscuro sin ti, no hay aliciente...
Tu rostro cesó su agónica presencia
fantasmal, volátil y miedosa,
y la lid con el recuerdo se acentúa,
a punto de pedir y de enredar
tus heridas recuerdan en mis uñas
que te fuiste a volar, a pernoctar,
con otro como yo que es diferente,
que hace tiempo te fuiste,
y ya no uso cuidadoso el cortauñas,
ni la lima de manos que decías,
deben ser herramientas cada día
para no ir a herir con el saludo...
El botón automático de abrir
hace rato olvidó cómo se hace,
y está solo el balcón y la ventana,
los encargos los sube una polea
y la cuerda de vieja está que rompe
el ejercicio abatido de llegar,
de los cigarros, el ron, la carne roja,
que no dejan nunca de decirme,
que ya no estás aquí ni en parte alguna,
que cualquier precesión que desanime
este deseo inmenso de vivir,
tiene como motivo tu ausencia,
la puerta, la ventana, algún gemido
de un gato que se busca una pareja
y no puede por más que gima y gima,
en la calle encontrarla, o en la vega,
y decirme, no me pierdo, les decía,
que todo me recuerda que te fuiste
y que en esa ausencia tuya
está la mía...
JOSÉ IGNACIO RESTREPO
• Copyright ©
• Copyright ©
No hay comentarios:
Publicar un comentario