A UN NO POEMA
el que va inscrito entre silencios de sufragio,
ni
imperativo el beso
que no es de despedida ni saludo,
sino el arma
sencilla del que ama
y piensa que es su último recurso
para decir te
quiero sin herir,
sin sostener el fin como mortaja
o medir la secuencia
de la falta
que no ocurrió sino que mal supuso
y luego entre aserrín nuevo taparla...
Todos hemos ladrado al fin y al cabo,
sentados bajo ventanas ya cerradas...
Es la lid infructuosa, atormentada,
del escapista que no se dio a la fuga,
la palabra feliz o el bello abrazo
que colgaron de la herida comisura
esperando que el otro comenzara
y al otro no le dio maldita gana,
quizá apenas te vio,
no olió ni un miligramo de aroma,
y menos vio tus ansias encarnadas
y por eso el abrazo no llegó,
y el beso se quedó en la comisura,
y el futuro galopa ahora lejos
mientras gimes
murmurándole al espejo,
qué fue lo que pasó
por favor dime,
si ella estaba tan cerca, tan cercana,
esa patria tomada, el bello puente,
y mi clara palabra la mecía,
dónde se fue el amor y la alegría
que tenía guardadas para darle...
Ya sabes el final querido amigo
y el lector consentirá conmigo
que no hay bondad al hablarle a los espejos
y esperar de vuelta una respuesta,
que no pueden hablar,
son muros secos,
brillantes por tener sobre cristal,
reflejos nos devuelven
nada más...
JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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