UNA A, ADMIRADA
Esta noche soy un verde quehacer
de tus manos sencillas y espirituosas,
bordando vas quimeras y esperanzas
sobre mi cuerpo callado
de retazos,
me tomas con un vértigo piadoso,
como a un vaso de vidrio para flores,
que en razón de su edad
y recorrido,
tiene algunas pequeñas grietas nobles,
que para ti son gesto de riqueza
y no como te dicen
mis osadas y lentas pulsaciones,
solo señas de ir y estar volviendo,
sin ya saber hacerlo...
Esta noche tu zurces mis estragos,
y el fasto de tus ojos los observa,
yo los míos cierro de obsequioso,
pues deseo sentirte como bosque
cuando el copo más alzado se reclina
ante el paso inmenso de ese viento,
que le recrea las yemas y sus dudas,
de proseguir con fe
el siguiente invierno...
Esta noche te alabo como crío
tus maternales actos que protegen,
cada cosa que soy y lo que tengo,
derivo de mi espera hasta tu alegre,
muestra manual de frívola eficacia,
y no te puedo dar más que una A
si he de calificar la maestría,
pero debo admirarla
mujer mía,
pues tus caricias hablan,
recitan lo mejor de mi poesía...
JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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Bello elogio del poeta a su amada en la que admira su generosidad, y su belleza, su disposición a dar sin exigir a cambio, tal como el amante ve la noche dispuesto a convertirse en bello quehacer en las manos dulces de la amada.
ResponderEliminar....gracias inmensas por venir, Fernando...Abrazos..
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