sábado, 29 de marzo de 2014

A LAS HORAS DE AMAR / Poesía de José Ignacio Restrepo



FIEL COLIBRÍ


Como ávida conciencia
al regazo del alba que desflora
en un rasgo de amor inconfundible
cada bello segundo, cada hora,
esta bella semilla que es viajera
en los labios del amor sigue doncella,
esperando que llegue un colibrí,
con el vivo romance entre su pico
y ese alarde viajero tan de él,
que se cansa con oír un sonajero,
pero si quiere llegar es el primero...
Soy como ése,
y tú lo sabes ya...
Mi lenguaje es canto llamativo,
y mi piel al sol es de colores,
en mis manos caricias como flores
cuyo brillo proviene de mis ojos,
que han ganado sin esfuerzo tu esplendor,
desde el fondo del patio estoy seguro
tú te haces a mirarme sin hacerlo,
porque todo es penumbra a esta hora
mientras fuera perenne brilla el sol...
Describes cada trino, cada vuelo,
pues tú eres mi bolsa de alimento, 
que cercana a mi propia idolatría,
vas mirando mi paso por tu mesa, 
Ya no soy esa ave multiforme
a los rayos del sol predestinada,
soy de ti y tu cuerpo un estandarte,
que visita tu alma enamorada,
para, encanto, tu cuerpo recorrer
y habitar sin un no tu fiel mirada...
Vas contando en mi mapa los lunares
tus visitas, tu viajes a mis lares...
Es hermoso tu traje, ya lo he dicho,
el olor a lavanda de tu piel, 
casi puedo yo oler, desde mi casa,
esa mística intacta que ha volado
sin perder su decencia y desenfreno
entre dos que aprendieron bien su vuelo
y desde éso no han tardado en practicar,
algún nuevo deseo de jugar
con el aire emanado de las flores
o algún cristal de nieve retrasado,
que ante el rayo primero de la aurora,
recordando tu piel como hago yo,
se ha fundido
hermanado
en una hoja...

JOSÉ IGNACIO RESTREPO
• Copyright ©

martes, 25 de marzo de 2014

SIN TESTIGOS / Poesía de José Ignacio Restrepo



VALS DE MANOS


Y me diste goteando a mares
toda la fuerza ardiente que tenías,
deleitando tu alma entre mis yemas
y encendiendo en mis ojos entre abiertos
el sombrío escenario del lugar,
nunca más, pronunciabas
repetido,
y yo aún escuchaba
hazlo ahora,
donde sea,
en esa banca roja...
el tiempo nos miraba en un reloj
y soplaba el viento en la estación,
ni un cristiano,
solo el ansia
vos y yo...

En las manos
tu mar me recordaba,
las palabras selectas de mi madre,
no es la hembra que puedas tú llevar
pero ella te pondrá en ninguna parte,
qué ternura venir a recordarte,
madre mía después de tanto tiempo,
debo darte ya mismo la razón,
ésto es un banco de estación,
es otoño, finales, hace frío,
solo tiene esta hembra el cuerpo mío,
y yo el de ella total como cobijo,
en mis manos completas de alfarero
están sus mares eternos y sus ojos,
que me miran diciéndome
te quiero,
contrariándote madre, por amor,
este día de otoño
en su calor...

JOSÉ IGNACIO RESTREPO Copyright ©
• Reservados todos los derechos de autor

jueves, 20 de marzo de 2014

EN LOS DÍAS SIN NORTE Y CON SEQUÍA / Poesía de José Ignacio Restrepo


ELOCUENTE 2


Hay días de feroz recordación,
en cada hora surgen y se mueren
hechas y mal labradas de otro tiempo
imágenes con voz enmudecida,
de elucubrado y torpe nacimiento
a pesar de que fueron en su día
joyas de gozo inmenso
con nombre elaborado y bien brillante,
con registro, carné,
noticia de su atrás y su adelante
que llenaron el hueco de las manos
y los ojos abrieron en caprichos
y cerraron en medio de finura,
placer que no medimos
en la altura.

Hay días que parecen en sequía
las cantimploras rotas
que no sirven
nos hablan de quiméricos ambages,
de perdidas memorias en dedales,
de mares que no tienen vida ya,
de alisios sin un cielo que surcar,
como hoy que devengo horas perdidas
y no sé dónde estás ni sí recuerdas
las ansias cotidianas compartidas,
los besos sin lugar, en cualquier parte,
la desnudez que eras en mis manos,
el olvido de todo que sin falta
llegaba así no más,
solo al mirarnos,
dónde te hallas lucero en cielo diurno
y ese hermoso regalo que no abrí,
amor que tú me dabas entre risas,
puerta de mis entradas
y salidas...

JOSÉ IGNACIO RESTREPO
Copyright

sábado, 15 de marzo de 2014

CADA PALABRA ES POLVO Y LINIMENTO / Poesía de José Ignacio Restrepo


EL ALIENTO DEL REZO


Como pedido ubérrimo del cuerpo 
que transportase el alma entre palabras, 
la vida de tu voz renace hoy
de otro que sin más se ha ido ya
y acaso ni te ve
porque se ha muerto...
No ceses de poner agua en sus labios, 
ni un sus ojos grasoso linimento, 
acaso se despierte mientras hablas, 
y componga a tu amor que lo enamora 
una suerte de amado padrenuestro.
Tú eres el vaivén que necesito,
parece que le dices con tus ojos,
y sentada en hinojos
saboreas
el cálido dolor de su ida ausencia
así como le hiciera en otras veces,
a tu ávida boca o a tu plexo,
cuando en noches cansinas
pero vivas,
le entregabas de ti
fuerza y latido...
Despierta, por favor, abre los ojos...
y entonces por milagro
él regresa,
sus pasos conocidos en la puerta,
alejan al recuerdo de tu mente,
y el aroma que te es reconocido
se filtra por debajo
hasta tu alcoba...
Y corres, casi vuelas para ver,
la fuerza de tu orar y tu silencio,
que convertida en hombre se halle allí
bajo el umbral que oculta las estrellas...
Pero, no hay nadie,
en la noche ruge el viento,
compruebas otra vez, amada amante,
que la fuerza de tu rezo trajo aquí
solo en alma, pero en ella casi cuerpo
la imagen del amado,
y su recuerdo...


 JOSÉ IGNACIO RESTREPO 
• Copyright ©

miércoles, 12 de marzo de 2014

SONAJERO SIN TI / Poesía de José Ignacio Restrepo


AGRIO REPARO


Cartujos pasan bajo tenues iras
solapados tras mi alado pensamiento,
que te tiene por babor, mar y designio
desde que te alejaste de mi abrazo
para buscar tus sueños
sin mi aliento,
y dormirte despacio,
muy despacio,
porque largo será el trabajo de mañana
si mi amor, discúlpame,
tengo mucho por hacer, hay reunión,
si no descanso el día será odioso,
en la noche oirás mis impaciencias
y solo habrá reproches y carencias.

Hace  cinco minutos te dormiste,
y llagas tengo en la piel que no tocaste,
las manos se me van, el colchón suena,
mis deseos campean por tu mar,
eso soy, la mar sola en tu presencia
que dormida descuida mi oleaje,
para cuidar de la playa
nada más.

Cartujos devanean y regañan,
el bromuro incesante de mis ansias,
decreto que esta noche no será,
y recorto este viento de mis manos,
con las uñas sangrantes va impedido
cualquier clase de gesto prohibido,
y la piel cubro entonces del oscuro,
mi largo cobertor es un seguro
para llegar hasta el alba
sin perder,
ese estado de gracia tan nombrado,
por llevar entre el cuerpo acorazado
los deseos, las ansias y las prisas,
hasta el mísero puerto donde vayas,
qué le haré a mis uñas y a mi carne
si no te compadeces,
voy a atar
cada solo y maldito pensamiento
para ir a buscar en solitario,
lo que hoy por tú dormir
ya se ha aplazado...

JOSÉ IGNACIO RESTREPO
• Copyright ©

lunes, 10 de marzo de 2014

EL VAIVÉN INVENCIBLE DE LAS ALMAS / Poesía de José Ignacio Restrepo



ATADO CON UN DIJE


Qué colofón dorado en estas letras,
las que narran lo nuestro y su deriva
mostrando todo el cauce que va al mar,
mojándonos sin prisa en su caudal...
No son vivos todos los finales,
ni aparcan en el seso al recordar,
mueren de no tener quién los observe,
les avenga una mano generosa,
y les retire el polvo que se queda,
por no ser nada ya tras ser un todo,
que le daba a la vida su sentido,
poniendo cada día poesía
sobre el ámbito escorzo de la vida,
sometida al vaivén de no ser ya...
Qué final deseado me regalas,
desde el lejos con rostro enamorado,
me narras lo que nunca fue narrado,
que lo nuestro nunca terminó,
solo fue desliendo su destino
en medio de  ese cambio de estación,
fuimos ecos, fronteras en la vida,
esa parte mejor de la canción,
que aún resuena en radiolas apagadas
y algún restorán de barrio alto,
prometiendo volver si ancla el amor,
si lo piensas con bien,
y atado con un dije al corazón...

JOSÉ IGNACIO RESTREPO
• Copyright ©

miércoles, 5 de marzo de 2014

GENTILICIOS DEL ALMA / Poesía de José Ignacio Restrepo



EL PUENTE


La ráfaga,
no sabía que sería disparada,
y se oyó como un tiro,
silenciado por el verde negro
de un tupido adulto bosque,
como algo sin pedir a la jornada,
arreboles de sepias y naranjas,
vuelos altos y bajos
de vecinos,
que cantan casi siempre
sin que veamos,
la pasión con la que cortan
cielo y vientos...
Uno tras de otro,
atados por la dicha,
los besos de tu amor en versos plenos,
como boca cualquiera necesita,
se sucedieron todos
en desorden,
como suele ocurrir ese milagro
pedido por mil veces en las noches,
uno a uno
el tedio descorrieron
de ir pintando escenas tanto tiempo,
sin que nada ocurriera,
y ha pasado,
nuestras bocas se han unido
fuertemente,
y entre ráfagas nobles se han besado
tendiendo un firme puente
entre los dos...

JOSÉ IGNACIO RESTREPO
• Copyright ©
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