martes, 24 de septiembre de 2013

LA NOCHE TIENE PIEL / Poesía de José Ignacio Restrepo



ENCUENTRO


Hemos de cotejar con cuantos besos
se sostuvo nuestro puente tibio,
con cuales de las diez puntadas pardas
que nos dimos mutuamente sin cuidado,
mantuvimos saltando los latidos
este sendero escaso en donde vamos,
y cuando elegimos bifurcar
el trazo tan feliz sobre la tela
 vacaciones dando a nuestro hilo,
el rojo,
el tenaz,
el instintivo,
que cosía tan bien a mano alzada,
de memoria y a dúo, sin mirar,
y que no respetaba regla alguna,
ni adormecía el te para soñar
y mejor que peor brocaba piel
cortando y no punzando como otros,
si le dejabas esa enrojecida,
que huía de otros sastres sin clientela,
fuera donde se oyera el proverbial,
ya vente para acá que vos sos mía...
A esa senda lograda entre escabeles
normalmente entre noches de oropel,
yo debo agradecer estar aquí
a la espera sencilla de tu aroma,
comiéndome las piñas como pomas,
y libando entre escocido el paladar,
te diré
que fueron cientos de poemas,
decenas de rosas rojas
en su estancia,
sin número las más tiernas palabras
que introduje con mérito en su alma,
por eso estoy aquí pensando en ella,
y de filo también pensando en ti,
porque el amor me ronda
y me ametralla,
me sujeta para bailar conmigo,
y aunque tú estés ahí siendo testigo,
y yo, en esta letra inconsecuente,
quejándome sin más por no tener
calzado para ésto de los dos,
el paso para ir solos haciendo
de este amor una copia más perfecta
se alcanza si ganamos la columna 
hasta la sombra mejor que oculta todo,
lo conozco tan bien que puedo darlo,
mientras te canto alguna,
la que quieras,
y luego te descoso el hilo rojo
que sujeta tu pecho hasta la espalda,
tienes piel que ya traes bien tallada,
no tienes que decirlo,
yo lo veo,
la soledad te marca como a mi,
la tela solo cubre ese deseo
que has guardado del frío de la noche
y de otros ojos avarientos,
y de mi...


JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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domingo, 22 de septiembre de 2013

CADA PALABRA ALADA / Poesía de José Ignacio Restrepo


MI PLAYA


Mis sentidos hallazgos encontrados
guardándome silencio adormecidos,
tras salir de tus playas y tus mares
como bote de remos,
como aguja,
como albatros que rindiera culto alado
a la tierra que adorna con su sombra,
con el vuelo que asombra entre los riscos,
buscando ese basalto siniestrado
en ese azul inmenso,
gemelo iracundo
de su cielo.

Convertidos en sal de piel ansiosa,
tus versos se entremezclan
en mis manos,
y luego los puedo ver volando bajo,
como enamorados cormoranes,
ansiando su comida y su descanso
en mis grabadas yemas,
en mis manos,
tus versos que brotaron de mi alma
cual serpentines vivos,
cual gorriones,
cuyo canto fecundo y prestigioso
recorría mi cuerpo alucinado
como bello tributo...
esta noche de celos infundados
que terminamos juntos,
nuestros cuerpos de ansias cenicientas
nuevamente entre amor silente y recio,
fuertemente entre versos
bien atados...


JOSÉ IGNACIO RESTREPO

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lunes, 16 de septiembre de 2013

CUANDO UN AMOR SE ALEJA / Poesía de José Ignacio Restrepo


MISIVA


Fabriles genuflexiones
puestas de allá y de acá del muro,
cuando el todo ya no es casi un murmullo
y el delicado sueño de tenerte,
se ha levantado iluso, itinerante,
en un vuelo sin paz
y sin regreso...

Mi rostro dice ven
y tú no vienes,
si has sido requerida por mi voz
pero el silencio va, te lija y pule,
bordes hecho de piel tarde en la noche,
que no se gasta ni bien puede vernos,
juntos cual playa y mar
en cambio eterno...

Solo regresa lo que no se fue,
me contestan las aves y los lirios,
aromadas respuestas cubren todo
lo que tiene de mi alguna oración,
y tú que no me encuentras
qué me dices,
¿vendrás si el cielo tiñe hoy su azul
en un magenta, un rosa, un tenue gris?,
¿faltarás a la cita si te llamo
para pactar las treguas necesarias?,
y hacer de este interdicto
una noticia
corta, sentida
y muy enamorada...

JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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jueves, 12 de septiembre de 2013

ES MI MISIÓN POR ÉL / Poesía de José Ignacio Restrepo


RÉQUIEM POR LUCAS


De nuevo agito el envase medio lleno,
para que el gas haga volutas como antes,
y veo que mira y me sonríe,
y luego me recuerda que murió,
nuestro perro heredado
se murió...

De esos nombres de humanos que padecen
los cachorros que llegan a las casas,
Lucas fue el elegido en otro sitio,
y así en la nuestra nombrado se quedó,
obediente y callado
hasta el final,
amoroso y filial...

Un mal de doce nombres lo minó,
dias, noches, enteros padecimos
con él esos dolores repetidos,
nos quedábamos juntos a su lado,
otra prueba de amor de ella por mí,
que le alcanza el amor para partirlo,
y Lucas lo vivió,
hasta el minuto postrero
en que con llanto pleno
entre los ojos,
lo mandamos sin más
para su cielo...

JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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martes, 10 de septiembre de 2013

EL DOLOR DE LA ESTANCIA / Poesía de José Ignacio Restrepo




COMO 
CACHORROS

Gritos tardíos de feliz errancia
entre aromas y escencias,
que tras llenar todo el aire amancebado
nos recuerdan que aquí la sombra del amante
recordó en su pecho adolorido
capítulos completos e incompletos,
ósculos libando entre la hiedra,
mientras arden silencios de balcón,
que hace rato en el colchón dormían,
y ahora se agolpan en fila a bien sufrir,
espejismos pasados de otros días,
mal guardados, incluso revejidos,
en cajones cerrados que no abren
ni siquiera con llave...
Las aldabas, la puerta, la comida
que se pudre servida en mesa ajena,
el reloj hace tiempo detenido
cuyo timbre pactado no sonó
dejando sin un alba prometida
al que albas sus ojos precisaban,
otra hora perdida sin delirios,
otro mezquino intento de leer
los porqués redimidos de viajantes,
con sus preguntas secas, reluctantes,
como poster de espléndidos gatitos
que perdieron a su amo en cualquier parte,
por afuera del bello calendario...

JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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sábado, 7 de septiembre de 2013

BAJO LAS COBIJAS / Poesía de José Ignacio Restrepo


RESERVA


Luminotecnia del recuerdo visitante
cuando se tarda el caro ser viviente,
de la mano del ímpetu negado
tomo ese lastre que brilla
entre oropeles,
rasgado celofán,
anís regado,
alambres de mojadas golondrinas,
todas en guerras áridas ya muertas,
vitrinas de las sales derramadas,
aromas que demandan mano amiga
en la ajena letrina de algún bar
donde estuve de la mano de un cadáver
que hoy corre por vestíbulos
y canta,
a otro que no soy
pues olvidó...

Gorjeos de eco almibarado
en la siguiente esquina de este verso,
esos sí llevan tu nombre con agrado,
pues eres el presente,
aunque ahora ya duermes,
todos tus años a bordo de ti misma,
cuando toco con mi pie algo caliente
sé positivamente
que me eres 
portal, patio, balcón, repisa, zócalo,
biblioteca, cocina, hasta garage,
ese calor que está bajó el tendido
me nombra con razón en todas partes
mientras paso mi mano por tu espalda,
y tu robusta nalga mi orfeón,
adelante o atrás de mis fronteras,
mi derecha y mi izquierda,
que tú eres,
puedo dejar seguro en estas líneas
que eres sin dudar
salvaguarda de todas mis perezas
y defensora a ultranza ante el que sea
de mis nimios e insulsos quehaceres,
mujer mía,
guarnecedora amable
de mis tórridos recuerdos...
gracias a vos remiendo mis enseres
y los separo intactos
de tus sueños...

JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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martes, 3 de septiembre de 2013

PERDIDOS Y ENCONTRADOS / Poesía de José Ignacio Restrepo


LOS LENTAMENTE 
DICHOS


Los lentamente dichos hace tiempo
nos están alcanzando sin piedad,
restallando sus látigos de vidrio
sobre arcos levantados y tirados
por vocación o por mera intuición,
por los dos en distintas ocasiones,
y que ahora pueden verse
como lámparas,
de los nichos colgando cual galeotes
de brazos irradiando luchas tristes,
cuerpo a cuerpo amantes en disputas,
con los muros ladeados sosteniendo
sus enjambres de sueños diminutos,
que ya vuelan tan bajo,
tú lo sabes,
lo sé yo
que procuro no chocarme,
para  evitar la radio de los otros,
la tv que parece nos replica,
los paridos rastrojos que llenaron
nuestra cama servida y dividida
para juntos llegar al otro día,
y que no se parezca por defecto
al lugar donde duermen
y apetecen
no ser ya más del otro,
esos otros
que ya se nos parecen...

Atacada conciencia de lo frágil
perdida de mi mano
en un minuto,
cómo puedo entrarle y defender
el valor de la carne que resiente,
cada pecado inmenso de no hacer
lo escrito en la bitácora
hace tiempo,
cómo puede esa espalda lastimada
entregarse al sabio que en mis manos
estudio para esas contingencias,
y otras muchas,
vedadas, permitidas,
cuyo nombre de pila te recuerdan
que de siempre supiste que eras mía,
y a esta hora que lentamente pasa,
de silencios y graves entropías,
simplemente musitas
- no mi amor,
no me duele la espalda, es la fatiga-
mientras dicen mis ojos, 
- corazón,
es de sabios en ternuras adiestradas
compartir el amor hasta el cansancio
y poner y quitar el camisón,
saber untar ese pan
con mermelada -

JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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